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Las Bolsas chinas vuelven a los números rojos

Shanghái y Shenzhen acusan la volatilidad y se dejan un 2,2% y un 3,3% respectivamente en los últimos diez minutos de sesión

Un inversor observa una pantalla con cotizaciones en una casa de inversión de Nanjing (provincia de Jiangsu).
Un inversor observa una pantalla con cotizaciones en una casa de inversión de Nanjing (provincia de Jiangsu).REUTERS

Las Bolsas chinas viven en su particular montaña rusa y los últimos minutos de cada sesión son especialmente intensos. Si ayer los dos principales índices del país se dispararon durante la última media hora, este jueves se mantuvieron en niveles más o menos estables hasta que a diez minutos del cierre los inversores empezaron a vender sus títulos masivamente. Shanghái acabó cediendo un 2,2% y Shenzhen un 3,3%.

Desde el batacazo del lunes, cuando los mercados de renta variable del gigante asiático sufrieron su peor jornada diaria en ocho años, las autoridades han intensificado sus medidas de control para estabilizar a los mercados. Si bien las promesas de más estímulos consiguieron que las cuantiosas pérdidas del lunes no se prolongaran, no logran frenar su volatilidad.

Los inversores respondieron negativamente a un artículo del China Securities Journal que apunta que las principales entidades financieras del país están revisando sus niveles de exposición a las Bolsas a través de productos de gestión de patrimonios y préstamos garantizados con acciones. Un replanteamiento de su estrategia podría derivar en menos crédito para los inversores y minar su confianza, muy tocada tras las sucesivas caídas registradas en junio por el estallido de la burbuja bursátil. Muchos de estos inversores dependen enormemente de estos vehículos de financiación.

Tras ocho meses de euforia alcista durante la cual los principales mercados de valores del país se revalorizaron más de un 150%, los inversores empezaron a vender en cadena al comprobar la poca sostenibilidad de sus inversiones. Durante la debacle de evaporaron más de 2,9 billones de euros de cotización bursátil, lo que provocó una respuesta inmediata del Gobierno chino para frenar la caída libre. En un rescate sin precedentes, las autoridades inundaron los mercados de liquidez, planificaron un programa de compras de acciones para evitar el derrumbe de su cotización, prohibieron a los grandes accionistas desprenderse de sus títulos y hasta iniciaron pesquisas policiales contra la práctica de venta a corto. "No hay ninguna duda de que las autoridades chinas han llevado a cabo la intervención más agresiva y rápida en un mercado de valores de la historia en el mundo", asegura en un informe Alicia García Herrero, economista jefe de Asia Pacífico de Natixis.

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