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La regulación del ‘fracking’ divide al Gobierno de Alemania

La ley imporne restricciones a las prospecciones pero un centenar de parlamentarios se revelan contra el proyecto porque creen que el nivel de protección es insuficiente

Protesta contra el 'fracking' en Berlín el 1 de abril
Protesta contra el 'fracking' en Berlín el 1 de abrilFABRIZIO BENSCH (REUTERS)

El gabinete de la canciller Angela Merkel aprobó el miércoles pasado un proyecto de ley con el que en principio prohibirá el fracking, una técnica para extraer del terreno gas de esquisto, aunque deja la puerta abierta a su aplicación en algunos casos. Esta ley aún no ha llegado al Parlamento Federal y, sin embargo, ya está causando una grave grieta en la cohesión del Gobierno de gran coalición. Más de 100 parlamentarios de la democracia cristiana están dispuestos a votar en contra porque consideran que, pese a las restricciones, no hay una protección adecuada de los mantos acuíferos. 

“Varias decenas de diputados piensan que el proyecto de ley, en su actual forma, no puede ser suscrito”, explicó el diputado de la CDU, Andreas Mattfeld, ante el descontento que existe el en grupo parlamentario democratacristiano. “No nos podemos imaginar que se puedan realizar en todo el territorio perforaciones de prueba”, criticó.

Quienes se oponen a la ley critican que no hay una protección adecuada de los mantos acuíferos

La revuelta de los diputados, que según Mattfelld, incluye a más de un centenar, encierra un peligro para la cohesion del Gobierno y pone en aprietos a la ministra de Medio Ambiente, Barbara Hendricks (SPD), que se vería obligada a reescribir el proyecto de ley para evitar una crisis política, incluso aunque la medida diseñada por su ministerio contempla ya rígidas medidas para proteger las reservas de agua de consumo humano y la naturaleza en determinadas regiones y se prohíben en principio las prospecciones por encima de los 3.000 metros.

“Las nuevas normas permiten limitar el fracking para que deje de suponer un peligro para las personas y el medio ambiente”, dijo la ministra, al defender la iniciativa. “Proteger la salud y el agua potable es necesario. Por esta razón, queremos impedir el fracking lo máximo posible. La hifrofracturacion quedará prohibida en aquellos casos en que los que la responsabilidad por los riesgos no pueda ser asumida o no exista una evaluación concluyente”, añadió.

La nueva ley, que debe ser aprobada por el Parlamento federal y entrar en vigor el 1 de enero de 2016, recibió el interesado apoyo del ministro de Economía y Energía, Sigmar Gabriel, quien resaltó que acuerdo del Consejo de ministros ofrecía seguridad jurídica tanto a las personas como a las industrias afectadas. ”Sólo podrá hacerse uso de la tecnología de la hidrofracturación para fines científicos en casos excepcionales muy limitados y únicamente si los riesgos son controlables y asumibles y su práctica ha sido aprobada en un proceso transparente y público”, dijo el ministro y vicecanciller.

Zonas hídricas y reservas naturales, blindadas

La iniciativa legal prohíbe terminantemente el uso del fracking en zonas de producción hídrica, en regiones donde existan manantiales curativos y en zonas de reserva natural. Pero la urgente necesidad que tiene Alemania de reducir su dependencia del gas ruso, convenció al ministerio de Medio Ambiente de incluir la posibilidad de permitir la perforación bajo condiciones estrictas.

Si las perforaciones pasan los controles, se podría permitir el fracking comercial a partir de 2019

Si las perforaciones de prueba tienen éxito y un comité especial lo aprueba, la nueva ley podría permitir el fracking comercial a partir de 2019 para las capas más profundas o de baja permeabilidad.

La ley estipula que si las exploraciones dan resultados positivos, la aprobación de una futura explotación comercial de los yacimientos quedara en manos de una comisión de expertos, una medida que es cuestionada en las filas del grupo parlamentario socialdemócrata, que pide que la decisión final quede en manos del Bundestag y no de un grupo de expertos, que podría sucumbir al cabildeo de las compañías de energía.

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