En Santiago de Compostela ha abierto un cine. Como los de siempre, en el casco urbano, no en un centro comercial, que es donde quedaba el único existente. Y lo ha hecho este año, en marzo, cuando en España quedan solo 700 cines, un 30% menos que los que había hace una década. La apuesta parece arriesgada, pero está funcionando. Antes de abrir sus puertas, el objetivo de rentabilidad que se había marcado la empresa era llegar a los 18.000 espectadores al año, pero en apenas cuatro meses ya suma 9.000.
Numax, que así se llama el cine, es una cooperativa de cinco socios trabajadores (Ramiro Ledo, Irma Amado, Pablo Cayuela, Carlos Hidalgo y Antonio Doñate), con experiencia previa en el mundo audiovisual, editorial y del diseño. Ellos decidieron que todo en Numax fuese producto de la economía social. La financiación, 300.000 euros a devolver en siete años, la consiguieron a través de la cooperativa de crédito catalana Coop57 gracias al aval de 182 particulares. El local lo diseñó una cooperativa de arquitectura gallega, Hábitat Social. Y hasta las butacas, 70, son de cooperativa, forma empresarial desde 1955 de una de las principales fábricas de España, la riojana Ezcaray Internacional.
“Tuvimos claro casi desde el principio el modelo de la cooperativa, porque no queríamos hacernos ricos sino crear nuestros propios puestos de trabajo en condiciones dignas, tras experiencias previas como autónomos con varios trabajos a la vez para sobrevivir”, explica Carlos Hidalgo. Asegura que poner en marcha Numax no ha sido fácil y lo achaca a que “la Administración no tiene claras sus propias leyes, por un lado te apoyan como cooperativa pero luego te tratan como una empresa más”. Además en su caso, apunta, “no entienden que los trabajadores no quieran tener ánimo de lucro” ya que ellos han decidido que todos los beneficios se reinviertan. Sus propios sueldos están limitados a un máximo del 50% por encima del convenio del sector. Para su lanzamiento, Numax ha contado con las ayudas habituales a los nuevos emprendedores, “nada extraordinario”, dicen, pero ya les ha llegado el primer premio, de la Xunta de Galicia, como mejor proyecto de una cooperativa en este 2015.
Numax es un cine, pero el sector atraviesa por las suficientes dificultades como para que sus socios no lo fiaran todo a una pantalla y un proyector. Es también una librería con unos 5.000 títulos —“otro negocio hoy muy difícil, pero funcionó desde el primer día”, apunta Pablo Cayuela–, una diminuta cafetería y un estudio de diseño y producción audiovisual. “Nuestras entradas cuestan un euro menos que la media de los cines de la provincia de A Coruña, un euro que compensamos con lo que se vende en la cafetería y la librería”, cuenta Carlos. “Todo está interrelacionado, una cosa no podría funcionar sin la otra”, asegura.
El diseño y la producción audiovisual, a lo que se dedican tres de los socios, estaba previsto que fuese una importante fuente de ingresos. Pero esta empresa también ha tenido que adaptar su plan de negocio a la realidad. “Estos primeros meses el cine ha tenido tanto éxito que no hemos podido dedicar tanto tiempo como preveíamos a lo que llamamos Laboratorio Numax”, coinciden Carlos y Pablo. De hecho, han tenido que incorporar a una sexta “socia trabajadora a prueba” que, según como vaya el negocio, podría sumarse a la cooperativa.
Numax también complementa sus ingresos por otras vías que esperan ir incrementando en los próximos meses. De momento ya proyectan dos anuncios comerciales antes de sus cuatro sesiones diarias y han alquilado sus instalaciones un par de ocasiones para eventos ajenos.
Los cinco socios son conscientes de que el futuro del negocio depende de que la gente siga yendo al cine y no lo cambie por otras formas de ocio, por eso uno de sus esfuerzos se centra en fidelizar a sus clientes. Ya cuentan con 530 abonados que pueden acceder a entradas más baratas y otros privilegios. Y lanzarán un proyecto formativo para escolares con el que enganchar a nuevas generaciones de compostelanos al séptimo arte. Para que los cines no sean, como la película que inauguró en marzo el Numax, con su director Aki Kaurismäki presente por sorpresa en la sala, Nubes pasajeras.
El lento proceso de la tecnología
Según el censo que elabora la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), en España existían a 1 de abril de este año 679 cines, cuando en 2001 llegaron a ser 1.018. El número total de pantallas o salas, sin embargo, es similar ahora al de hace una década y media, algo más de 3.000, lo que evidencia que en este tiempo han ido cerrando locales pequeños y abriéndose cines multipantalla. Un cambio que ha afectado especialmente a los pueblos en beneficio de las ciudades: hoy en toda España 438 poblaciones cuentan con al menos un cine, cinco menos que hace un año, y solo el 26,7% de los españoles que viven en municipios de menos de 50.000 habitantes dispone de una sala en su lugar de residencia.
Junto con los cambios en las formas de ocio, la digitalización de las salas, abandonando el viejo celuloide, ha sido uno de los principales obstáculos para los cines pequeños. El 92% ya tienen proyector digital, pero esa cifra solo revela la proliferación de los modernos cines multisala. Si lo que se toma es el número de locales, el porcentaje de los que tienen al menos una sala digitalizada baja al 75,9%. Y si se analiza cómo es esa cuarta parte de cines que aún no han dado el primer paso, la AIMC señala que “la gran mayoría (90,3%) son pequeños cines de sala única”.Pero mientras unos cierran, otros abren y se asocian para intentar resistir. Numax forma parte de la recién creada Red CineArte, que se presentó formalmente el 20 de abril, en la última edición del Festival de Málaga. Su Declaración de Málaga fue firmada por 16 cines que, como Numax, piden la reducción del IVA, apoyos para la digitalización y una mayor diversidad en las películas que se distribuyen. El cine como cultura, no como industria
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