Los partidos lusos se lanzan críticas en la sesión de homenaje al 25 de abril
La sesión especial celebrada hoy en el Parlamento luso para conmemorar la Revolución del 25 de abril estuvo marcada por el intercambio de críticas y reproches entre los partidos del Gobierno y de la oposición en torno al impacto de las políticas de austeridad.
Una edición más, las sensibles ausencias y la crispación fueron las notas más destacadas del principal acto oficial para conmemorar el levantamiento militar que derrumbó una dictadura que se prolongaba desde hacía casi medio siglo y que dio paso a la democracia, hace justo hoy 40 años.
Con las más altas autoridades del país reunidas en el principal órgano de soberanía popular, la fractura abierta entre el Ejecutivo conservador y la oposición de izquierdas volvió a ser evidente, con la crisis y el rescate de Portugal como protagonistas.
En un estrado repleto de claveles, símbolo de la Revolución vivida en Portugal en 1974, el líder parlamentario de los socialdemócratas lusos (PSD, centroderecha), Luís Montenegro, defendió que los recortes aplicados durante los últimos años se deben en realidad "a los desequilibrios presupuestarios y la asfixia financiera" vividos en gobiernos anteriores.
"No queremos más noches de rescates, ni más ajustes bruscos, no queremos volver al período anterior a la llegada de la troika", insistió el portavoz parlamentario del principal partido en el Gobierno.
"La ilusión económica y la insostenibilidad del estado social constituyen la dictadura de los días de hoy, diferente a la de hace más de 40 años, pero que hipoteca igualmente la democracia por dejarnos con menos soberanía, menos oportunidades y menos libertad", subrayó.
En su opinión, las "injusticias" que se dan hoy en el país no se deben a las severas políticas de austeridad aprobadas en los últimos años para cumplir con el programa acordado con la UE y el Fondo Monetario Internacional a cambio de su ayuda financiera, sino al hecho de haber sido obligados a pedir el rescate.
En esta misma línea, el representante del democristiano CDS-PP -partido que garantiza la mayoría absoluta del Ejecutivo conservador-, Filipe Lobo d'Ávila, recalcó que "nadie quiere revivir las condiciones que llevaron al país a los tiempos de emergencia".
Además de censurar la "instrumentalización" del 25 de abril, en clara referencia a las fuerzas de izquierdas, también recordó que después del golpe militar que derribó el régimen tuvo lugar un "proceso revolucionario que pretendía hacer valer las armas antes que el poder del voto", una opción que finalmente fue abortada.
El líder de la oposición, el socialista António José Seguro, fue uno de los más críticos desde el estrado y estableció paralelismos entre la situación que se da hoy en el país y la situación previa al 25 de abril de 1974.
"Igual que lo que ocurrió hace 40 años no fue fruto de la casualidad, ahora está en nuestras manos ser dueños de nuestro destino. Al contrario de lo que algunos sugieren, mientras hay vida hay alternativas, ésa fue precisamente la lección de la Revolución", argumentó Seguro.
El secretario general del PS lamentó la "destrucción de la clase media" registrada desde la llegada de la troika al país, en mayo de 2011 -con los socialistas todavía en el poder-, y consideró que ahora es el momento de demostrar "coraje" y construir una democracia "de confianza".
Asimismo, rindió tributo a los militares que lideraron el golpe de Estado a pesar de no encontrarse presentes en el hemiciclo, ya que la Asociación 25 de Abril declinó participar en este acto -como ya ocurrió durante los últimos años- por no serle permitido intervenir.
Desde el Partido Comunista, cuarta mayor fuerza en el Parlamento luso, Jerónimo de Sousa recordó que el levantamiento de hace 40 años fue el proceso "que abrió las puertas de Portugal a Europa y el mundo" y cuyos valores "aún tienen hoy validez".
"Nada está perdido, es posible una vida menor en un país libre con una política patriótica de izquierdas", recalcó durante su discurso.
La diputada del marxista Bloque de Izquierda Mariana Mortágua lamentó también la ausencia de la Asociación del 25 de Abril, cuya voz "merecía ser oída", y consideró que actualmente la democracia en Portugal "se ha rendido a la dictadura de los mercados".
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