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PORTUGAL MIRÓ

El Gobierno portugués insiste en que sólo venderá los Miró en subasta

Una empleada de Christie's observa el cuadro "Mujeres y pájaros" (1968), de Miró. EFE/Archivo
Una empleada de Christie's observa el cuadro "Mujeres y pájaros" (1968), de Miró. EFE/ArchivoEFE

El Gobierno luso continúa firme en su intención de deshacerse de las 85 obras del catalán Joan Miró que tiene en su poder y sólo lo hará a través de subasta, descartando la opción de venderlas directamente a un inversor particular.

En la rueda de prensa posterior al consejo de ministros de hoy, el titular de Presidencia y Asuntos Parlamentarios, Luís Marques Guedes, recordó que el Ejecutivo tiene "un contrato firmado" con la casa de pujas Christie's de Londres para realizar esta operación.

"Si hubiese empresarios, portugueses, angoleños o de cualquier otra nacionalidad interesados en comprar las piezas para que se queden en Portugal, será una gran noticia. Lo que tienen que hacer es participar en la subasta y ganar", insistió el ministro portugués.

Marques Quedes reaccionó así a la noticia divulgada en medios lusos sobre el supuesto interés de un millonario angoleño, Rui Costa Reis, dueño de una productora en Hollywood, en adquirir el acervo de Miró en manos del Estado, y por el que al parecer estaría dispuesto a ofrecer cerca de 44 millones de euros (60 millones de dólares).

En el contrato con Christie's se precisa que el precio de venta de estas 85 piezas -todo pinturas, a excepción de una escultura- suma en total cerca de 35 millones de euros (48 millones de dólares).

La subasta estaba inicialmente prevista para el mes de febrero, pero la sospecha sobre supuestas irregularidades en el proceso de traslado y comercialización de las obras, investigado incluso por la fiscalía portuguesa, llevaron a la casa de subastas británica a posponer la operación, teóricamente hasta el mes de junio.

El Ejecutivo, liderado por el primer ministro conservador Pedro Passos Coelho, no ha dado su brazo a torcer y defiende la venta de las piezas a pesar de las voces que critican esta operación.

Una iniciativa ciudadana de recogida de firmas a través de internet reunió más de 10.000 apoyos, y todos los partidos de la oposición de izquierda en bloque censuraron la actitud del Gobierno.

Las obras llegaron a Portugal en 2006, cuando fueron compradas por el Banco Portugués de Negocios (BPN) a un coleccionista japonés.

Dos años más tarde, el Estado decidió nacionalizar la entidad por el riesgo de quiebra, por lo que todas las colecciones de arte que poseía la entidad financiera pasaron a sus manos, en el que hoy es considerado como uno de los mayores escándalos de la historia moderna de Portugal, con un impacto en las arcas públicas de miles de millones de euros.

Las obras, sin embargo, nunca fueron expuestas en suelo luso, aunque algunas de las piezas sí fueron cedidas a exposiciones celebradas en otros países.

Hoy mismo, la entidad que gestiona este patrimonio cultural heredado del BPN, Parvalorem, informó a medios portugueses de que durante los últimos años recibió varias ofertas de inversores particulares, aunque la opción de colocarlas en el mercado a través de una subasta acabó por imponerse.

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