Ferrovial asfalta Tejas
La compañía española inaugura la autopista más rápida de Estados Unidos
Carroll Shelby fue reconocido en el mundo del motor por creaciones como el deportivo Cobra. El también piloto de carreras solía decir que esperaba que no hubiera límite de velocidad en el cielo. Cinco meses después de morir, el grupo Ferrovial inauguraba en su Estado natal, Tejas, el último tramo de la autopista con el límite de velocidad más alto de EE UU, 85 millas (136 kilómetros) por hora. La primera en circular por ella el pasado miércoles fue Martha Carson, una profesora residente en Lockhart, entre Austin y San Antonio.
La conocida como State Highway 130 es una autopista de peaje sin barreras con la que las autoridades tejanas esperan aliviar la carga de tráfico que soporta la Interestatal 35. No es un reto fácil, porque Tejas es el Estado con mayor crecimiento de población en el país, y eso, cuando se trata de coger el coche, es atasco casi garantizado. Además es un punto de paso de las mercancías desde el golfo de México hacia el Norte. Como decía el gobernador republicano Ricky Perry en el corte de la cinta, combatir la congestión es amigo del desarrollo económico.
La solución de este quebradero de cabeza para los gestores del transporte en Tejas y otros Estados de EE UU representa, por tanto, una gran oportunidad para las empresas españolas, que pueden aportar su conocimiento y experiencia en ingeniería para llevar adelante este tipo de proyectos. Rafael del Pino, presidente ejecutivo de Ferrovial, calzando botas de piel oscuras, aprovechó el evento para reiterar el compromiso de la compañía española “por construir una nueva generación de infraestructuras” en EE UU.
...y ACS excava Nueva York
Un día después de que Rafael del Pino pisara con sus botas tejanas el terreno arcilloso de Austin, unos miles de kilómetros al Norte, en Nueva York, su rival Florentino Pérez pegaba un nuevo bocado al granito de la Gran Manzana al ganar un contrato de 952 millones de dólares para las obras del metro en Manhattan. Mientras que Ferrovial apuesta por Tejas para su expansión en Estados Unidos, ACS busca consolidarse en Nueva York.
La cartera del grupo ACS en el mercado norteamericano suma así 15.300 millones y es otro ejemplo más de cómo las empresas españolas en el sector de la construcción, del transporte y la energía venden ingeniería para competir en Estados Unidos. La última adjudicación forma parte de los trabajos que Dragados lleva a cabo para mejorar los accesos a la isla desde Queens.
En concreto, la nueva adjudicación incluye la construcción por parte de filiales de ACS de las estructuras de hormigón de dos cavernas del metro y de los túneles de acceso bajo la terminal de la Estación Central, en Midtown, así como los acabados finales, la instalación de sistemas mecánicos, eléctricos y de protección de incendios. ACS lleva en Nueva York desde 2005.
Las obras de ampliación de la red de transporte subterráneo neoyorquina fue el origen. Y en competencia con Ferrovial, también rivaliza por contratos para la mejora de carreteras. La constructora que dirige Pérez intentó hacerse con una de las obras que realiza la compañía de la familia Del Pino en Tejas.
Ferrovial es uno de los mayores inversores españoles en la mayor economía del mundo. Junto a Canadá, EE UU representa el 10% de los 7.446 millones de euros en ingresos que el grupo generó en 2011. El 77% del capital invertido en nuevos proyectos se dirige a las operaciones en este país. En el negocio de las autopistas en concreto representan más de la mitad de las ventas, con cinco de las 23 concesiones que Cintra tiene en el mundo. Tres están ya operativas y dos en ejecución por parte de otras dos filiales, Agroman y Webber. En total, estas concesiones suman 380 kilómetros de carreteras.
Tejas es la punta de lanza de Ferrovial, y en su capital, Austin, tiene la compañía española su cuartel general. Nicolás Rubio, consejero de Cintra en el país, señala que el mercado de las infraestructuras es potencialmente enorme. Y precisamente por esta dimensión y volumen tratan de ser muy selectivos al seleccionar ante las oportunidades que se van presentando. También porque se trata de 50 Estados-mercados diferentes, con legislaciones y economías distintas. Además buscan un entorno político y social más abierto a la inversión privada.
Una imagen de actividad que contrasta con la de España, donde la crisis financiera y los recortes públicos están provocando que no se construya ni un solo kilómetro de carretera. La HS-130 es la tercera autopista en concesión en EE UU, junto a la Skyway en Chicago y la Indiana Toll Road. Este proyecto es además el banco de pruebas para inversiones que combinan capital público y privado. Como señaló el gobernador Perry, “es una fórmula creativa” para modernizar y construir buenas infraestructuras sin que suponga un lastre adicional para el contribuyente.
Un modelo de financiación mixto que trata de replicar en otros puntos de su Estado. “Cortar la cinta y ver circular los coches es el objetivo”, comentaba en la víspera de la inauguración Antonio Álvarez desde Dallas. Es el máximo responsable de la concesión de Ferrovial en la conocida LBJ Express. Este proyecto, ejecutado en un 40%, es, junto al del NTE en Fort-Worth, uno de los cinco mayores en marcha en EE UU en el marco de infraestructuras de autopistas. “Ahora somos un poco menos el actor desconocido”, comenta José Carlos Estaban, el ingeniero responsable del desarrollo de la NTE, segunda gran obra en marcha.
Las dos tienen un presupuesto combinado de 4.700 millones de dólares y dan empleo directo a casi 2.500 personas. A estos se les suman los 1.400 millones de la HS-130. Además, el grupo Ferrovial compite con cuatro constructoras por hacerse con la ampliación de uno de los tramos de la I-35 desde Dallas hacia el Norte. El reto en estos proyectos en zonas tan congestionadas, señala Mario Móstoles, el ingeniero a cargo de la LBJ, es mantener el volumen del trabajo sin afectar al volumen de tráfico.
Dallas-Fort Worth es la cuarta área metropolitana de EE UU, con 6,5 millones de habitantes. Concentra una cuarta parte de la población de Tejas. Las futuras LBJ y la NTE combinarán carriles de autopista sin peaje y carriles de pago, que el conductor podrá utilizar a conveniencia. Al no poder desarrollarse nuevas vías por la densidad de la población, se aprovecha el espacio al máximo. El sistema de peaje es electrónico, pero, a diferencia de la HS-130, la tarifa se ajusta a la congestión (velocidad y número de vehículos).
Belén Marco, máxima responsable de la LBJ, explica que el objetivo es conseguir con este sistema híbrido que el tránsito mínimo sea de 80 kilómetros por hora. Ferrovial está construyendo las nuevas vías de peaje, que operará Cintra, y renovando los carriles generales ya existentes. Del total de las inversiones en los dos proyectos en ejecución en Dallas, 1.100 millones los pone el grupo español y sus socios, entre los que se encuentra el fondo de pensiones de policías y bomberos. El resto son ayudas públicas, créditos blandos federales y bonos privados.
Enrique Díaz, consejero delegado de Cintra, concluye en este sentido destacando que los tres proyectos en Tejas son los ejemplos más palpables de la implicación de los poderes públicos en los proyectos de infraestructuras, especialmente en un momento en el que la liquidez brilla por su ausencia. Eso, como señalan los técnicos del grupo, da mucha tranquilidad a la hora de ponerse manos a la obra. Los inversores privados, por su parte, reconocen que la compañía tiene una posición muy sólida y diversificada.
Rubio insiste además en dos cosas para el éxito de los proyectos en marcha. Primero, hay que saber integrar la cultura y el modo de hacer de la empresa con el mercado en el que opera. Y segundo, hay que encontrar el lugar donde crezca la población y la economía para que haya negocios. Ferrovial acaba de ser seleccionada para la construcción de la nueva US-460 en Virginia, una inversión valorada en cerca de 1.400 millones. Y tiene la atención puesta en Florida, Georgia y Carolina del Norte.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.