Ordóñez acusa a Feijóo de vetar la mejor solución para las cajas gallegas
El exgobernador admitió la fusión como “mal menor” frente a la intervención Da a entender que hubo interés de La Caixa por absorber Caixa Galicia
El Banco de España tenía una capacidad "muy limitada" de actuación en las cajas de ahorros y se limitaba a "persuadir" a sus directivos sobre el camino correcto. Son explicaciones del gobernador del Banco de España de 2006 a 2012, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, en la larga respuesta por escrito que ha remitido a la comisión del Parlamento de Galicia que investiga la fusión de Caixa Galicia y Caixanova y su posterior nacionalización. Ordóñez insiste en que la unión no era la mejor opción y que solo la aceptó como "mal menor" ante "el bloqueo" del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a cualquier fusión con entidades no gallegas.
Ordóñez se enorgullece de que con la gran banca española el Banco de España fue criticado "por actuar de una forma tan intervencionista" e "intrusiva". Pero al tiempo asegura que con las cajas apenas podía "obligar a tomar determinadas medidas". Según dice, "uno de los problemas de esta crisis bancaria ha consistido en que las entidades no prestaron suficiente atención a las recomendaciones del supervisor". "La persuasión supervisora no tuvo el efecto deseado", sentencia, por "el inadecuado gobierno" de las cajas sometido a "los grupos de interés que las controlaban".
Ordóñez asegura que, al menos en el caso gallego, el supervisor venía advirtiendo desde 2003 del riesgo de apostar por el crédito inmobiliario. Así se indicó en las cuatro y tres inspecciones que respectivamente realizó en este tiempo a Caixa Galicia y Caixanova. Cuando pese a ello llegó al convencimiento de que las entidades no podían continuar en solitario, Ordóñez trató de "convencer" a Feijóo para apoyar las operaciones corporativas con entidades ajenas a Galicia que ya venían estudiando las propias cajas. "Es obvio que no pude", dice, ante "la rotunda negativa de la Xunta a autorizar cualquier operación que no fuera la fusión de las dos cajas gallegas". Con ese "bloqueo" de opciones "más sólidas", finalmente la autorizó "como mal menor" para evitar "su posible intervención", pero con unos condicionantes que "se cumplieron muy parcialmente".
La crisis española fue de “demasiadas cajas como para dejarlas caer”
Entre esas opciones supuestamente más sólidas, Ordóñez hace alusión no solo al proyecto de 2009 de posible integración de Caixa Galicia con Caja Madrid y la CAM, a las que no cita, sino que añade que "otra entidad grande, con una demostrada capacidad de gestión y que ha superado el ejercicio de estrés de Oliver Wyman con holgura, también estaba interesada en hacer una operación de integración con la caja coruñesa". Aunque no la menciona, se está refiriendo a La Caixa. Por su parte, Caixanova "estaba negociando su integración en un proyecto con un grupo de cajas de ahorro de similar tamaño y elevada solidez, que confería al proyecto, en principio, un calificativo de atractivo", en posible referencia a un proyecto como el de Liberbank. Unas soluciones así hubieran sido mucho menos costosa para los contribuyentes que los 9.000 millones de euros que ha costado ya la fusión de las cajas gallegas, provocada por el veto de Feijóo a otras alternativas.
Ordóñez rechaza responsabilidades sobre la venta con engaños de participaciones preferentes a pequeños ahorradores, para lo que señala a la Comisión Nacional del Mercado de Valores y a la Xunta. También explica por qué la competencia sobre las remuneraciones millonarias que cobraron los directivos de las cajas era de los responsables autonómicos, que tenían capacidad para conocer esas cantidades y podían haber actuado en consecuencia.
Ordóñez no da por cerrado el proceso de saneamiento y recapitalización
Ordóñez defiende la tarea del Banco de España, incluso en la época de Jaime Caruana, cuando se formó la burbuja. Y lo hace con especial contundencia en lo referido a la reestructuración financiera. "La crisis de España no fue una crisis de bancos too big to fail [demasiado grandes para caer], sino una crisis fundamentalmente de cajas too many to fail [demasiadas cajas como para dejarlas caer]", argumenta. "El problema de España no era salvar unas grandes entidades para evitar el colapso de la economía, sino al revés: hacer desaparecer las entidades más ineficientes".
Ordóñez no da por cerrado el proceso de "recapitalización en escalones" de las entidades ya que "el proceso de deterioro de activos y de los problemas de la banca española no ha sido instantáneo y derivado, como en otros países, de una mala regulación y de la súbita caída de los valores que se soportaban en activos tóxicos", sino que "se deriva fundamentalmente del deterioro de la economía real y de la capacidad de pago de empresas y particulares". Por ello, concluye, "hasta que este no se detenga, no se detendrá la necesidad de seguir saneando y recapitalizando las entidades".
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