Montevideo rescata su pasado con el renacimiento del Mercado Agrícola
Montevideo rescató su pasado con una mirada contemporánea gracias al renacimiento del Mercado Agrícola, un pintoresco edificio centenario que pasó del abandono y la decadencia al bullicio y la actividad comercial tras un proyecto de renovación que aspira a convertirse en un icono de Uruguay.
El Mercado Agrícola, de apariencia similar a mercados españoles como el de La Boquería en Barcelona o el Mercado Central de Valencia, está situado a unos metros del Parlamento uruguayo y se alza majestuoso con su impresionante estructura metálica y sus amplios techos, bajo los cuales se ofrece una gran variedad de alimentos y productos de primera calidad.
Donde antes reinaba el deterioro y la pobreza, ahora gourmets y curiosos pueden deleitarse con quesos, carnes, mariscos, frutas, verduras o pastas y degustar cervezas artesanales en un entorno que mezcla lo antiguo con lo moderno y la tradición con la innovación.
El mercado, inaugurado hace un mes, ha recibido una gran acogida por parte de los montevideanos y se estima que semanalmente recibe una media de 95.000 visitantes que curiosean entusiasmados entre los más de cien comercios de los que dispone el edificio, gestionado por la Intendencia de Montevideo.
Sin embargo, detrás de este éxito hay años de trabajo y una voluntad de revitalizar Goes, un barrio montevideano marginal y "tugurizado", tal y como afirmó a Efe la gerente general del Mercado Agrícola, Matilde Olivero.
Según la gerente, se trataba de una "zona conflictiva, con muchas personas con problemas con las drogas, donde se registraban muchos robos cada día", por lo que el barrio se fue despoblando con los años, en especial tras la crisis económica que sufrió Uruguay en 2002.
Además, el edificio del mercado estaba casi completamente abandonado, apenas tenía actividad comercial, no tenía cristales y las oficinas eran "precarias y sucias".
Por eso, el proyecto de remodelación del mercado surgió como parte de un plan municipal para mejorar el barrio, siendo este edificio el "centro y locomotora económica y social" de la zona.
Finalmente en 2009, con la ayuda de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que colaboró con 600.000 euros; los 1,2 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y con 3,5 millones de dólares invertidos por los propios comerciantes, la renovación del histórico edificio empezó materializarse.
Además de la ayuda de la AECID, el singular edificio tiene un fuerte vínculo con España ya que, tal y como relató Olivero, su revitalización "se inspiró en la experiencia de varios mercados españoles que pasaron por procesos similares".
De este modo, diversos funcionarios de la Intendencia de Montevideo hicieron "distintas visitas a mercados de todo el mundo, especialmente de España", y en base a esas experiencias trabajaron "en la mezcla comercial del mercado con su fuerte componente social, teniendo en cuenta la idiosincrasia uruguaya".
"Los mercados son espacios que trascienden lo comercial y por este motivo se tuvieron en cuenta no solo aspectos económicos, sino también culturales y sociales: se trata de un espacio para reencontrarse con la historia de la ciudad y del país", añadió.
En ese aspecto, Olivero mostró su "satisfacción" porque la gente "siente el mercado como algo suyo y eso es algo muy lindo"
"Muchos visitantes nos hacen sugerencias, nos escriben, nos dicen qué podemos mejorar, realmente la población está muy implicada", aseguró.
Tras un mes en funcionamiento, Olivero habló de "excelentes" resultados tanto por la afluencia de público como por las ventas.
El futuro del mercado parece prometedor, ya que en septiembre se conmemorará el centenario de su creación con una "gran variedad de actividades y sorpresas" que desde la administración del emblemático lugar por ahora no quieren dar a conocer.
Además, se estudia que este renovado lugar se convierta en una de las principales atracciones turísticas de Montevideo en las guías y mapas que se ofrecen a los que visitan la capital uruguaya, consolidando así la apuesta del país por el reencuentro con lo natural.
Francisco Javier Lama
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