“Tenemos el mejor balance del sector”
Energía y Celulosa (Ence) es “la empresa más saneada y solvente del sector”, está infravalorada en Bolsa y va a cerrar “un tercer trimestre bueno para su cuenta de resultados, aunque algo peor que en el primer semestre” por los cambios regulatorios en el sector eléctrico, según su consejero delegado. Ignacio de Colmenares (Madrid, 1962), el ejecutivo que se incorporó al cargo en 2010 y ha impulsado la reestructuración de la empresa, se muestra confiado en aumentar las ventas de celulosa en Europa, en completar el despliegue previsto de plantas de biomasa y en elevar el resultado operativo desde el entorno de los 150-200 millones de euros a los 200-250 millones en cuatro años.
En el primer semestre de 2013 Ence obtuvo un beneficio neto de 30,3 millones, un 90% más que en igual periodo de 2012, por el buen comportamiento del mercado internacional de la celulosa y por la contribución de una nueva planta de generación con biomasa en Huelva. Sus ingresos crecieron un 12% y su deuda financiera neta con recurso cayó un 47%.
Pregunta. ¿En qué ha cambiado Ence desde su incorporación?
Respuesta. Creo que en este periodo Ence ha registrado una mejora importante en eficiencia y en el balance con la venta de un patrimonio que no utilizaba en Uruguay y gracias además a una buena gestión del circulante. Hemos reducido mucho la deuda y hemos reinvertido en tecnología y eficiencia los recursos que hemos ido generando, hasta el punto de convertir casi el 85% de nuestro ebitda en free cash flow [mide la capacidad para generar caja con independencia de la estructura de financiación].
P. ¿De qué inversiones habla?
R. Estamos invirtiendo mucho, pero con mucho cuidado. Inversiones recurrentes en nuestras plantas, las necesarias, sin pasarnos, y también en activos que nos están generando un buen cash flow. Y esto se nota. Ence, lo digo con orgullo, presenta el mejor balance en su sector. La deuda con y sin recurso, y con todos los proyectos en España, está en el uno por ciento en relación con el ebitda, lo que está muy bien. No tenemos problema financiero.
“Tener financiaciación cerrada hasta 2020 permite centrarse solo en el negocio”
P. Sobre todo desde su emisión de 250 millones en obligaciones en enero para amortizar deuda y ampliar vencimientos...
R. Desde luego. Ahora, hasta 2020, lo tenemos todo financiado y podemos centrarnos en el negocio. En los últimos dos años y medio, además, hemos reducido nuestro coste de producción mejorando el rendimiento de las instalaciones y del capital humano. Hemos mejorado los procesos de transformación de la madera en celulosa y en energía. Esa doble eficiencia, en las operaciones y en el uso del balance, hace que la compañía esté muy bien pese a los problemas del entorno.
P. ¿Con la reciente venta de sus últimos bosques, acaba Ence con los delirios de grandeza del proyecto en Uruguay que provocó su asfixia financiera?
R. La compañía hizo ya un gran esfuerzo de realismo en 2009, con la venta del proyecto de Uruguay, y en 2010, con la ampliación de capital que realizó. Los accionistas se dieron cuenta de que Uruguay era una aventura demasiado grande, que Ence no tenía recursos para afrontarla sin recurrir a un endeudamiento salvaje, y que además podía ganarse un buen dinero produciendo en España para el mercado europeo. Hoy Ence, en Europa, es líder en producción de celulosa de eucalipto y ocupa un segundo puesto en ventas, con una cuota del 15%. Con estos datos, ¿qué sentido tiene fabricar fuera? Lo que nos gustaría es aumentar la producción en España. Exportamos el 90% de lo que producimos y hay un crecimiento sostenido en la demanda mundial de celulosa.
P. Ence ha agregado a su negocio tradicional de la celulosa, muy dependiente del ciclo económico, actividades como la generación eléctrica con biomasa y el aprovechamiento de cultivos forestales. Sin embargo, en sus cuentas de los últimos meses, y pese a la crisis general, sus resultados en celulosa están evolucionando mejor y están siendo más previsibles que los vinculados a la energía.
R. El área de la celulosa nos ha ido y nos va a seguir yendo muy bien. Dos factores lo están haciendo posible. El consumo cada vez mayor de papel en todas sus aplicaciones en el mundo y sobre todo en Asia, en especial en China e India por su crecimiento económico y por la migración de millones de personas desde el campo hasta las ciudades, lo que supone también un cambio en sus hábitos higiénicos y sanitarios. Y por la evolución de la oferta que, aunque crece, va un paso por detrás. No hay sobreoferta de celulosa ni la va a haber a corto plazo. Han cerrado algunas plantas y se han retrasado proyectos como el que vendió en 2009 la propia Ence a firmas escandinavas en Uruguay. Además, poner en marcha una planta de celulosa requiere tiempo y elevadas inversiones.
“Exportamos el 90% de la celulosa y somos el primer productor Europeo”
P. La incorporación de la planta de biomasa de Huelva ha permitido a Ence aumentar sus ingresos por ventas de electricidad en el primer semestre en un 30% y ha contribuido al incremento de un 43% en el ebitda de la compañía, pero su cash cost, su coste operacional, creció un 5% debido a los cambios en la regulación eléctrica. Un impacto de unos 30 millones en sus cuentas, al que se sumará el derivado de la reforma energética aprobada en julio.
R. Hasta que no se desarrolle el decreto ley y se vea cómo quedan las retribuciones a la biomasa es difícil cuantificar la repercusión que va a tener la nueva normativa en nuestras cuentas. En principio vemos con tranquilidad la reforma. Está claro que una parte de las retribuciones a la energía que vendemos va a bajar y tendremos que pasarle el problema a otros. La biomasa tiene una ventaja respecto a otras renovables. Nosotros podemos pedirle al proveedor, a quien nos vende la madera para producir biomasa, que nos baje un poco el precio y reclamar un mayor crecimiento a nuestras propias plantaciones forestales. En todo caso, habrá que pensar también en otras medidas y eficiencias que incrementen nuestros ingresos de la energía.
P. Su plan estratégico, que concluye en 2013, hablaba de abrir ocho o nueve plantas de biomasa hasta 2015 con una inversión de 525 millones, pero la realidad actual está lejos de esas previsiones.
R. Se trataba de plantas pequeñas, y hemos abierto ya la de Huelva, que es grande, 50 MW, y cuenta como dos, y en los próximos meses entrará en explotación la planta de Mérida, de 20 MW. Vamos a cumplir el objetivo estratégico que nos propusimos para la biomasa, pero más despacio.
P. ¿Han dejado de buscar alternativas a su planta de la ría de Pontevedra, cuya concesión actual vence en 2018?
R. Sí, la nueva Ley de Costas permite prorrogar hasta en 75 años la concesión, y es lo que próximamente vamos a solicitar. La autorización depende del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, previo informe medioambiental de la comunidad autónoma. Pero tenemos claro que este informe saldrá bien, porque su redacción no es caprichosa, debe ajustarse a una serie de parámetros, y Ence ha invertido mucho dinero y esfuerzos en los últimos años en convertir la planta gallega en referente medioambiental mundial en su sector industrial. Vamos a seguir mejorando estas instalaciones y barajamos incluso un plan de inversiones para ampliarlas.
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