La autocartera hace un roto a las empresas
Las minusvalías con acciones propias en 2012 batieron todos los récords
Las empresas son inversores del montón. A pesar de contar con información de primera mano sobre el flujo de información que llega al mercado y que será recogido inmediatamente en el precio de la cotización, los departamentos financieros de las compañías no suelen caracterizarse por su tino a la hora de jugar con la autocartera. En 2012, las minusvalías por la compraventa de acciones propias batieron todos los récords, ya que los grupos del Ibex acumularon unas pérdidas conjuntas de 139,8 millones de euros, frente a los números rojos de solo 27 millones un año antes. El balance en los últimos cinco años, donde solo en un ejercicio (2009) hubo ganancias agregadas, arroja unas pérdidas de 287 millones.
La evolución de la Bolsa española fue completamente dual en 2012. El primer semestre fue horrible, y el Ibex 35 llegó a ser el peor índice del mundo en ese periodo. Sin embargo, a partir de finales de julio y gracias a las famosas palabras de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo —“Haré todo lo necesario para salvar el euro; y créanme, será suficiente”—, el dinero volvió a los países de la periferia europea, lo que permitió al selectivo español cerrar el ejercicio con unas pérdidas de solo el 4,6%. En este contexto, hasta ocho empresas tuvieron pérdidas con los movimientos de autocartera. Los números rojos más elevados correspondieron a Caixabank (perdió 94 millones), seguida por Banco Popular (81 millones), Abertis (80 millones) y ACS (51 millones). De acuerdo con la normativa contable en vigor, los resultados de operaciones con autocartera no se incluyen en la cuenta de resultados de las compañías, pero sí tienen impacto en sus fondos propios.
En el lado contrario, los grupos que mejor supieron jugar con sus propios títulos fueron Banco Santander, BBVA y Repsol. El Santander logró plusvalías por 85 millones de euros, una cifra apreciable, pero lejos de los 320 millones que logró en el ejercicio 2009. El BBVA dio la sorpresa: el banco que preside Francisco González había sufrido minusvalías acumuladas de 529 millones entre 2008 y 2011 y se apuntó el pasado año unas ganancias de 80,6 millones. En el caso de Repsol, las plusvalías ascendieron a 50 millones. La petrolera es una de las empresas del Ibex con uno de los manejos de autocartera más rentables desde que estalló la crisis.
Los bancos suelen ser los más activos en los movimientos de autocartera, ya que intervienen casi a diario en el mercado por cuenta propia o de terceros para proporcionar cobertura a las carteras de sus clientes o para facilitar la intermediación de acciones. El Santander, por ejemplo, realizó operaciones de compra de 1.267.816.686 títulos el pasado año y se desprendió de 1.261.115.148 acciones. En total, la entidad presidida por Emilio Botín movió el 24% de su capital social. El precio medio de venta de la autocartera del Santander en 2012 fue de 5,58 euros, y el de compra, de 5,49 euros. Por su parte, el BBVA adquirió 819 millones de títulos y enajenó 850 millones, moviendo en total el 30,6% de su capital.
En el arranque de 2013 se han producido algunos movimientos de calado en torno a la autocartera. El más llamativo ha sido el protagonizado por Telefónica. A finales del pasado mes de marzo, la operadora, aprovechando el importante rebote acumulado por la cotización, realizaba una colocación acelerada entre grandes inversiones de 90 millones de títulos propios, equivalentes al 1,97% del capital. El precio de la venta, 10,8%, estuvo por debajo del precio del mercado. En todo caso, Telefónica recibió por la operación 975 millones de euros, que destinará a reducir su endeudamiento, y se apuntó unas plusvalías que incrementarán en 31 millones su patrimonio. Además, la compañía se ha comprometido con Goldman Sachs, el colocador de las acciones, a no disponer de títulos propios durante los 90 días siguientes a la operación.
Se acotarán sus usos
En el año 2009 se modificó la Ley de Sociedades Anónimas para adaptarla a la normativa europea. Uno de los artículos objeto de cambios fue el 75, que se refiere a la adquisición de acciones propias. En concreto, se elevó el límite máximo de títulos que una compañía puede almacenar en autocartera pasando del 5% del capital al 10%. Este salto ha dado manga ancha a las compañías, que dan múltiples usos al manejo de acciones propias. La autocartera se usa para retribuir al accionista, para remunerar en especie a la dirección, para dar liquidez a la cotización o sostenerla en momentos de pánico, de canje en una operación corporativa o como blindaje ante una oferta no deseada...
Con un límite máximo de autocartera tan elevado, en un mercado con importantes accionistas de control y bajo capital flotante, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha intentado en varias ocasiones promover limitaciones al uso de autocartera. Durante la presidencia de Julio Segura se anunció durante varios años esta intención en el Plan de Actividades de la CNMV. En las próximas semanas se espera que el supervisor anuncie algunas medidas en relación con el buen uso de las acciones propias.
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