“Solo con pymes no se puede sostener un país de 60 millones”
“El crecimiento del 0,5% que el Banco de Italia prevé para 2015 no es suficiente para cambiar las cosas
Giuseppe Berta conoce muy bien las entrañas de la economía italiana. Es profesor de Historia Contemporánea especializado en historia de la empresa en la prestigiosa Universidad milanesa Bocconi, uno de los fundadores de la Asociación de Historia y Estudios sobre la empresa y exresponsable del archivo histórico de Fiat. No tarda mucho en aclarar lo difícil que considera la actual situación italiana: “El crecimiento del 0,5% que el Banco de Italia prevé para 2015 no es suficiente para cambiar las cosas. Estamos en un estancamiento prolongado, arraigado en problemas estructurales que la crisis no ha hecho más que agravar”, asegura.
Italia es, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el único entre los grandes países industrializados cuya productividad ha disminuido entre 1999 y 2013 (un 0,5% de media cada año). Solo en los servicios, según los datos de la patronal del sector Confcommercio, en 2013 echaron el cierre casi 78.000 empresas, es decir, 214 al día. “La economía italiana sale de la crisis menguada, con una arquitectura empresarial fuertemente dañada. Nunca volverá a ser lo que era antes”, especifica Berta. El problema es que “las grandes firmas que la caracterizaron a lo largo del siglo XX ya no existen. Fiat, por ejemplo, para evolucionar y convertirse en una multinacional de la automoción, ha tenido que salir fuera. Y las pequeñas y medianas empresas, el sector más dinámico de la economía, no tienen la envergadura necesaria para reemplazar a estas grandes compañías”.
Confartigianato, la patronal que reúne a pymes y artesanos, ha dejado patente en un informe la buena salud de estas firmas: entre enero y septiembre del año pasado 243.218 de ellas exportaron productos por un valor de 75.400 millones de euros, 2.400 millones y un 3,3% más que el mismo periodo del año anterior y el doble respecto al aumento del 1,7% del conjunto del sector manufacturero, el segundo más importante de Europa después del alemán. “Pero no es bastante, porque aunque estos datos sean positivos no se puede contar solo con estas empresas para sostener un país que tiene 60 millones de habitantes”, insiste Berta. “Las inversiones han disminuido, falta un capitalismo agresivo que sea capaz de inyectar en el sistema económico los fondos necesarios, y han desaparecido recursos fundamentales: el nivel medio de instrucción en Italia es demasiado bajo, y una consecuencia grave es que la tecnología de las empresas italianas no es adecuada para competir en la actual economía global”.
Las estrategias del Gobierno no parecen ser suficientes para dar marcha atrás. “El hecho de que los políticos nunca quieran encarar la naturaleza sistémica de la crisis y no se hayan planteado combatirla en este sentido explica por qué el desempleo no para de crecer [13,4% el pasado noviembre, con un 49,3% entre los jóvenes]”. Pero la nueva Ley de Trabajo, la reforma del mercado laboral que el Ejecutivo propone como antídoto, tampoco convence al profesor de Bocconi: “Es cierto que generará un alivio por lo que tiene que ver con los costes del trabajo, pero no hará nada para tutelar el trabajo flexible [en Italia hay 44 tipos de contratos en este ámbito del mercado laboral]. Y hay además un problema de fondo que perjudica estas medidas: no se puede reformar el mercado de trabajo si no se sabe en qué modelo económico se va a enmarcar esta reforma. Y los políticos italianos no parecen tenerlo claro”, zanja.
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