Borrón y cuenta nueva en San José
La constructora respira tras de ceder su inmobiliaria a cambio de eliminar deuda
El grupo gallego San José lleva varios años jugando un duro partido contra la crisis y contra sus propios errores. La presentación de resultados trimestrales, hace apenas una semana, parece haber despejado muchas dudas sobre la constructora que dirige el empresario Jacinto Rey, un gran coleccionista de arte esquivo a los medios de comunicación. La sociedad cerró el pasado año con unas pérdidas superiores a los 100 millones, una deuda de 1.474 millones y un patrimonio negativo en 33 millones de euros. Sus ventas, de 465 millones, caían a un ritmo del 11%. El lastre venía de lejos, cuando en plena euforia económica compró a la familia Fernández Fermoselle el 57% de la inmobiliaria Parquesol a un precio de 23 euros por acción. Era el año 2006 y Rey pagó en aquella onerosa operación 917 millones.
Tras el estallido de la burbuja, todo cambió. La salida del grupo a Bolsa en 2009, que vehiculó Parquesol, no reforzó su posición en el mercado: los títulos del grupo comenzaron a cotizar a 12 euros y han caído a un valor de un euro, entre otras cosas porque nunca han pagado dividendos. "Desde 2009 nuestra evolución viene marcada en mayor medida por circunstancias del mercado que por la salida a Bolsa", reflexiona su gerente, José Luis González.
Por fortuna para la constructora, la foto ha cambiado mucho en los últimos tiempos. El pasado 30 de junio el grupo San José comunicaba a la CNMV el cierre de un acuerdo con la banca acreedora para desprenderse de su cabecera inmobiliaria, lo que eliminó de su balance 1.329 millones de deuda, el 81,7% de todo su pasivo. Sus ingresos han ido basculando hacia el exterior: hace dos años el mercado internacional representaba la mitad de sus ventas y ahora ya es el 70%. Están en beneficios con un Ebitda de 39 millones de euros. "Si atendemos a la cifra de negocio, es evidente que en estos años hemos pasado de facturar 1.000 millones a 500, pero si entramos en el detalle vemos que este año hemos vuelto a números positivos, nos hemos centrado en nuestro negocio, lo que históricamente siempre hemos sabido hacer. Nos hemos diversificado geográficamente, dada la situación del mercado en España", asegura González.
Proyectos en 20 países
Un consejo renovado
La consolidación de su estructura internacional también se ha notado en sus órganos de gobierno. Los dos hijos del constructor, Jacinto y Javier, ocupan puestos relevantes en el consejo y la comisión ejecutiva, y en 2014 abandonaron el cargo históricos compañeros de viaje, como los economistas Juan Iranzo o Guillermo de la Dehesa. Como contrapartida, Jacinto Rey ha reforzado el perfil internacional de su empresa. Este verano se anunciaba la llegada de Sunil Kanoria, vicepresidente y fundador de Sreir, una institución financiera pública india que se dedica a la financiación en el sector de infraestructuras. También es director de una joint venture entre Sreir y BNP Paribas. Al comité internacional se ha incorporado otro extranjero: Nasser al Darei, presidente de Gulf Connection, una consultora de Abu Dabi que da servicio a empresas que quieren establecerse en los Emiratos Árabes.
La edificación no residencial repartida en más de 20 países es su fuerte. Sus dos proyectos más importantes en marcha están en la construcción del Museo del Louvre y el hospital Al Ain de Abu Dabi (Emiratos Árabes), que suman 1.700 millones de dólares. El museo, diseñado por el arquitecto Jean Nouvel con 4.860 piezas en su cúpula, supone un reto importante: la estructura tiene que estar perfectamente climatizada y en parte va a ser inundada. En estos momentos también diseñan hospitales en Chile, construyen una autovía en Timor, amplían el aeropuerto de Katmandú en Nepal y levantan un nuevo ministerio en el Congo. "La estrategia de internacionalización realizada en los últimos años supone una cartera extranjera de 1.014 millones de euros", señalaba la empresa durante la última junta de accionistas. Sin embargo, la cartera de proyectos del grupo ha caído de los casi 3.000 millones a 2.008 a causa de que Chile decidió poner fin este verano al contrato de construcción y gestión de una autopista en la región de Antofagasta por "incumplimientos graves". Según su gerente, José Luis González, fue el grupo el que decidió liquidar el contrato porque el retraso en la adjudicación (prevista para 2013 pero que se hizo efectiva a finales de 2014) disparó los costes materiales y financieros.
En cuanto a la situación de la deuda, la tranquilidad parece haber vuelto al grupo. Los vencimientos más importantes vendrán después de 2018, con un calendario de cumplimiento alcanzable, según su gerente. Atrás parece haber quedado la apuesta por la diversificación del negocio que llevó a San José a apostar fuerte por su división de energía (que apenas representa un 2%). A corto plazo la compañía cree que se empieza a ver una recuperación en España: "Creo que está claro que el mercado no va a caer más. Lo que no sabemos es qué grado tendrá la curva de esa recuperación". No tienen en mente que sea a través de nuevas promociones inmobiliarias: ese mercado, dicen, prácticamente ha desaparecido. Fuera del país ponen los ojos en América Latina (México, Argentina, Perú) y Oriente Próximo, pese a que la caída del crudo esté debilitando las cuentas de las petromonarquías.
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