E.on ultima la venta de sus activos en España a Macquarie y a Kuwait

La eléctrica alemana E.on ha acordado la venta de sus activos españoles al fondo australiano  Macquarie Group y al fondo soberano de Kuwait por un importe que rondará los 2.500 millones de euros, según Wall Street Jounal que cita fuentes conocedoras de la operación. El consejo de vigilancia de E.on tiene previsto reunirse este viernes para aprobar el acuerdo, añadieron las mismas fuentes.

La venta de los activos españolas forma parte de la estrategia de retirada paulatina del gigante alemán de la energía de sus inversiones en el sur de Europa. La decisión, que tendrá un importante coste, está justificada por un mercado que ha soportado una recesión económica durante seis años y por los cambios normativos trascendentes que han reducido la rentabilidad de las empresas de energía en España. E.on también está ultimando la venta de sus activos en Italia.

Según el acuerdo alcanzado, Macquarie aportará el 60% del patrimonio neto y la entidad Wren House Infraestructure Management, una filial del fondo soberano de Kuwait, pondrá el 40% restante, según las fuentes que cita Wall Street Journal.

Una vez cerrada la operación, Macquarie tiene previsto dividir los activos en dos compañías, una que comprende los activos regulados y otra que controlará los activos no regulados. Cada una de las sociedades tendrá una financiación independiente.

El gigante alemán ha negociado en exclusiva con Macquarie y Wren House después de que la oferta presentada por estos fondos superara a la de CVC Capital Partners y la oferta conjunta de Gas Natura y y una filial de Morgan Stanley. La propuesta ganadora, la del fondo australiano y kuwaití superó por más de 100 millones de euros a la planteada por los otros rivales.

La mayor compañía eléctrica de Alemania podría utilizar los beneficios obtenidos con la venta de los activos en España para reducir su abultada deuda de 31.000 de euros. La estrategia de E.on pasa por desplazar sus inversiones a mercados como Rusia, Turquía y Brasil, bajo la apuesta de que la demanda de electricidad crecerá más rápido allí que en la vieja Europa.