Vitta Farma

Hay que reconocerlo, que el tiempo pasa y que no pasa en balde para nadie, personas o animales, incluso los mismos enseres y las máquinas. Con el paso de los años se mustian, o nos mustiamos poco a poco agotando las capacidades. Porque no es bueno edificar con mortero pasado o muerto, que carece de la fuerza necesaria y se agrieta sin sostener la obra que se edifica. Salvo el átomo que es el fundamento de la materia, todo lo demás se transforma y cambia, desapareciendo como ave fénix y reapareciendo luego en otros u otras. En otras personas o seres vivos y renovados vitales y jóvenes como fuimos nosotros en su momento. Entonces la pregunta es, si el viaje es en balde como el agua del río que pasa y pasa aburrida y cansina. La vida ha de tener un trasfondo. Como explicación al recorrido, de ser jóvenes y luego viejos, viviendo y dando frutos. Aparte de los hijos, y la colaboración en el sostenimiento del momento que se vive, para la persona particular. ¿Qué se recoge? Aparte de la experiencia, de los hechos buenos o malos, de los fallos o los aciertos, de la satisfacción o los malos desengaños, del trabajo. ¿Qué nos aprovecha con la llegada de la muerte o el final del recorrido, gastadas las fuerzas? Aparte del he sido, y yo hice y pude y logré alcanzar las cimas de muchos logros. Debe ser que en algún cuenco invisible recogemos como abejas un néctar como resumen de lo en esencia somos. Para volver a la colmena aportando entre las patas o las alas los granos dorados del polen. Que servirán para continuarnos jóvenes por siempre y válidos alargando el tiempo. Que vivimos.