Un ex directivo del Santander liquidará los restos del Banco Espírito Santo
El Banco de Portugal encomienda a Eduardo da Cunha la misión de vender en ocho meses el Novo Banco
Vítor Bento duró dos meses en la dirección del Banco Espírito Santo (BES). El objetivo de su sustituto es durar, como mucho, ocho. Eduardo José Stock da Cunha, ex directivo del Santander Totta, es el hombre elegido por el Banco de Portugal para vender cuanto antes Novo Banco, la entidad nacida a raíz de la debacle del BES.
A la segunda puede ir la vencida, el Banco de Portugal confía en Da Cunha para llevar a buen puerto el Novo Banco, es decir, venderlo cuanto antes y al mejor precio posible. En esta ocasión, parece que el gobernador sí ha elegido un perfil adecuado: un banquero, y no solo un macroeconomista como era el perfil de Bento.
Da Cunha es un experto en banca corporativa, especializado en operaciones financieras y con un perfil muy internacional. Durante 20 años años trabajó con el Santander, y, concretamente, junto a António Horta Osorio, en la génesis del Santander Totta en Portugal; posteriormente el Santander le destinó a Estados Unidos hasta que en octubre de 2013 se desligó de la entidad para fichar por Lloyd´s en Londres, junto a Horta Osorio.
El nuevo gestor del Novo Banco es, en principio, un perfil adecuado, con conocimiento de las relaciones financieras internacionales, que hará más fácil la venta del banco portugués con las menores pérdidas posibles. Por su reciente pasado con el Santander, dará pie inmediatamente a la especulación de que el banco español es el favorito para hacerse con la propiedad del exBES, un interés que ya dejó caer en julio el propio gobernador central, Carlos Costa, cuando, en un principio, se hablaba de ampliación de capital del BES.
A diferencia de su antecesor, Da Cunha es un experto en operaciones financieras internacionales y de 'corporate'
Da Cunha llega con su equipo completo, lo que estuvo a punto de frenar el nombramiento pues el banco de Portugal intentó que el nuevo responsable continuara con parte del equipo de Bento. Junto al ex del Santander se incorporan al Novo Banco Jorge Freire Cardoso, Vítor Fernandes y José Guilherme, todos ellos expertos en banca comercial.
La crisis abierta por la dimisión en bloque de Vítor Bento y su equipo a los dos meses de su nombramiento, ha puesto de manifiesto el error que cometió el Banco de Portugal al elegir a un hombre ajeno a la banca comercial, que desconocía la labor diaria de un negocio privado. Pero también ha supuesto el fracaso del mismo Bento, que llegó con la pretensión de relanzar el banco en un plazo de dos años con la entrada de capital privado, y a las pocas semanas comprendió que eso iba a ser imposible.
El objetivo del Banco de Portugal, y del Gobierno, es vender Novo Banco antes de final de año o, como mucho, antes de las elecciones legislativas, y, a ser posible por los 4.900 millones de euros colocados en la entidad por los fondos de la troika y por el Fondo de Resolución, un cajón de sastre formado por aportaciones voluntarias y obligatorias del resto de la las entidades financieras del país.
El sábado, en los comunicados oficiales de la dimisión de Bento y su equipo, estos y el Banco de Portugal se lanzaron, dentro de la mayor cortesía, pequeños dardos. Si Bento señala que la misión que aceptó fue alterada posteriormente; el gobernador, Carlos Costa, le recuerda que, pese a saber que se había cambiado el plan, Bento aceptó seguir adelante.
Lo cierto es que la crisis del imperio Espírito Santo y, concretamente las cenizas del BES, van a seguir en el centro de la actividad política y económica del país. La Asamblea de la República va a solicitar que comparezcan el primer ministro, el gobernador del Banco de Portugal, pero también responsables de la troika, que no vieron nada de lo que estaba ocurriendo, pese a llevar tres años fiscalizando en situ la economia del país. La crisis del BES también pone en jaque la validez de la pruebas de estrés a las que la Comisión Europea somete a los bancos.
El relevo de Bento por Da Cunha no van a frenar las querellas de clientes perjudicados por la intervención pública, pocos días después de que los máximos responsables de la nación, como el presidente de la República, Cavaco Silva, aseguraran que todo estaba en orden y que la gente podría estar tranquila. Esos mismos responsables intervenían días después el BES y su acción valía cero céntimos.
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