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Innovación para superar obstáculos

España se suma a los países que fabrican sofisticados equipos para discapacitados

España acaba de entrar en el exclusivo cuarteto de países fabricantes de exoesqueletos (una especie de pantalones mecánicos para que vuelvan a andar quienes van en silla de ruedas) gracias a la empresa española Gogoa Mobility Robots. La pionera es la japonesa Ciyberdyne, que alquila 1.000 exoesqueletos a centros de rehabilitación, y vale 2.000 millones de dólares en Bolsa (1.839 millones de euros). Otras dos empresas estadounidenses y una israelí hacen estos sofisticados equipos con los que han vuelto a andar unas 400 personas.

Un prototipo de equipo para discapacitados
Un prototipo de equipo para discapacitados

El exoesqueleto es el producto más revolucionario del mercado mundial de las personas discapacitadas (visuales, auditivos, cognitivos y físicos), formado por casi 1.000 millones de personas que mueven unos 5,8 billones de euros, según el informe La accesibilidad en el mundo creciente de la telefonía móvil, realizado por Chris Lewis para Telefónica. No hay datos desagregados de mercado. La Unión Europea estima que los dispositivos de apoyo para la discapacidad mueven 30.000 millones de euros al año. En España, los hogares gastan 3.000 millones de euros en discapacidad.

El gran problema del mercado es que la fragmentación (tanta como tipos de discapacidades) dificulta la rentabilidad de los productos. “La tecnología ayuda a superar este problema porque abarata las soluciones. El mercado español de las TIC accesibles ya mueve 2.000 millones, son las empresas de mayor futuro en el mercado de la discapacidad”, cuenta Juan Luis Quincoces, director general del Centro Nacional de Tecnologías de Accesibilidad. España suma otro problema. “La investigación se hace en las universidades y los centros de investigación, y falta la financiación y las personas capaces de adaptar los avances al mercado para comercializarlos”, explica David Zanoletty, jefe de Tecnología Accesible e I+D de Fundación ONCE. El acercamiento de emprendedores para comercializar la investigación de los laboratorios españoles logra productos punteros en el mundo.

Un ejemplo. El desarrollo del exoesqueleto español Hank ha costado un millón de euros, invertidos en 10 años de trabajo del Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el Hospital de Parapléjicos de Toledo y la adaptación comercial de Gogoa Mobility Robots. Hank sale al mercado el próximo mes de mayo desde 60.000 euros, y recibirá 1,5 millones de euros de financiación europea para ir al mercado global.

“Hank es el único exoesqueleto en responder a las señales cerebrales de quienes tienen lesión medular completa por debajo de la [vértebra torácica] T8. El resto son robots que funcionan con mandos, o modelos para quienes tienen fractura parcial de la columna o dificultades motoras”, explica Carlos Fernández Isoird, consejero delegado de Gogoa Mobility Robots. En España hay 500.000 usuarios potenciales, y 12.000 nuevos usuarios al año. El siguiente modelo de Hank será una especie de traje para convertir a los bomberos en superhombres con una fuerza suficiente para levantar 125 kilos en cada brazo, y otro tanto en la espalda.

Un mercado de pequeñas y medianas empresas

El gran gigante empresarial de la discapacidad es Ilunion Tecnología y Accesibilidad, la empresa de Grupo Ilunion (de Fundación ONCE) que facturó seis millones de euros en 2015. Ultima la adaptación, por ejemplo, de 10.000 cajeros de La Caixa; implanta más de 9.000 puntos de información para invidentes en una nueva ciudad de Qatar, y desarrolla un sistema (junto con Fundación Vodafone y TMB) para guiar a los invidentes en la red de metro de Barcelona. "Será la primera solución comercial de este tipo realizada en grandes instalaciones interiores europeas, y no hemos encontrado otra en el mundo", cuenta Ana Uruñuela, directora de Ilunion Tecnología y Accesibilidad.
El resto de las firmas del sector, en su mayoría, son pymes. Los últimos datos indican que había 345 fabricantes y distribuidores de tecnología accesible en 2012, tras doblar la cifra de 2010 y mantener la tasa de los fabricantes en solo un 22%, una cifra muy inferior a la media europea. La mayor es BQ, factura 1,7 millones de euros (un 25% con ventas en 28 países). Grandes empresas, como Indra, trabajan puntualmente para este mercado.

El ratón ocular de Irisbond es otro producto fruto de siete años de trabajo del laboratorio público Vicomtech, la adaptación al mercado de los socios de Irisbond, y una inversión de 1,5 millones de euros. “Solo competimos con dos empresas de Estados Unidos y de Suecia, pero nuestro modelo es un 30% más barato, y mucho más preciso y fácil de usar. Niños con parálisis cerebral y dificultades para utilizar los equipos de la competencia empiezan a usar el nuestro en 20 minutos”, asegura Eduardo Jáuregui, máximo responsable de Irisbond. En dos años, la empresa ha obtenido beneficios con una facturación de 250.000 euros, exporta a Argentina y entra en Chile.

Las empresas de este mercado logran crecimientos significativos aun naciendo en medio de la crisis. Creada en 2009 por dos emprendedores y una inversión de 300.000 euros en I+D, Doit Sistemas Multisensoriales alcanzó el beneficio en 2013 haciendo salas para estimular los sentidos para personas con discapacidad sensorial, y mayores con demencia. En 2015 facturó 500.000 euros, un 20% procede del exterior. “Hacemos proyectos llave en mano para centros de educación y residencias de mayores. Competimos con 5 grandes empresas mundiales y 15 pymes europeas, y hemos ganado concursos públicos hasta en Francia”, cuenta Javier Aluja, directivo de Doit Sistemas Multisensoriales, que está a punto de comercializar una plataforma para estandarizar los tratamientos de salud mental.

Precisamente la Comisión Europea persigue la armonización del mercado para garantizar la accesibilidad de bienes y servicios, tal y como recoge la Estrategia Europea sobre Discapacidad 2010-2020. Una de cada seis personas de la UE tiene una discapacidad entre leve y grave, y sube a uno de cada tres en mayores de 75 años. “La OMS indica que el 15% de la población tiene alguna discapacidad, pero el gran crecimiento de este mercado viene del envejecimiento de la población”, subraya Juan Luis Quincoces.

Las oportunidades son enormes. Eneso, una pyme de 250.000 euros de facturación (crecerá un 25% en 2016), exporta a todo el mundo y desarrolla productos con laboratorios de universidades europeas. El próximo en salir al mercado será un cinturón con vibradores para que los invidentes puedan correr, sin guía acompañante, en pistas de atletismo dotadas de sensores.

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