Perspectiva empresarial
Llama la atención el contraste de la confianza de los empresarios con las de los asalariados
Los empresarios españoles dan por asentada la recuperación de la economía española. Esta es una de las conclusiones que se deducen claramente de las encuestas cursadas a las 280 grandes empresas que han participado en la última edición del Barómetro empresarial de este diario. Un 86% de los encuestados aprecia mejoras en la evolución macroeconómica, 20 puntos más que en el anterior barómetro. Un 78% cree que la situación mejorará en los próximos seis meses, pero los porcentajes son significativamente inferiores cuando se les pregunta sobre su propio sector. La macroeconomía mejora, pero cuando se trata de particularizar esa visión en la casa propia el optimismo es menor. Aunque más de la mitad considera que su sector ha ido a mejor. El optimismo es mayor en los empresarios pertenecientes a la hostelería y al sector turístico. Aunque se han atenuado las críticas al Gobierno, siguen siendo importantes las relativas a la sequía de la inversión en I+D (el 63% no está de acuerdo con la actuación del Gobierno) y la política fiscal, con un 56% de opiniones negativas.
El principal factor de inquietud que revelan esas encuestas tiene que ver con la incertidumbre de los próximos resultados electorales. En particular esa inquietud se centra en el probable ascenso de nuevos partidos políticos así como en el horizonte abierto por la convocatoria de las elecciones catalanas. En realidad, el 60% de los empresarios encuestados considera que el nuevo mapa político afectará negativamente a la recuperación, mientras que uno de cada cuatro considera que no tendrá efecto alguno.
La corrupción es otro de los centros de atención empresarial. Más concretamente, es la decepción respecto de los partidos tradicionales y la contaminación de esas malas prácticas sobre la reputación de las empresas. Para un 84%, los casos de corrupción condicionan seriamente la credibilidad de las empresas españolas. Cabría añadir, que el arraigo de esa percepción constituye una seria distorsión de las prácticas competitivas, del libre juego del mercado que con tanta frecuencia se invoca por los propios empresarios. La posición en las clasificaciones internacionales de nuestro país es de las peores de Europa.
Puede resultar chocante la escasa preocupación de los empresarios españoles por otros focos de inquietud europeos, como son las repercusiones de los desenlaces que tenga la crisis griega o la convocatoria de un referéndum en Reino Unido sobre su pertenencia a la UE. Casi las tres cuartas partes de los encuestados consideran que la crisis griega no pondrá en peligro la supervivencia del euro, aunque hay que tener muy presente la fecha de las encuestas, anteriores al referéndum griego del 5 de julio. Un 76% de los encuestados tampoco se inquieta por el desenlace de la correspondiente consulta británica, en particular sobre su impacto en el euro.
Llama la atención el contraste de la confianza de los empresarios con las de los asalariados reveladas en trabajos sociológicos similares. Los estados de ánimo de las familias siguen en gran medida divorciados de los indicadores macroeconómicos. Y esto, sin lugar a dudas, condiciona esas expectativas electorales y de evolución política que se presentan como las principales preocupaciones de los grandes empresarios. Y es que es cierto que desde el inicio de la crisis y en particular como consecuencia de su gestión, los resultados en términos de bienestar han sido muy distintos. Una amplia mayoría de españoles sigue viviendo peor que antes de 2008 y sus expectativas apenas mejoran o, en todo caso, no lo hacen al mismo ritmo que la evolución del PIB o, más concretamente, que el de los beneficios empresariales.
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