Casas que apagan fuegos
Los detectores autónomos cuestan entre 15 y 20 euros y podrían evitar miles de incendios
A partir del 8 de marzo todas las viviendas deben tener instalados detectores de humos. Al menos, debe existir uno para que el seguro del hogar cubra el siniestro en caso de incendio. La normativa no es de España, sino de Francia, donde el fuego es la segunda causa de accidente doméstico que provoca más muertes en niños menores de cinco años. Según el Ministerio de Vivienda, se produce uno cada dos minutos, causando entre 600 y 800 muertes por año.
En Europa 4.000 personas fallecen cada año por este mismo motivo. En países como Alemania, Reino Unido, EE UU y Australia se exigen desde hace tiempo mayores dotaciones de seguridad en el interior de las casas. En nuestro país, la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, Tecnifuego-Aespi, ha iniciado acciones, junto a otras asociaciones de bomberos y profesionales, para que el Congreso de los Diputados recoja la petición de instalar sistemas y que se equiparen a otros equipos domésticos, como los de climatización.
En España no es obligatorio proteger el interior de las viviendas
No hay semana que no ocurra un incendio en una vivienda. El año pasado fue especialmente trágico: los fuegos provocaron la muerte de 116 personas. Un balance que supera al del año anterior, con 103. Supone un aumento del 11,5%. La mayor parte de ellos se origina por sobrecarga en la red eléctrica, instalaciones eléctricas defectuosas y descuidos (dejar encendida una estufa por la noche, un cigarro mal apagado, velas encendidas o la sartén en el fuego mientras se atiende una llamada). Dormitorio y salón son las estancias donde se producen más fuegos.
La diferencia entre tener un detector y no tenerlo puede salvar una vida. Estos aparatos avisan que ha comenzado un fuego, lo que permite adoptar medidas de intervención rápidas. Con estos equipos, un conato de fuego puede ser fácil de extinguir sin que acabe en tragedia. Los detectores de tipo convencional tienen un coste de unos 200 euros, y los analógicos, de unos 250 euros. Para una vivienda de 100 metros, el presupuesto ronda los 1.000 euros. Conviene instalar uno en cada dormitorio y otro en el salón. No obstante, el sector está llevando a cabo una campaña para concienciar al propietario de que instale detectores autónomos que se cargan con pilas (no tienen la fiabilidad de los tradicionales). “Los venden en cualquier centro comercial y cuestan entre 15 y 20 euros cada uno. Es un sistema mucho más endeble, pero más barato, y, al menos, avisa y la persona puede escapar de un incendio”, explican en la patronal.
Apenas un 2% de las viviendas en España cuenta con algún sistema de detección. A pesar de que su peso es insignificante, se trata del elemento que más se coloca, sobre todo en los inmuebles que tienen vigilancia antiintrusos conectada a una central de alarma. Por un poco, contratan el sistema de detección de incendios y, además, las compañías aseguradoras suelen rebajar la prima de la póliza. Los extintores son obligatorios en viviendas unifamiliares, pero solo si la distancia de evacuación por planta supera los 15 metros. En España es residual el número de casas que tienen en su interior rociadores automáticos, apenas un 0,5% del total del parque inmobiliario. Solo se exigen en edificios de más de 80 metros de altura. Estos pequeños equipos, alimentados por tuberías, permiten sofocar el incendio con la acción directa del agua. Se activan automáticamente y el coste estimado para una vivienda de 100 metros ronda los 2.500 euros (colocados en salón, cocina y dormitorios). Según la asociación que agrupa a los fabricantes en Estados Unidos, el principal país productor, el 90% de los incendios son extinguidos por menos de cuatro rociadores y normalmente no superan la habitación en la que se producen.
Francia exige instalar un detector de humos para que el seguro del hogar sea válido
Capítulo aparte son las zonas comunes del edificio, que sí tienen la obligación de incorporar sistemas contra los incendios. Aunque no todas. En general, los inmuebles construidos antes de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación (CTE), en 2006, tienen carencias de equipamiento en sus zonas comunes. En los descansillos hay que instalar bocas de incendio equipadas (450 euros cada una) y extintores (entre 35 y 60 euros cada uno) y hay que revisar con cuidado las zonas de riesgo especial, como sala de calderas, de máquinas, locales de contadores de electricidad, almacenes de combustible sólido para calefacción, aparcamiento de vehículos, cuarto de basuras o trasteros. También, deben contar con columna seca (unos 200 euros por planta); hidrantes exteriores (600 euros la unidad); extinción automática de polvo o gas (2.000 euros cada instalación), así como puerta cortafuegos (350 euros) y señalización de emergencia en las vías de evacuación (100 euros por planta).
Cada vez más, los administradores de fincas velan por la seguridad contra incendios y proponen a las juntas de vecinos la instalación de medidas básicas de seguridad, aunque el edificio no esté obligado a ello. “Una parte importante de bloques de viviendas construidos antes de la entrada en vigor del CTE tiene carencias de medidas contra incendios en calderas, aparcamientos o descansillos. A este respecto, los garajes, portales y zonas comunes han visto incrementar el riesgo de incendio debido principalmente a la falta de medios y medidas de protección y extinción”, señala Manuela Julia Martínez Torres, presidenta del Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid, que estima que en torno al 30% de las comunidades de propietarios no cumplen con las medidas básicas de protección contra incendios.
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