Sesenta chefs a la caza de los mejores sabores entre más de mil productos
Sesenta chefs de reconocido prestigio pusieron hoy fin a tres días de degustaciones en las que han catado más de 1.250 productos de todo el mundo para premiar a aquellos con mejor sabor.
Miran, huelen y finalmente saborean con una concentración acorde a la fama que les precede. Así funciona el ritual de este selecto jurado reunido en Bruselas a la caza de la excelencia gustativa.
¿Su objetivo? Elegir a los ganadores de los "Superior Taste Awards", que cada año organiza el International Taste and Quality Institute (Instituto Internacional del Sabor y la Calidad, iTQi), con sede en la capital belga, y cuyos ganadores se conocerán en junio próximo.
Esta es la décima edición de una iniciativa que nació con la idea de que el sabor es importante sobre todo para el consumidor, que lo tiene difícil para seleccionar el mejor a la hora de comprar, explicó a Efe Christian De Bauw, uno de los impulsores del premio.
"Pensamos entonces que quienes tenían la mejor experiencia para ello eran los chefs y sommeliers de Europa", añade De Bauw.
Con esta premisa se ha reunido en Bruselas a sesenta cocineros, reconocidos por su labor culinaria al frente de los fogones más selectos.
Por sus exigentes paladares han pasado durante estos tres días cerca de 1.250 productos, originarios de 75 países, entre ellos algunos tan conocidos como el chocolate, la salsa de soja japonesa, el yogur griego, las setas taiwanesas o el aceite de oliva español.
La lista concreta de productos y productores, todos de consumo habitual, será secreta hasta mediados de mayo para mantener la imparcialidad de las valoraciones.
En esta edición han crecido los productos procedentes de Europa del Este, Alemania, América del Sur y España: no han faltado los clásicos aceites y jamón serrano, pero también ha habido leche, aguas o zumos.
Los chefs probaron cada alimento o bebida a ciegas, sin recibir ninguna información sobre el productor o el país de origen y ajenos a la influencia que habitualmente ejercen el empaquetado o publicidad de los fabricantes.
"Lo miras, observas si tiene la apariencia que debería; después lo hueles, aprecias los aromas, y por último se saborea" resumió a Efe Alan Coxon, chef de la radiotelevisión británica BBC.
"En la boca se aprecia la compleja mezcla de sabores y texturas que surgen, si es picante, dulce, salado: todos esos sabores maravillosos con los que nos encanta jugar", explicó.
El resultado de este proceso es una evaluación "sensorial" de cada producto que se acompaña con comentarios o sugerencias de mejora dirigidas a los productores.
Los productos que obtienen una puntuación media de entre el 70 y el 80 %, reciben una estrella en reconocimiento de su "buen sabor", dos estrellas ("sabor destacable") si obtienen entre el 80 y el 90 %, y tres ("sabor excepcional") si superan el 90 %.
Los premiados, que se conocerán el próximo 5 de junio, podrán exhibir estas distinciones en sus etiquetas o campañas promocionales.
"En el mundo de hoy es muy importante diferenciarse y el sello, que dice que el producto tiene una buena opinión de estos expertos, ayuda mucho en la negociación comercial y a convencer a los compradores", explicó De Bauw.
Y es que, más que de competir unos con otros, lo que buscan los fabricantes cuando someten sus productos a examen por iniciativa propia es la opinión de los chefs.
"Testamos productos de muy buena calidad, pero gracias a nuestras evaluaciones podemos llevar a los productores a mejorarlos aún más" confirmó el jefe de cocina del hotel Ritz de París, Guy Legay, justo tras probar un aceite de oliva que describe que "huele a hierba recién cortada y a menta fresca".
Entre degustación y degustación el jurado ha tenido también tiempo de hacer lo que mejor sabe: cocinar.
Bélgica, invitado de honor de esta edición, protagonizó el menú confeccionado por esas manos privilegiadas en la escuela de cocina bruselense Mmmmh.
En su carta, clásicos de la cocina belga como los tomates rellenos de gambas, las albóndigas en salsa "lapin" -un plato típico de Lieja- y las tradicionales galletas "speculoos".
Por Laura Pérez-Cejuela
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