Draghi vapulea los avances sobre la unión bancaria
"No debemos crear un mecanismo de resolución único que sea único sólo de nombre", afirma
No lo ve nada claro. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, está “preocupado” por el mecanismo de liquidación bancaria que negocian los ministros de Economía y Finanzas de la UE. Lo que alarma al italiano es que el mecanismo de toma de decisiones sea “demasiado complejo”, y lo más grave: que el fondo común para cerrar bancos ni sea de verdad común ni tenga la financiación “adecuada”. Draghi acudió ayer a una sesión de control en el Parlamento Europeo en la que dejó ver a las claras sus temores, en una posición muy complicada después de haber asumido el rol de supervisor común.
El jefe del BCE reiteró que considera que para lograr que el engranaje funcione es necesario contar con una autoridad y un fondo genuinamente europeos. Y apuntó que nada de eso está claro en este momento: “No deberíamos crear un mecanismo único que sea único solo en el nombre”, declaró como aviso a navegantes.
Los navegantes siguen de reunión en reunión. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, convocó ayer por tercera vez en poco más de una semana a sus homólogos de Francia, Italia, España y Holanda para desencallar un proyecto que debería estar acordado la noche del miércoles, en las horas previas a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, pero que ahora mismo está en el aire.
Los ministros de los Veintisiete vendieron un acuerdo político —patrocinado por Alemania— sobre los mecanismos de liquidación de bancos la semana pasada, pero los detalles distan mucho de estar listos. No está claro qué organismo apretará el botón nuclear cuando Europa decida que hay que cerrar una entidad. Ni siquiera cómo será la toma de decisiones, pese a que todo apunta que el veredicto final lo tomarán los Estados y no la Comisión Europea. Tampoco está despejada la incógnita de la financiación: el Ecofin aseguró que habrá un fondo de 55.000 millones de euros dentro de 10 años —con acceso al fondo de rescate europeo en ese periodo transitorio—, pero compartimentado en fondos nacionales y con un acceso a la financiación común que no es seguro que sea automático.
Draghi quitó hierro a las presiones deflacionistas que se ciernen sobre la eurozona. “El BCE está listo para intervenir si es necesario, aunque no vemos que la situación europea vaya a ser como la de Japón en los años noventa”. Aun así, Draghi no da una sola pista más sobre qué podría hacer si los precios siguieran cayendo hacia territorio negativo.
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