El placer de patinar sobre plástico
Xtraice lidera las ventas de pistas de hielo sintéticas, con una facturación de 4,5 millones
Una de las claves del éxito está en saber aprender de los errores, incluso, del de los demás. Esto es lo que hizo el empresario Francisco Ortiz al descubrir que las pistas de hielo sintéticas que distribuía de una empresa canadiense no servían en Sevilla. “Eran de plástico y madera y debido al salto térmico se deformaban”, explica su hijo Adrián Ortiz, al frente de Xtraice hace cuatro años. Ante las reticencias del empresario canadiense a modificar su producto, Ortiz decidió enfundarse los patines y fabricar sus propias pistas. “Mi padre se dio cuenta de que el gigante estaba dormido y que no quería despertarse”, afirma el sucesor. Casi una década después, Xtraice es la empresa líder del sector con una facturación de 4,5 millones de euros.
Uno de los proyectos más importantes fue para Disneyland París en 2009
La solución era bastante sencilla: bastaba con quitar la capa de madera. “Encontramos inversores que creyeron en nuestro proyecto y al año de comenzar las investigaciones con varios centros del conocimiento, como el CSIC, nuestro producto ya era mejor que el del canadiense”, apunta Ortiz, quien no tiene reparos en revelar la fórmula. “Las pistas están hechas con polvo de plástico, líquido deslizante y diferentes aditivos para, por ejemplo, protegerlas del sol. El secreto está en las cantidades, de ahí que sigamos investigando para conseguir parecernos cada vez más a las de agua congelada”, explica el empresario. Antes de salir al mercado, el nuevo acabado salta del laboratorio a un pequeño circuito de prueba. “Hay que probar si también hay feeling patinando”, apunta. “Preferimos darle a las otras empresas nuestras fórmulas antiguas antes de que sus pistas den mala reputación al negocio. La competencia nos viene bien para dar a conocer el producto”, reconoce sin complejos.
Tras un plan de negocio puesto en marcha hace cuatro años: “Nos habíamos estancado en los 1,5 millones de facturación”, recuerda Ortiz, Xtraice prevé rozar los seis millones en 2016. Una cifra que espera multiplicar con su nueva línea de negocio: la venta de pistas para hogares americanos. “Un emprendedor debe tener visión y ganas de arriesgarse. Con este proyecto esperamos sumar otros 10 millones. Hay que tener en cuenta que en Norteamérica hay más de 12 millones de practicantes de hockey y que, con un precio medio de 6.000 dólares, solo tendríamos que vender 1.600 pistas para llegar a esa cifra. No es una locura, ¿no?”, explica Ortiz. En España, sin embargo, las ventas solo representan un 4% (unos 400.000 euros). “Es difícil abrirse camino, no hay cultura de este deporte. Y a ello se suma el obstáculo del miedo a cambiar, a lo nuevo, a lo diferente. Nadie es profeta en su tierra”, dice casi resignado Ortiz antes de enumerar las ventajas de sus pistas: “Tienen un coste de mantenimiento cero y son respetuosas con el medio ambiente. Con las de agua congelada, solo en electricidad, se gasta 40.000 euros al mes”.
La empresa ha montado un millar de pistas en 80 países, desde Israel a Paraguay
Xtraice da la vuelta al mundo con un millar de pistas en 80 países. De Sudán o Israel hasta Chile o Paraguay. La compañía acapara más de la mitad de la cuota de mercado. “Uno de los proyectos más importantes fue la construcción de una pista en Disneyland París en 2009. Si un gigante del ocio como este confía en ti, se te abren muchas puertas”, asegura Ortiz, quien presume de haber instalado la pista más alta del mundo en Chicago y la más grande en Japón.
En pocos años, Xtraice se ha hecho con un mercado que debe alimentar de mobiliario y material, patines incluidos. “Usábamos las cuchillas para agua congelada, pero se desgastaban más rápido. De ahí, que lanzáramos nuestra propia línea”, explica Ortiz. Y todo ello, sin dejar de innovar. “Hemos creado pistas interactivas para practicar deportes como el curling y estamos a punto de lanzar las primeras rampas de hielo sintéticas. Es un sector con muchos frentes por explotar”.
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