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ENTREVISTA | RAFAEL MIRANDA

“Una industria nacional poderosa es un seguro frente a la crisis”

El presidente de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y de Acerinox cree que la economía española no puede permitirse quedarse solo en el sector servicios

Ramón Muñoz
Rafael Miranda, presidente de la Asociación para el Progreso de la Dirección y de Acerinox.
Rafael Miranda, presidente de la Asociación para el Progreso de la Dirección y de Acerinox.Julián Rojas

Rafael Miranda (Burgos, 1949) es presidente de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y de Acerinox. Además, es consejero en varias sociedades nacionales e internacionales. Con motivo del Congreso Nacional de Directivos que se celebra los próximos 30 y 31 de octubre en Bilbao, la APD va a reunir a los representantes de las principales industrias nacionales y multinacionales para tratar el tema de la reindustrialización, y la importancia para la recuperación económica de España.

Pregunta. ¿Qué impacto ha tenido la crisis en la industria?

Respuesta. Ha habido una recesión muy importante con una caída de la demanda interna, lo que ha derivado en una sobrecapacidad en todas las industrias. Esa situación ha provocado un descenso del nivel de inversión con el riesgo de dejar de modernizar el equipamiento industrial. Aunque el peor efecto ha sido, claro, el aumento del desempleo. Pero no todo ha sido negativo.

P. ¿Qué ha habido positivo?

R. Algunas industrias han aprovechado la crisis para llevar a cabo planes de eficiencia, agilizar procesos de producción con mecanismos laborales más flexibles, siendo más competitivas y saliendo al exterior para vender sus productos.

P. ¿Algún ejemplo de esos alumnos aventajados?

R. La industria del automóvil. Cuando comenzó la crisis, introdujeron flexibilidad gracias a la reforma laboral y los pactos con los sindicatos. Y en lugar de cerrar factorías aquí, las cerraron en Irlanda o Bélgica, mientras que las españolas están a pleno rendimiento y exportando a tope.

P. El Gobierno habla de recuperación. ¿Lo nota la industria?

R. Sí, en este primer semestre se ha notado en sectores como el siderúrgico, con una mejora de la demanda interna y el buen comportamiento del sector exterior.

“Si a las locomotoras china y alemana les va mal, la dependencia exterior nos puede afectar”

P. ¿Y esa dependencia exterior no puede ser peligrosa?

R. Si a las locomotoras como China o Alemania le va mal sí puede afectar.

P. La Comisión Europea se ha marcado como objetivo que el peso de la industria en el PIB de los 28 sea del 20% en 2020. En España, ahora es del 15,9%, según Industria. ¿Es creíble ese objetivo?

R. No sé si creíble pero, desde luego, es indispensable. Y es que una de las enseñanzas es que los países cuya industria tiene mucho peso en el PIB resisten mejor la crisis y tienen empleos de mayor calidad. Una industria poderosa es un seguro frente a la crisis. Y afortunadamente aquella idea que decían algunos políticos de que la mejor política industrial era la que no existía ya no la suscribe nadie.

P. La agenda para la reindustrialización del Ministerio de Industria hace propuestas muy vagas. ¿No es un brindis al sol?

R. Lo importante es la voluntad política de que hay que cambiar eso de que España solo puede ser país de servicios como decían algunos dirigentes. Tenemos que fomentar que una industria sana se establezca y desarrolle en nuestro país. Y el Gobierno tiene que poner las condiciones adecuadas.

P. Todos hablan del I+D+i como solución. ¿Hacen falta ayudas públicas?

R. Está claro que España, y Europa por extensión, tienen que buscar elementos diferenciales de su industria que no van a ser nunca los costes laborales porque no podemos competir con países asiáticos, por ejemplo. La tecnología es un elemento muy importante y a eso deben ayudar las políticas públicas pero también las propias empresas.

P. Pero los salarios bajaron con la reforma laboral y la crisis.

R. La reforma laboral ha tenido un efecto muy positivo y la prueba es que los organismos internacionales le están pidiendo lo mismo a Francia e Italia. Pero a eso hay que añadir otros elementos como la flexibilidad de la que le hablaba. Y no solo eso. También es importante que se igualen las condiciones con las que competimos con industrias de otros lugares. Por ejemplo, si Europa tiene que ser líder en el cambio climático deberemos asegurar unas medidas para que las industrias de fuera compitan con las mismas reglas y no se aprovechen de la ausencia de legislación en sus países para venir a atacarnos en nuestros mercados.

“La tecnología puede ser un hecho diferencial, pero no depende solo del Estado, sino también de las empresas”

P. Algunas industrias se quejan de que los precios de la energía les restan competitividad.

R. Es muy importante que un país tenga un sistema energético eficiente y es verdad que, desafortunadamente, por medidas de política energética que vienen del pasado, en nuestro país se ha encarecido la energía de forma muy importante. Creíamos que teníamos que ser los líderes de las renovables en el mundo con tecnologías que aún no estaban maduras, y con un coste disparado. ¿Y quién paga esos costes? Ahora se han tomado medidas para paliar esa situación y poco a poco se verán los resultados.

P. ¿Y la financiación?

R. La financiación no ha funcionado porque hemos tenido que reestructurar al sistema financiero, lo que ha exigido que esos recursos fueran a recapitalizar las entidades con problemas. En este momento, la política monetaria europea ha cambiado y hay un flujo de dinero. Aunque las pymes siguen penalizadas respecto a las grandes empresas.

P. Los incentivos fiscales como los que recibe el automóvil con el Plan Pive ¿pueden ayudar?

R. Esos incentivos son generalmente eficaces, pero el Gobierno debe saber equilibrarlos con los objetivos macroeconómicos.

P. ¿Son poderosas nuestras industrias?

R. La gran industria española pesa en el Ibex 35 un 3,66%. En el DAX alemán, la industria representa el 29,95%; en el CAC 40 francés, un 18,48% y en el FTSE 100 británico, el 15,87%. Y ahí hay que hacer un esfuerzo.

“En Alemania, la industria representa un 30% del selectivo bursátil; en España, un 3%. Hay que hacer un esfuerzo”

P. Desde la APD se hace mucho hincapié en la formación.

R. El primer error ha sido abandonar la formación profesional. Es curioso que descubramos ahora el modelo alemán y la figura de los aprendices cuando nuestro modelo era buenísimo. Y también es preciso adaptar la universidad a la realidad que las empresas y la sociedad necesitan. Producimos extraordinarios licenciados que no tienen dónde ir.

P. ¿Y los emprendedores?

R. Es importante que haya un apoyo a los emprendedores, pero que esos proyectos tengan una salida a la empresa. Es importante hablar de emprendedores pero también de empresarios.

P. Y la marca España, ¿no se resiente por tanto caso de corrupción?

R. La corrupción es una lacra, pero no hay que exagerar. España tuvo una situación muy difícil, nadie quería saber del país hace dos años, pero ha remontado y vuelve a estar de moda. Y la prueba está en que los fondos de capital riesgo y los de inversión inmobiliaria internacionales están volviendo a invertir aquí. La comunidad financiera internacional ve otra vez a España como objetivo de inversión tras las reformas que se han hecho y debemos aprovechar esa circunstancia.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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