México exhibe su poder automotriz en el tratado comercial del Pacífico
La industria mexicana del automóvil recibe con optimismo los términos del nuevo marco de libre comercio con Asia
El sector del automóvil ha sido uno de los principales puntos de fricción durante los cinco años de negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, en sus iniciales inglesas), firmado esta semana en Atlanta, y que abre un abre un nuevo horizonte para los flujos comerciales entre las economías asiáticas y americanas. En la mesa se sentaban tres de las primeras potencias del motor: EE UU, Japón y México. Cada uno preocupado por preservar su cuota en el nuevo ecosistema libre de diques arancelarios. México, primer productor de América Latina y octavo del mundo, había mostrado en varias ocasiones su inquietud ante la afilada competencia asiática. Tras un duro tira y afloja, la industria mexicana está recibiendo con optimismo los términos del pacto.
El nudo gordiano ha sido la llamada regla de origen. Es decir, el porcentaje de componentes de un coche –asientos, tableros, circuitos eléctricos, etc– que han de proceder de países que integren el TPP para beneficiarse del paraíso arancelario. EE UU, el gran muñidor de un pacto que aglutina a 12 países –el 40% del PIB mundial– y que aspira a disputar la hegemonía asiática de China, concedió en junio una bula al sector nipón: la regla de origen quedaba fijada en el 30%. Japón se anotaba un tanto para sus fabricantes ya que gran parte de sus componentes provienen de vecinos como China o Tailandia, países que no forman parte del TPP.
El acuerdo de junio se encontró sin embargo con la negativa de México, que no estaba dispuesto a rebajar tanto el límite del 60% marcado por el tratado de libre comercio (ALCA, en sus siglas en inglés) firmado hace 20 años con EE UU. Tras un áspero forcejo entre las delegaciones japonesa y mexicana, la cuota final es del 45%. “Nos sentimos cómodos con este porcentaje”, señala Eduardo Sánchez Solís, presidente ejecutivo AMIA, la patronal de la industria automotriz mexicana. “El 45% nos protegerá de importaciones de países de bajo costo, sin inversión y con materias primas de países de fuera de la región”, apunta por su parte el Oscar Albin, presidente ejecutivo de la Industria Nacional de Autopartes (INA).
Casi el 80% de los más de tres millones coches que se producen en México tienen como destino EE UU
Su condición de vecino de EE UU y el ensanchamiento de las rutas para los movimientos de capital y servicios que propició el ALCA tiene mucho que ver en el brillo de México para la industria del motor. La ventaja logística y los bajos costes laborales han sido un imán para la implantación de las grandes firmas en México: General Motors Ford, Chrysler, Volkswagen, Nissan, Toyota, BMW, Volvo o Mercedes-Benz. Desde la firma del tratado liberalizador con EE UU la producción de coches ha pasado de un millón a tres millones, según cifras de la AMIA.
“Este nuevo tratado es una evolución del ALCA, que avanza en la integración de las cadenas productivas. Además, es una gran noticia para el sector de la exportación dado el entorno de volatilidad de precios y con el peso mexicano a niveles bajos”, apunta Ana Lilia Moreno, economista investigadora del centro de estudios CIDAC.
México es la cuarta potencia exportadora del mundo del motor y la primera con destino a EE UU, superando recientemente a Japón. Casi el 80% de los más de tres millones coches que se producen en México acaban al otro lado de la frontera. “Debemos cuestionarnos si EE UU será capaz de absorber nuestra oferta. Tener acceso a nuevos mercados como Australia, Nueva Zelanda, Malasia o Singapur nos dará la oportunidad de diversificar nuestros clientes en un mercado altamente competitivo”, añade Albin.
El aterrizaje durante estos años de las principales casas motoras en el país ha servido para fortalecer a su vez la industria de las autopartes –fabricantes de componentes – que nutren a las grandes armadoras. Este sector paralelo cerró el año pasado con un volumen de negocio 81.500 millones de dólares, récord histórico, según cifras de la patronal. Las previsiones son que en cinco años el volumen engorde aún más hasta convertiste en el quinto productor del mundo, superando incluso la Corea del Sur.
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