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Tribuna
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Un extraordinario jefe

Se va a hablar, y mucho, estos días, sobre Emilio Botín, el banquero, el empresario, su contribución a la economía española, su obra al frente del Banco Santander durante tres décadas, etcétera. Pero quizá no se hable tanto del hombre, de la persona, de sus valores y cualidades que estaban dentro del personaje público, y ello, quizá porque pocas personas le han conocido en profundidad. Emilio Botín era una persona fácil de trato, afable, abierto, escuchaba y procesaba todo lo que oía. Le gustaba escuchar distintas opiniones, incluso contrapuestas, como método de deducir la mejor de todas, que no siempre era la de la mayoría ni la de consenso.

Era consciente de la complejidad de los temas sobre los que tenía que decidir o, simplemente, pronunciarse y, por ello, conociendo también sus carencias, buscaba siempre el consejo de aquellos que eran de su confianza. Una cualidad muy marcada era su olfato, su intuición, su sexto sentido, para los negocios y para las oportunidades. Esto, unido a su valentía y a su determinación para actuar, han convertido al Santander en lo que hoy es, y a él en el gran empresario español. Consistencia con las decisiones, apoyo y lealtad a sus colaboradores hacían de él un extraordinario jefe que soportaba, ayudaba y apoyaba hasta el final. Esta lealtad la exigía también para con él.

Era un hombre caballeroso, educado y exquisito en sus relaciones con todos, lo cual no estaba reñido ni con la discrepancia ni con la exigencia, pero siempre extremadamente cortés. Su lema podría haber sido “Alaba o calla”, porque yo nunca le oí hablar mal de nadie. Fue hombre de millares de conocidos, pero de pocos amigos buenos, quizá porque muy pocos consiguieron granjearse su confianza.

Todas las personas necesitamos un equilibrio en nuestra vida, equilibrio que para cada una es diferente. El equilibrio de Emilio estaba compuesto del Banco (pieza básica del mosaico), la familia, los hobbies, un poco algunos amigos y, como cemento de todo ello, su sentido de “misión” a través del engrandecimiento del Banco Santander, su gran obra y su gran pasión.

Los que hemos trabajado con él durante muchos años y en distintas circunstancias y coyunturas no solo sentimos su pérdida, sino que vamos a encontrar un gran vacío en el tremendo espacio que él llenaba con su personalidad y fuerza.

Descansa en paz, Emilio.

Alfredo Sáenz es exvicepresidente-consejero delegado del Banco Santander.

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