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El Bundesbank critica al BCE y a Francia por su falta de austeridad

Weidmann critica las medidas anticrisis del BCE y la prórroga dada a Francia para ajustar su déficit

En puntual desempeño de su tarea de halcón de la ortodoxia monetaria, el presidente del Banco Central alemán (Bundesbank), Jens Weidmann, criticó este domingo la prórroga concedida a Francia para ajustar su déficit. El jefe del antiguo banco emisor del marco teme que estas prórrogas erosionen las nuevas reglas de estabilidad aprobadas en Europa el año pasado. Francia, dice Weidmann, “tiene una responsabilidad especial, lo mismo que Alemania”, para evitar que estos acuerdos queden en papel mojado. En una entrevista publicada el domingo por el dominical Bild am Sonntag, Weidmann tira además contra las medidas anticrisis del Banco Central Europeo (BCE), que este mes redujo los tipos de interés a su mínimo histórico de medio punto. El economista que asesoró a la canciller Angela Merkel entre 2006 y 2011 se dice “preocupado porque la buena evolución de los mercados financieros y, en particular, los bajos tipos de interés, rebajen la presión para combatir las causas de la crisis”. Para Weidmann, que países como España se endeuden más barato gracias a las medidas del BCE es más un riesgo que un alivio.

En una crítica velada al presidente del país vecino, Weidmann lamenta además que Francia tenga “un déficit presupuestario muy por encima del 3%” que fijan como máximo los tratados europeos. Aunque admite que la flexibilidad en los criterios responde a que “la evolución económica está siendo peor de lo esperado”, Weidmann considera que el plazo no debería haberse alargado “de una sola vez al máximo posible”. Hace unas semanas, Francia obtuvo de Bruselas una prórroga hasta 2015 para reducir su déficit al 3%.

Las críticas al país vecino se han convertido en moneda común en los despachos políticos y financieros de Alemania. Las grandes diferencias entre París y Berlín se están aireando en invectivas directas o hasta insultantes, como la que lanzó el Partido Socialista francés contra Merkel hace pocas semanas. El propio presidente Hollande tuvo que salir esta semana a suavizar la controversia, asegurando en un discurso público que las relaciones entre Francia y Alemania “no tienen problemas” y que su trato Merkel siempre es “respetuoso”. Contó a los franceses que Alemania “está preparada para alcanzar compromisos, aunque a veces cueste tiempo”. Las diferencias, aseguró, giran en torno a sus respectivas percepciones del proyecto europeo.

La victoria de Hollande en las elecciones presidenciales, hace ahora un año, abrió una brecha entre las dos primeras potencias de la Eurozona. Merkel y Hollande son incapaces incluso de consensuar las declaraciones conjuntas con las que ambos gobiernos iban a las cumbres europeas. Según ha publicado recientemente el semanario alemán Der Spiegel, los funcionarios de la Cancillería alemana trataron de negociar un documento conjunto para la próxima cumbre de junio. Las diferencias, sin embargo, son tan profundas que no permiten siquiera este compromiso. Alemania no confía en que la cumbre del mes que viene sirva para alcanzar acuerdos significativos hacia la integración política y fiscal en Europa.

Hollande impulsó el año pasado un pacto por el crecimiento económico. Debía tener vigor en paralelo a los acuerdos de estabilidad, es decir de austeridad, propugnado por Merkel. De momento no ha servido de nada. El Gobierno alemán ha filtrado un informe en el que señala que a “la movilización general hacia las reformas estructurales y la competitividad” le queda, según el punto de vista alemán, mucho camino por recorrer. Francia, aseguran en Berlín, sólo ha avanzado en el ajuste de sus cuentas con medidas para elevar sus ingresos. Alemania echa de menos recortes del gasto. En cuanto a España, Berlín cree que “serán inevitables reformas para superar algunas rigideces en el mercado laboral”. Es decir, despidos aún más baratos y contratos aún más precarios. También en Italia ven la misma carencia.

Merkel reaccionó la semana pasada por primera vez a las duras críticas vertidas contra ella por los socialistas franceses: “Sé que las cosas solo le pueden ir bien a Alemania cuando le van bien a Europa, no soy egoísta”. Para demostrarlo, Bild la mostraba el domingo comprándole un periódico caritativo a un alemán que pedía en la calle.

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