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“No queremos ser una carga”

Geovanny Chipes y Carola Andrade forman uno de los 1.833.700 hogares españoles con todos sus miembros activos en paro

Thiago Ferrer Morini
Geovanny Chipes (derecha) y Carola Andrade, pareja de ecuatorianos desempleados.
Geovanny Chipes (derecha) y Carola Andrade, pareja de ecuatorianos desempleados.A. GARCÍA (EL PAÍS)

Geovanny Chipes y Carola Andrade son de Guayaquil (Ecuador) y llevan juntos 13 de sus 33 años. Los últimos 12 años los han pasado en España, lugar de nacimiento de su hija, de seis. El suyo es uno de los 1.833.700 hogares españoles donde ninguno de sus miembros activos trabaja, un 10,53% del total. Los tres comparten una habitación en el madrileño barrio de Pueblo Nuevo.

La vida laboral de Geovanny y Carola en España ha sido una sucesión de empleos de lo más variopinto en los que ninguno de los dos ha pasado más de dos años. Él ha trabajado de carpintero a camarero, pasando por el reparto de publicidad. Carola, por su parte, ha sido limpiadora, camarera y ha cuidado de ancianos. Muchas veces, “en negro”, afirma Geovanny.

Ninguno de los dos tiene derecho a prestación alguna. El dinero para la habitación (280 euros al mes), para su subsistencia y la de su hija lo facilita la madre de él, que regenta un bar en el mismo barrio. Por mucho que esta haya dicho que ayudará a sus hijos “mientras Dios me dé salud”, en palabras de Geovanny, ninguno de los dos está feliz con esta situación. “No queremos ser una carga”, declara Carola.

La solución para ambos es regresar a Ecuador. “Aquí las cosas están muy difíciles, y parece que van cada vez peor”, considera Geovanny. “En nuestro país tenemos más familia, hermanos, primas”, respalda Carola. A pesar de eso, Geovanny aún cree que hay motivos para quedarse en España: “La gente aquí te ayuda más”.

Pero a Geovanny le resultaría “doloroso” volver a su país con las manos vacías. Ambos quieren instalar un negocio en Ecuador, pero sin dinero ahorrado para el pasaje siquiera, el sueño todavía les parece difuso: ni siquiera tienen pensado qué clase de negocio quieren instalar. Él quiere juntar como mínimo 10.000 dólares (7.500 euros) para volver a Ecuador.

Un problema adicional es su hija. “No sé cuán duro puede ser para ella volver”, afirma Geovanny. “Además tiene aquí a sus amigos de la escuela”, recuerda Carola. “Es una españolita más”.

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Sobre la firma

Thiago Ferrer Morini
(São Paulo, 1981) Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid. En EL PAÍS desde 2012.

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