Un hombre comprometido
Emilio Botín siempre fue un adelantado a su tiempo, un verdadero emprendedor cuyos éxitos empresariales son internacionalmente conocidos. Él supo ver antes que muchos la importancia de la globalización y desde esa visión contribuyó decisivamente a la internacionalización de la economía española.
Botín supo entender el papel que podía jugar España como punto de encuentro entre Europa y América y con esa claridad de ideas marcó las pautas que luego muchos hemos seguido para hacer de nuestro país un referente global.
Era mucho su carisma internacional y siempre se preocupó por aportar palancas de crecimiento a las sociedades en las que instalaba la gran marca Santander. Pero España, su futuro y prosperidad, siempre estuvieron en el centro de sus afanes y actuaciones.
Emilio Botín es una de las personas más comprometidas con el desarrollo y bienestar de nuestro país que yo haya podido conocer. Y lo hizo desde la generosidad y la dedicación.
Tenía una especial visión de futuro y una habilidad fuera de lo común para descubrir el talento y potenciarlo. Sabía discernir entre lo importante y lo accesorio; entre lo aparente y lo real.
Y esa capacidad de crear, de hallar los resortes del desarrollo y la prosperidad de las sociedades, de innovar y adelantarse a las tendencias globales, le llevó a volcarse en el mundo de la educación, constituyendo en torno a Universia un programa que se ha convertido también en un referente mundial.
Botín tenía la fuerza de la convicción. Conocemos cómo esa capacidad ha transformado al Grupo Santander en un modelo mundial. Pero quizá este reconocimiento internacional y esta trayectoria de éxito profesional han ocultado su faceta humana que, desde mi punto de vista, es muy relevante para explicar su legado.
Emilio Botín era una persona entrañable, muy cercano a la realidad y con una gran capacidad de compartir. Siempre nos dio consejos apropiados y nunca se apartó de ayudar en tareas que trascendían con mucho los objetivos empresariales de la gran entidad que presidía.
Como Presidente del Consejo de la Competitividad debo decir que sus aportaciones han sido decisivas para crear un espíritu de superación y estímulo. Personalmente, siempre conté con su apoyo y siempre conté con su amistad.
Ahora, como amigo, me uno al dolor de su familia y me uno al sentimiento de quienes tuvimos la gran suerte de conocer sus valores y disfrutar de su sabiduría y riqueza personal.
Estoy convencido de que Emilio Botín es una figura irrepetible en el panorama español e internacional.
César Alierta es presidente de Telefónica y del Consejo Español de la Competitividad.
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