Fraude a gran escala en Pescanova
KPMG desvela que la empresa está en quiebra técnica, con un agujero de 927 millones y una deuda de 3.281 millones. Su investigación señala que la dirección maquinó el engaño
Pescanova tiene una deuda financiera neta de 3.281 millones de euros y un agujero en su patrimonio neto de 927 millones, lo que supone que está en quiebra técnica. Significa que en sus entrañas guarda casi el cuádruple de deuda de la que reconoció, y que, donde decía tener activos millonarios, en realidad tenía un enorme agujero contable. Son las dos contundentes conclusiones del durísimo informe de la investigación que la auditora KPMG, a la que se le había encomendado escudriñar toda la contabilidad de la pesquera, ha elaborado y entregado al administrador concursal, el también auditor Deloitte.
El informe de KPMG, enviado anoche a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), es contundente: las cuentas han sido alteradas durante años y ha sido la dirección la que ha “planificado de forma consciente” el sistema por el que se han enmascarado los números rojos en un fraude a gran escala.
En sus entrañas la pesquera guarda casi el cuádruple de deuda bancaria de la que reconoció
Pescanova no presentó sus cuentas auditadas de 2012 y el 28 de febrero anunció por sorpresa problemas financieros, por los que ha terminado en concurso de acreedores y con la mayoría de su consejo imputado por la Audiencia Nacional. Tras el estallido de la crisis en la compañía cotizada, el presidente, Manuel Fernández de Sousa, reconoció discrepancias contables. Y finalmente a KPMG le fue encargada la misión de tratar de poner luz a unas cifras cada vez más irreales, a través de una investigación forensic. El propio Sousa contrató a la firma y ha insistido en que era una prueba de su buena fe para deshacer el entuerto contable. “Durante los últimos ejercicios se han diseñado y ejecutado prácticas contables cuyo objetivo era presentar una deuda financiera del grupo inferior a la real y, consecuentemente, una cifra de resultados superior a los realmente generados”, determinan los investigadores.
KPMG no duda en señalar directamente a quién considera que es el responsable del fraude. “Los hechos, operativas y prácticas desarrolladas por el grupo Pescanova no fueron fortuitas, sino que fueron resultado de una planificación de forma consciente que se han venido realizando durante varios años por parte de la dirección de Pescanova”, determina. Además, dice que “existen indicios fundados de que determinadas personas de la cúpula directiva de Pescanova han instruido, ejecutado, llevado a cabo o conocido, en mayor o menor medida, dichas prácticas”.
¿Cómo consiguió la compañía ocultar su delicada situación? Aprovechando la maraña de empresas que importan y exportan mercancía en el grupo. “Para la obtención de financiación, la sociedad ha llevado a la práctica determinadas operaciones (formalización de créditos documentarios sin que existieran transacciones reales con mercancía, utilización de estructuras societarias instrumentales para generar financiación bancaria y resultados ficticios, líneas de factoring dispuestas sin sustancia económica, etc…) que pueden ser consideradas como irregulares desde un punto de vista contable y financiero”, concluye KPMG.
Las últimas cuentas que presentó Pescanova son de septiembre de 2012 y en ellas se decía que el patrimonio neto del grupo era de 756 millones. Esas cuentas eran muy escuetas y en ellas no se detallaba qué parte del pasivo era deuda financiera ni cuál era la posición de caja. En las anteriores, de junio de 2012, la deuda financiera estaba cifrada en 838 millones (968 millones de deuda menos 130 de supuesto dinero en efectivo y equivalentes). Ninguna de las dos cosas eran verdad, a la luz del examen de KPMG. La empresa está en quiebra técnica, con un patrimonio neto negativo de 927 millones que supone un desfase de 1.683 millones sobre lo declarado. Y el maquillaje contable del endeudamiento neto es aún mayor, pues con 3.281 millones casi cuadruplica los 838 millones declarados. Si a la deuda financiera se le suma la deuda con proveedores y otras cuentas a pagar, el pasivo total ronda los 4.000 millones.
La administración concursal, en manos de Deloitte, declaró este miércoles que puede “adoptar las medidas que resulten oportunas tras el análisis del informe, dando en su caso traslado a los órganos competentes”. Fuentes cercanas al expediente señalan que el informe será entregado a la Audiencia Nacional.
La compañía celebra este jueves un consejo de administración. Es más que probable que los consejeros que representan a Damm y el fondo Luxempart —segundo y tercer accionista de Pescanova respectivamente, y ninguno de ellos imputados— , volverán a pedir la dimisión de Sousa, que hasta ahora siempre ha logrado mantener el apoyo de un consejo lleno de familiares y leales colaboradores. Será la primera vez, sin embargo, que sepan realmente cuáles son los secretos que escondían las cuentas de Pescanova, que apoyaron y firmaron hasta 2011.
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