La patronal se mete en campaña electoral
Rosell había generado críticas entre los empresarios por su tibieza
Los presidentes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y de la Cámara de España, Juan Rosell y José Luis Bonet, irrumpieron el pasado lunes en escena con una carta pública, que no obstante firmaban como empresarios y no como presidentes de las respectivas organizaciones y en la que destacaron las “graves consecuencias” económicas que tendría para Cataluña y para España la independencia catalana.La carta abierta se convirtió dos días después en prácticamente el único tema de debate en las reuniones de la comisión ejecutiva y de la junta directiva de la CEOE. Y eso que no figuraba en el orden del día.
Después de cuatro horas de debate sobre la conveniencia o no de hacerlo, la gran patronal decidió emitir un escueto comunicado de cinco puntos en el que respaldaba la citada carta abierta y al que se sumaba Cepyme, cuyo presidente, Antonio Garamendi, también se ha mostrado muy activo.En las dos reuniones hubo más intervenciones que nunca en un ejercicio democrático pocas veces visto en la madrileña sede de Diego de León, 50. Había quien entendía —entre ellos, el propio presidente— que con la carta abierta ya quedaba suficientemente aclarada la posición. Pero la mayoría pensaba que era necesario que la patronal se expresara con su firma y no se quedara en una opinión individual. No obstante, ante la eventualidad de hacer un comunicado, llevaba escrito un borrador del que solo se quitó una referencia a la unidad de España para dejar a todos contentos. efectos de la secesión Una vez acordado el comunicado, la junta directiva también decidió elaborar un manifiesto más amplio abundando en las consecuencias de la hipotética secesión tanto para Cataluña como para el conjunto de España y en la exigencia de diálogo.
Pero lo importante de este documento es que irá acompañado de cifras, de manera que se puedan demostrar las apreciaciones sobre las consecuencias negativas de la independencia y hacérselos llegar a la ciudadanía, sobre todo a la que está llamada a votar. De momento, los equipos técnicos de la patronal están trabajando en el manifiesto con el horizonte de tenerlo listo a lo largo de la semana que entra para que la cúpula pueda analizarlo y, posteriormente, lanzarlo a los medios. Datos como el impacto en el PIB regional o la evolución de empresas con sede en Cataluña, sobre todo filiales de multinacionales, que suponen el 10% del empleo.
La publicación supone meterse de lleno en campaña electoral, motivo por el cual algunos empresarios se mostraron en contra del pronunciamiento. Sin embargo, la mayoría piensa, y así se expresó en el desarrollo de la junta directiva del miércoles pasado, que precisamente es lo que debe hacer y que lo contrario sería nadar y guardar la ropa. “No hacerlo daría la sensación de desencanto y de que no pintamos nada cuando se están pronunciando desde todos los estamentos”, apunta un destacado dirigente. La carta, en todo caso, sirvió para desatascar las tuberías de la patronal. Bonet, presidente además de Freixenet, ya se había mojado en varias ocasiones en el mismo sentido. Rosell, sin embargo, había sido más tibio, al menos en público, motivo por el cual había generado críticas. Por eso, su salida a la palestra supuso un cambio de percepción tanto en el entorno empresarial como en instituciones de todo tipo que se lo reclamaban.
Durante las últimas semanas se habían producido contactos entre dirigentes significados de distintas patronales que consideraban que la organización debía expresar el parecer de los empresarios sobre la hipotética secesión catalana y censuraban la atonía mostrada en la cúpula ante las elecciones del 27-S, sobre todo después de que la patronal catalana Foment del Treball lo hubiera hecho.
Para presionar a Rosell, habían preparado la artillería para la junta del 16 de septiembre, que se adelantó al día 9 porque el líder de los empresarios acompañará al rey Felipe VI en el viaje a EE UU de esta semana.Rosell aprovechó bien el adelanto: lanzó la carta pactada con Bonet a finales de agosto y dos días después abrió su debate en la casa de los empresarios, lo que permitió el respaldo de las grandes patronales sin imponer criterios particulares. De hecho, su intención inicial era firmar la carta como presidente de la CEOE, pero tanto él como Bonet decidieron hacerlo individualmente, ya que al tener que someterlo a consideración de los plenos de ambas organizaciones (junta directiva en el caso de la CEOE), les hubiera retrasado la publicación.
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