La Bolsa rebota tras ordenar Pekín a la policía actuar contra los especuladores
Shanghái (5,8%) y Shenzhen (4,25%) suben tras el anuncio de la investigación
Pekín está demostrando que es capaz de hacer lo que sea para frenar la sangría en las Bolsas del país. Las autoridades han anunciado esta mañana una investigación conjunta de la policía y la Comisión Reguladora del Mercado de Valores del país para atacar a los especuladores. Los esfuerzos se centrarán en los casos de "venta corta maliciosa", según informó la agencia oficial Xinhua. El viceministro de Seguridad Pública -uno de los departamentos más potentes del régimen chino-, Meng Qingfeng, visitó la sede del organismo regulador bursátil y prometió "castigar severamente las operaciones que violan las leyes y reglamentos".
La decisión, que se conoció una hora después de la apertura de los mercados, empujó a los dos principales parqués del país, que hasta entonces seguían con la tendencia negativa que arrastran desde hace prácticamente un mes. Finalmente, el índice de Shanghái cerró con una espectacular subida del 5,8%, Shenzhen sumó un 4,25% y Hong Kong repuntó un 5,46%. Las acciones de más de la mitad de las 2.800 empresas que cotizan en ambos parqués continúan suspendidas por decisión propia, mientras que 400 más registraron caídas del 10% en los primeros minutos de la sesión y quedaron anuladas automáticamente.
"La volatilidad sigue siendo extrema. Yo sinceramente no animaría a nadie a invertir su dinero en estas condiciones, muchos títulos siguen estando claramente sobrevalorados", asegura un analista bursátil que quiso mantenerse en el anonimato. El Banco Central chino siguió prometiendo más liquidez para hacer frente a la crisis bursátil y la Comisión Reguladora bancaria autorizó a las entidades financieras a renegociar las condiciones de las hipotecas que se habían otorgado como aval para invertir en Bolsa. Esta última medida supone un respiro para algunos de los millones de inversores que se vieron obligados a vender sus acciones en masa para pagar sus deudas cuando los precios comenzaron a bajar.
El intervencionismo de las autoridades durante las últimas semanas se ha ido incrementando a medida que el pánico se apoderaba de los inversores y Pekín ha utilizado todos los actores involucrados como herramientas políticas: comenzó con el recorte de los tipos de interés y el coeficiente de caja de los bancos para inundar el mercado de liquidez. Después se ordenó un plan de compras para dar apoyo a los valores más estables de ambos parqués que finalmente se ampliaría también a las pequeñas y medianas empresas. Las nuevas salidas a Bolsa han sido canceladas temporalmente, los impuestos a las transacciones rebajados y se han flexibilizado los límites de compra de acciones por parte de las compañías aseguradoras. Las corredoras de Bolsa, apoyadas por líneas de crédito del Banco central chino de hasta 38.000 millones de euros, han seguido comprando títulos a pesar de la caída. Las mayores empresas estatales del país se han comprometido a no vender y el organismo regulador bursátil prohibió este miércoles a los grandes accionistas de cualquier empresa cotizada que tengan más del 5% de su capital reducir su participación en los próximos seis meses.
Esta ofensiva ha permitido evitar mayores pérdidas este jueves, pero no está claro que haya logrado calmar a los millones de pequeños inversores que aportan aproximadamente el 80% del volumen de negocios. La mitad de las acciones de los parqués chinos están congeladas (las pérdidas que se evitan ahora podrían llegar cuando vuelvan a cotizar), mientras que las otras operan en un mercado virtualmente intervenido.
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