CAF reduce su velocidad de crucero
La ferroviaria vasca sigue acumulando beneficios y pedidos, pero crece más despacio
A veces no es el tren el que falla; lo que alarga el viaje son las vías. Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), el casi centenario fabricante de material ferroviario de Beasain (Gipuzkoa), ha levantado un poco el pie del acelerador en el crecimiento de sus resultados en el tercer trimestre, lo que ha provocado decepción en algunos analistas que querían más, y eso que el grupo aún puede cumplir sus expectativas —aunque lo tiene difícil— en lo que le resta de trayecto en 2012. Algunas traviesas sueltas, en forma de un mayor impacto impositivo en las cuentas (casi un 24% a 30 de septiembre frente al 11,3% de igual fecha de 2011), de retraso en los pagos de algún cliente latinoamericano y/o de dilación en la entrega de algunos trenes en alquiler por parte del fabricante, han podido aminorar su marcha, según sospechan los analistas.
El grupo, en todo caso, sigue atravesando el escenario de la crisis española y mundial rodando sobre holgadas cifras de beneficio y facturación, y sobre una cartera de pedidos que no deja de renovarse y que asegura varios años de carga de trabajo a sus fábricas. Entre enero y septiembre ha obtenido un beneficio neto atribuido de 78,66 millones de euros, que no es poco, pero que supone un descenso del 9,78% respecto al mismo periodo de 2011; ha registrado una cifra de negocio de 1.294 millones, con un incremento del 7,63%, y contaba a cierre de septiembre con una cartera de pedidos valorada en 4.859 millones, un importe similar al de igual fecha del ejercicio anterior.
La caída del beneficio neto, según los analistas de Bankia Bolsa, es consecuencia del mayor peso relativo de los beneficios antes de impuestos obtenidos en países con mayor tasa impositiva. Fruto, en suma, del alto grado de internacionalización de la compañía.
Las ventas fuera de España suponían para CAF, a 30 de septiembre, el 81% de sus ingresos, seis puntos más que hace un año, y van a seguir incrementando su peso relativo: hace siete días se ha hecho con un pedido de 15 trenes para el metro de Roma (113 millones de euros); hace tres semanas se adjudicó en Helsinki el suministro de 20 unidades de metro (140 millones), y hace un mes fue seleccionada como uno de los siete candidatos finales al megacontrato —valorado en 12.000 millones de euros y cuya adjudicación está prevista en noviembre— para fabricar 7.224 vagones de trenes de cercanías, mejorar la señalización ferroviaria y construir nuevas cocheras por un periodo de 20 años en Sudáfrica.
Las ventas fuera de España aportan ya al grupo el 81%
Este tipo de contratos, comentan analistas de La Caixa, demuestran que hay negocio internacional en el sector (CAF se sigue presentando a 4 o 5 contratos al mes a pesar de la debilidad del mercado doméstico) y que CAF sigue entre las grandes compañías ferroviarias del mundo. Estos expertos, no obstante, tras analizar los últimos resultados, han reducido sus estimaciones de nuevas contrataciones en 2012 para este grupo en un 17%, hacen hincapié en el empeoramiento en el cobro de nuevos contratos y rebajan su estimación de resultados anuales y el precio objetivo de sus acciones.
En el tercer trimestre, CAF se ha hecho además con un contrato para suministro de tranvías a la ciudad australiana de Sidney (16,2 millones de euros), de otro para suministro de 84 coches de metro a la ciudad india de Calcuta (110 millones) y de un tercero en Brasil, en este caso formando parte de un consorcio, para el nuevo tranvía de la capital de Mato Grosso (210 millones de este proyecto se atribuyen a la española).
“Nuestro mercado es todo el mundo”, subrayaba hace unos meses el directivo de CAF Telmo Labayen en unas jornadas de la Asociación Latinoamericana de Metros. La situación del mercado doméstico, dijo, imprime la “necesidad de mirar al extranjero”. CAF opera ya en los cinco continentes.
Entre los proyectos en los que actualmente trabaja figuran el suministro de trenes de cercanías para São Paulo y Recife (Brasil), Trieste (Italia), Cerdeña (Italia), Montenegro, Auckland (Nueva Zelanda), Mallorca y la empresa Amtrak en Estados Unidos. También fabrica tranvías para las ciudades de Granada, Málaga, Zaragoza, Belgrado, Estocolmo, Houston, Debrecen, Besançon, Nantes, Birmingham y Cuiabá, y unidades de metro para las ciudades de Bucarest, Caracas, México DF, São Paulo, Calcuta y Santiago de Chile.
Y está pendiente también de la resolución en 2012 y 2013, entre otros, del contrato del tranvía de Catar (300 millones de euros); de la denominada Concesión III de México (750 millones); del tren de alta velocidad de São Paulo-Río de Janeiro (1.125 millones); del Crossrail de Londres (1.130 millones), y del suministro de 400 trenes eléctricos a Alemania (1.500 millones). En India, adonde directivos del grupo acompañaron en su reciente viaje al Rey, el fabricante vasco aguarda la resolución de varios contratos en Delhi, Bangalore y Jaipur.
El grupo sigue atravesando el escenario de la crisis rodando sobre holgadas cifras de beneficio y facturación
Hay ligero cambio también en las expectativas que presenta su mercado nacional. A primeros de octubre el Ministerio de Fomento desveló que, a través de Adif, prevé licitar en 2013 dos contratos de concesión para acometer la instalación y el posterior mantenimiento de los sistemas de electrificación y control de tráfico de líneas ferroviarias de alta velocidad (AVE). El ente público que preside Enrique Verdeguer continuará el próximo año recurriendo a la colaboración del capital privado para costear obras de las líneas AVE en construcción. Adif ya ha adjudicado varios contratos para acometer la instalación de sistemas técnicos del AVE en colaboración con el capital privado. El primero se contrató en octubre de 2011 al consorcio formado por Alstom, Isolux Corsán, Emte y CAF por 280 millones de euros. Y la experiencia, recuerdan los analistas, es un grado.
La estrategia del grupo vasco pasa, además de la internacionalización, por dar continuidad al desarrollo de nuevos productos en el ámbito de los vehículos —tranvías, cercanías regionales y alta velocidad— para optar a otros segmentos de mercado aportando un mayor nivel tecnológico y mejoras en “el coste de ciclo de vida o en el impacto ambiental de los trenes”. Y la apuesta por productos complementarios, como las comunicaciones o la señalización, y por proyectos llave en mano que permitan ampliar la oferta de CAF en el mundo como proveedor de soluciones integrales.
En este contexto, los expertos del Banco Santander han incluido al grupo en su cartera ideal de pequeños y medianos valores. Señalan que CAF cuenta con una cuota de mercado global del 5% y que está totalmente internacionalizado. Su modelo de negocio es sólido y estable, dicen, y es en su sector uno de los low cost players (protagonistas del mercado con ofertas muy ajustadas de precio).
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