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Revés (ligero) a Alemania y riesgos “remotos” de deflación

Bruselas responde a la falta de respuesta de Berlín a las peticiones de estimular la demanda Pide que reduzca los impuestos y las contribuciones sociales de los salarios más bajos

Claudi Pérez

Una vez pasadas las elecciones alemanas, llega el esperado revés a Alemania, cuyo abultado superávit comercial (superior al 6% del PIB) dificulta el reequilibrio de la economía europea. Con todo el tacto del mundo, Olli Rehn ha asegurado que Alemania está incluida en la lista de 13 países sobre los que se analizarán los desequilibrios macroeconómicos en las próximas semanas. Rehn ha explicado que Alemania, en línea con las anteriores recomendaciones de Bruselas, “debe estimular su demanda interna y reducir los impuestos y las contribuciones sociales asociadas a los salarios más bajos, debe aumentar las inversiones en infraestructuras y debe hacer reformas para estimular la competencia en el sector servicios”. Berlín no ha seguido una sola de esas recomendaciones, salvo permitir que los agentes sociales acuerden alzas salariales tras casi una década de recorte de los costes laborales unitarios. Su inversión pública está en el entorno del 1% del PIB, en la franja más baja de la UE.

Rehn ha ido con pies de plomo, pero ha puesto el dedo en la llaga: el Tesoro de EE UU y el Fondo Monetario Internacional han alertado en los últimos días acerca de las dificultades que crea el enorme superávit comercial alemán, superior proporcinalmente al de China. La Comisión ya tuvo la oportunidad de incluir a Alemania entre los países que vigila con lupa la pasada primavera: entonces no lo hizo ante la cercanía de las elecciones. Una vez pasados los comicios, Rehn ha insistido —al menos en dos ocasiones— en la necesidad de restringir esas críticas a un debate técnico, “no político”.

“Sería muy frívolo un debate político n medio de las negociaciones para formar Gobierno en Alemania”, ha dicho el vicepresidente europeo. Inmediatamente después, ha asegurado que los problemas de Europa no se deben a la política económica alemana, y ha apuntado hacia París: “Alemania y Francia son clave. Deben hacer reformas en el mercado de trabajo y en el entorno empresarial: esos dos países son claves para el reajuste europeo”.

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Al margen de Alemania, el comisario de Asuntos Económicos ha presentado un cuadro macro con una recuperación tibia, con los riesgos más equilibrados que en el pasado. El PIB de la eurozona caerá el 0,4% este año y crecerá el 1,1% el próximo, con una tasa de paro en máximos (el 12,2% tanto en 2013 como en 2014). Europa es la zona económica del mundo que peor está capeando la crisis, pero la autocrítica luce por su ausencia: Rehn llama a perseverar en los ajustes y reformas necesarias, y pone el énfasis en que los principales riesgos para el Viejo Continente son externos.

Junto a la fanfarria habitual de estas ocasiones (“se ven señales de un cambio a mejor en el clima económico, pero aún no podemos cantar victoria”), el principal responsable de la política económica europea empieza a sacar pecho. En su comparecencia ante la prensa hubo dos toques de atención interesantes. Uno, a los países emergentes: Rehn atribuye su desaceleración a que “los modelos de crecimiento de algunos países han tocado techo: falta capacidad o voluntad para hacer reformas”. Y dos, a Estados Unidos: “Washington se enfrenta a decisiones importantes en febrero [por el techo de deuda] para no perjudicar a Estados Unidos y al conjunto de la economía mundial”.

El vicepresidente de la Comisión no ve peligros de deflación. El índice de precios de consumo creció el 0,7% en octubre, muy lejos del 2% que es el objetivo del BCE. Aun así, esa preocupante moderación (que traza ciertos paralelismos con la crisis japonesa) “es parte necesaria del proceso de reajuste de la eurozona”, según Rehn. “Para ayudar a ese proceso de reequilibrio es necesario que Alemania tenga una inflación superior al promedio de la UE, y que los países deficitarios tengan inflaciones inferiores a la media. El riesgo de deflación es remoto y en todo caso el BCE ya ha dicho que si se sustancian lo más fácil sería inyectar más liquidez en caso de que sea necesario”.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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