Los tres mayores partidos lusos se sientan a negociar pese a sus divergencias
Los tres principales partidos políticos de Portugal ya negocian cómo cerrar la actual crisis política a instancias del jefe de Estado, Aníbal Cavaco Silva, a pesar de que las divergencias entre ellos están lejos de desaparecer.
Mientras las dos formaciones conservadoras que gobiernan el país en coalición (el socialdemócrata PSD y el democristiano CDS-PP) se sentaban ayer a conversar con los socialistas (PS), estos últimos anunciaban que votarán a favor de la moción de censura que presenta esta semana el grupo ecologista Los Verdes contra el Ejecutivo.
Después de una primera toma de contacto que apenas sirvió para definir el método de trabajo, las negociaciones comienzan a tomar cuerpo hoy, ya que todos los grupos se marcaron de plazo una semana para intentar alcanzar un acuerdo.
Cavaco Silva pretende que este proceso de diálogo culmine con un la firma de un "compromiso de salvación nacional" que asegure el cumplimiento del programa acordado con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de su rescate.
Este consenso debería, además, facilitar el regreso de Portugal a los mercados y garantizar condiciones de gobernabilidad, sostenibilidad de la deuda, crecimiento y creación de empleo, según el presidente luso.
Una de las bases sobre las que se asientan estas conversaciones es la disposición del jefe de Estado a convocar elecciones anticipadas a partir de junio de 2014, lo que agrada a los socialistas pero genera a priori rechazo entre los conservadores, cuyo objetivo es cumplir toda la legislatura, hasta 2015.
Más allá de la retórica, los tres principales partidos lusos coinciden en la necesidad de aligerar la carga de austeridad que soportan los portugueses desde hace más de dos años y a instancias de la UE y el FMI, aunque no se ponen de acuerdo en la vía a utilizar.
Mientras los socialistas hablan directamente de negociar cuanto antes las condiciones del rescate con los organismos internacionales, el Gobierno luso prefiere apostar por un "reajuste" a discutir únicamente cuando se considere imprescindible.
El Ejecutivo del primer ministro Pedro Passos Coelho defiende que con este "método" de intentar cumplir sus metas hasta el final, Portugal ya ha conseguido alargar los plazos de vencimiento de los préstamos de la ayuda internacional, reducir las tasas de interés y flexibilizar sus objetivos de déficit.
Desde el principal grupo de la oposición, sin embargo, se recuerda que pese a los 78.000 millones de euros del rescate, Portugal terminará este año por tercer ejercicio consecutivo en recesión y que el paro no ha dejado de subir desde entonces hasta máximos históricos (cerca ya del 18 %).
A las diferencias entre los tres partidos que participan en las conversaciones se suma una fuerte presión política y económica, lo que complica el proceso.
Las formaciones de izquierda rechazaron participar en las negociaciones y, de hecho, respaldarán la moción de censura al Gobierno que presentarán Los Verdes.
Aun con el apoyo de los socialistas, la mayoría conservadora en el Parlamento hace que esta iniciativa no tenga en principio opciones de prosperar.
A las críticas al proceso de diálogo se sumó también el antiguo secretario general del PS y ex primer ministro, José Sócrates, quien auguró ayer que su partido no firmará un acuerdo que respalde la reforma del Estado que prepara el Ejecutivo, y que prevé el despido de miles de funcionarios y cambios en el sistema de pensiones.
"Dudo mucho que esta iniciativa llegue a buen puerto", aseveró Sócrates, quien censuró a Cavaco Silva por adoptar una decisión que en su opinión "extendió la crisis como una mancha de aceite" y supuso en la práctica la desautorización del Gobierno luso.
Otro motivo de presión es el notable incremento de los intereses que penalizan la deuda soberana de Portugal por la incertidumbre generada entre los mercados, y que cerraron el viernes muy cerca del 8 % en el caso de sus títulos a diez años.
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