_
_
_
_
NEGOCIOS
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una cuestión de escala

La excesiva concentración del sector financiero puede generar importantes problemas

Luis Tinoco

La vulnerabilidad con la que la economía española estaba expuesta al contagio de la crisis desencadenada en Estados Unidos en el verano de 2007 residía en su elevado endeudamiento privado, no el público. Las familias y las empresas habían alcanzado máximos históricos como consecuencia de un muy fácil y barato acceso a la financiación bancaria. El sistema bancario estaba cargado de deudas de las familias y empresas, en su gran mayoría vinculadas al mercado inmobiliario. El colapso de este sector fue el denominador común con el epicentro de la crisis. Y los bancos sufrieron las consecuencias de una excesiva exposición inmobiliaria y de la dependencia de los pasivos captados en los mercados mayoristas. La crisis española, fue ante todo, una crisis bancaria.

El rescate específico a través de la línea de crédito que el gobierno pidió a las autoridades europeas tenía una condicionalidad muy exigente. Desde luego sobre las actuaciones a llevar a cabo con las entidades bancarias más dañadas, mayoritariamente cajas de ahorros. Su desaparición mediante la coinversión en bancos fue paralela a la reducción del número de oficinas y del personal, así como al aumento del grado de concentración del conjunto del sistema: de bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito. Hoy, un número reducido de entidades mantiene una parte elevada de los activos bancarios. Al mismo tiempo esos activos bancarios representan una elevada proporción sobre el tamaño de la economía, superior al promedio europeo.

Una de las ventajas que para los bancos sobrevivientes se supone asociada al aumento del tamaño medio es la generación de economías de escala. Ha sido la principal de las justificaciones que tradicionalmente se ha esgrimido para hacer frente al incremento de costes y reducción de márgenes. Nunca se supo muy bien a partir de que dimensión concreta se empezaban a generar esos rendimientos por tamaño, pero el caso es que la concentración parece ahora la principal salida al deterioro de las perspectivas de la actividad de banca al por menor. Una dirección incluso explícitamente defendida por los supervisores.

La excesiva concentración del sector financiero puede generar importantes problemas para el resto de la economía

Es verdad que al igual que ocurre en cualquier otro mercado a medida que se reduzca la competencia las posibilidades de generación de beneficios son, en principio, mayores. Pero la excesiva concentración puede generar importantes problemas para el resto de la economía.

En primer lugar reduce la capacidad de negociación de los demandantes de servicios bancarios, en especial de las familias y de las pequeñas y medianas empresas (PME). Las grandes empresas hace tiempo que han diversificado sus fuentes de financiación, mediante la apelación directa a los mercados de capitales. Pero las PME no tienen apenas alternativas al crédito bancario. En España la diversificación de instrumentos e instituciones financieras es de las más bajas de las economías avanzadas. Y eso condiciona la inversión empresarial, el crecimiento y expansión internacional. No menos importante son los efectos sobre la inclusión financiera asociados a esa concentración y a la desaparición de oficinas en pueblos donde la educación financiera, para la utilización de otros canales, es mucho menor.

Por último, pero no menos importante, la concentración eleva el riesgo ante perturbaciones sistémicas. Las autoridades pueden volver a caer en la trampa del “demasiado grande para dejarlo caer”.

Aun cuando el rodaje de la Unión Bancaria ha supuesto una mejora en el sistema bancario de la eurozona, la bancarización sigue siendo muy elevada. Y ahora se concreta en menos bancos. Si la concentración sigue adelante sin diversificar al mismo tiempo la estructura institucional del sistema financiero español podremos estar incubando problemas no muy distintos a los resueltos con el rescate de hace ahora justo tres años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_