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Se barruntan cambios en el cable

El capital riesgo y la banca dominan un sector en el que se esperan movimientos

Ha empezado el baile de la venta de los operadores españoles de telecomunicaciones por cable. Los cuatro que hay en España tienen las tres cuartas partes de sus acciones en manos de fondos de capital riesgo y socios financieros que quieren recoger el fruto de su inversión. Otra parte está en manos de bancos a los que les convendría vender para evitar la imposición europea de provisionar riesgos empresariales. ONO, R (el operador gallego de cable), Euskaltel (el vasco) y Telecable (el asturiano) son los cuatro operadores de cable en España sobre los que se esperan novedades a medio plazo. Tienen una abultada deuda y se preparan para mejorar el balance. En definitiva, tratan de ganar atractivo a los ojos de posibles compradores o ante una salida a Bolsa. Cada uno elegirá su camino.

ONO, que suma las tres cuartas partes de la facturación del mercado español del cable, es el principal jugador del sector. Los movimientos accionariales de ONO empezaron antes del verano cuando socios minoritarios urgieron a Eugenio Galdón —fundador y presidente de ONO hasta 2008— a vender sus participaciones. Galdón controla un tercio de Val Telecomunicaciones (propietaria del 5,4% de ONO), una sociedad donde tiene presencia diferentes accionistas como el inversor indio Ram Bhavnani, que podrían estar interesados en deshacer posiciones. El interés vendedor, según fuentes del mercado, se podría haber contagiado al Banco Santander, otro socio con participación significativa en ONO (4,4%), y habría sido bien recibido por CCMP, Providence, Thomas H. Lee, Quadrangle, General Electric y Caisse de Depot, los seis fondos de capital riesgo que controlan la empresa y el resto de los socios financieros que nunca han cobrado dividendo.

“Una empresa de capital riesgo suele vender sus participaciones entre cuatro y seis años después de la compra. Siempre quiere maximizar la rentabilidad, pero si lleva demasiado tiempo en la compañía, vende de cualquier forma”, indica Carlos Lavilla, presidente de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (Ascri). Los fondos de capital riesgo entraron en 2005 en ONO para financiar la compra de su competidor Auna. Algunos llevan más años, por ejemplo, General Electric que llegó como capital semilla en 1998, y Quadrangle, en 2003. Por ello, Carlos Lavilla insiste en que “venderán en cuanto logren el precio deseado o vean que no lo van a obtener nunca. Es una pura decisión financiera”.

Los gestores de ONO trabajan para mejorar el balance, condición imprescindible para dar salida a sus socios, bien sea mediante una oferta pública de venta (OPV) o bien mediante una venta directa. “Siempre hemos aspirado a salir a Bolsa, es nuestro siguiente paso natural. Hemos terminado la actualización tecnológica de nuestra red para llegar con 500 Mb a las pymes y con 200 Mb a los particulares. Ahora mantenemos la inversión anual de unos 250 millones de euros para mejorar los productos y seguir creciendo en número de clientes”, explica un portavoz de la empresa.

Cualquier operación está condicionada por la deuda de las empresas

ONO cuenta con una deuda de 3.330 millones debido a su plan de inversiones. Este endeudamiento equivale a casi cinco veces su beneficio bruto de Explotación (Ebitda). Desde la empresa aseguran que el apalancamiento no genera problemas extraordinarios de gestión, aunque algunos analistas no lo ven así. “Dificulta a cualquier operador de telecomunicaciones salir a Bolsa. Telefónica, por ejemplo, está menos apalancada y tiene fortalezas como ser el operador dominante del mercado, y ofrecer una rentabilidad por dividendo que es difícil pensar que ONO supere”, asegura Ivan San Félix, analista de Renta 4.

A la espera que se confirme la opción de la salida a Bolsa —el consejo de la compañía no ha tomado ninguna decisión al respecto y tampoco se ha contratado los servicios de ningún banco de inversión— en el mercado se ha especulado con un posible interés de Vodafone por entrar en el capital de ONO. A la compañía no le consta esta posibilidad, pero el banco de inversión japonés Nomura dice en un reciente informe que el operador de cable es la mejor opción de compra para que Vodafone tenga una red fija con la que competir con la “agresiva oferta Fusión de Telefónica (fijo, móvil, Internet y televisión), que da fuertes descuentos en el móvil”. Vodafone tiene dinero salir de compras tras su desinversión del 45% en el gigante móvil estadounidense Verizon Wireless por 98.000 millones de euros. Además, avanza para completar su red móvil con una fija. En julio de 2012 compró el operador de cable británico Cable & Wireless, jugada que repitió más tarde con el alemán Kabel Deutschland. “Tendría sentido que comprara ONO para entrar de un plumazo en el 40% de los hogares españoles. La inversión sería rentable desde el primer momento por las sinergias del negocio y la complementariedad de las redes”, asegura la consultora Roland Berger. ONO vende servicios móviles, pero carece de red móvil propia.

La red de ONO tiene 45.000 kilómetros repartidos por toda la geografía nacional y llega a siete millones de hogares. “Hemos invertido 9.000 millones de euros en ella, es la única red fija alternativa a Telefónica”, indica el portavoz. Una inversión demasiado elevada en un mercado con continuos precios a la baja. Además de no recibir dividendo, los inversores debieron desembolsar otros 200 millones en 2010 para reducir deuda.

Todas las miradas se posan en Vodafone, que cuenta con caja para salir de compras

El mercado europeo de telecomunicaciones ha empezado a consolidarse. Bruselas lo aconseja para hacer un mercado único con pocos operadores que sean muy fuertes, y todas las quinielas de la consolidación apuntan en la dirección de los operadores del tamaño que tienen los cableros españoles. “R, Telecable y ONO tienen un negocio conjunto de 2.000 millones de euros, y sus accionistas son fondos de capital riesgo, con clara vocación de salida. Su compra es una oportunidad para un operador internacional que quiera entrar en el mercado español, y el único con vocación de realizar una operación de este calado es Carlos Slim, que siempre está compitiendo con Telefónica en América Latina”, asegura Enrique Quemada, consejero delegado de ONOtoONE Corporate Finance, que ha valorado R en 565 millones, Telecable en 270 millones y ONO en más de 1.000 millones.

La compra de NCG Banco por Banesco pone el foco en R como una de las posibles desinversiones de la entidad gallega que aun tiene el 30% del operador de cable. En el caso de Telecable su accionista mayoritario, el fondo de capital riesgo Carlyle (tiene el 85% y el otro 15% es de Liberbank) entró hace un par de años y preferiría trabajar dos más para poner en valor al operador asturiano antes de buscar comprador.

En el caso de Euskaltel, la fuerte vinculación de la compañía con el País Vasco es probable que retrase cualquier decisión de desinversión. Un portavoz de Kutxabank (accionista mayoritario con el 49%) asegura que “no hay intención de desinvertir” a lo largo de 2014 ni de 2015. Esta fuente subraya que la normativa europea pide provisionar las inversiones empresariales. “Y así lo cumplimos. Hace un año escaso hemos bajado la participación de cerca del 70% a algo por debajo del 50%”.

Los analistas valoran R en 565 millones de euros, Telecable en 270 y ONO en más de 1.000 

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