Hans Riegel, el magnate de las chucherías
Dirigió la empresa de dulces Haribo, fundada por su padre
El nombre de su imperio es el acrónimo del de su padre y el de la ciudad donde fue fundado en 1920: Hans Riegel Bonn. Fueron los hermanos Hans y Paul Riegel quienes convirtieron la confitería Haribo en una de las marcas alemanas más conocidas en todo el planeta y en uno de los 10 fabricantes de dulces más importantes del mundo. Paul, fallecido en 2009, se ocupaba de la producción; mientras que Hans hijo, que murió ayer en Bonn a los 90 años, dirigía el marketing y las ventas. Los hermanos guiaron la compañía a un éxito paralelo al de las grandes empresas alemanas que se expandieron por el mundo durante las décadas del milagro alemán. Haribo es hoy una empresa próspera que emplea a unas 6.000 personas, la mitad de ellas en Alemania, y fabrica dulces en 16 factorías repartidas por el mundo.
El padre les dejó una confitería con 30 empleados y 10 sacos de azúcar, así como la receta secreta de los osos de gominola, que entonces se llamaban “osos bailarines”. Empezaron los hermanos en 1946, tras la puesta en libertad de Hans como prisionero en la II Guerra Mundial por parte del Ejército estadounidense.
Regiría la empresa como un jefe de la vieja escuela alemana. Decidió que Haribo crecería siempre con capital propio cuando la caja de ahorros local ordenó el embargo de algunos productos por el impago de un crédito en los cuarenta. Así se ha mantenido en manos de la familia. La mitad de Haribo pertenecía a Hans y el resto, a sus sobrinos Hans-Guido y Hans-Arndt Riegel, que dirigieron la empresa con él desde la muerte de Paul. Cuentan que Hans probaba cada producto y que ordenaba que retiraran los que no le complacían. Haribo vende sus ositos de gominola y sus regalices en 110 países.
Hans II, como era conocido entre sus empleados, se distinguía de otros potentados alemanes de posguerra en su gusto por la buena vida y cierta tendencia al dispendio: pilotaba su propio helicóptero, le gustaban los automóviles rápidos y era muy aficionado a la caza mayor. Además, tocaba el saxofón y organizaba fiestas generosas para sus empleados. También fue un consumado jugador de bádminton, deporte que contribuyó a introducir en Alemania y del que llegó a ser campeón nacional en dobles. Le atribuyen la jovialidad por la que son famosos los renanos en Alemania, así como una gran inclinación hacia los festejos del carnaval.
Hans Riegel era doctor en Economía, grado que obtuvo en 1951 con una tesis sobre la venta de azúcar. Tenía la nacionalidad austriaca desde 1991. Solo dejó de acudir a su oficina el pasado mes de julio, cuando tuvo que ser operado de un tumor en el cerebro. No tenía hijos y dejó su fortuna, estimada en 2.200 millones de euros, a una fundación.
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