Un mercado a ciegas
La crisis reduce la cobertura de valores, sobre todo pequeños, por parte de los analistas
Los analistas son una pieza importante en el engranaje que conforma la maquinaria bursátil. Estos profesionales estudian una compañía y ofrecen a la comunidad financiera recomendaciones de compra o de venta sobre sus acciones. La crisis económica ha pasado una elevada factura a sociedades de valores y bancos de inversión, los principales productores de análisis bursátiles. Algunas de estas instituciones han cerrado, otras se han fusionado y la mayoría se han visto forzadas a reducir su plantilla. ¿El resultado? La cobertura actual de valores es mucho menor a la que había hace unos años. Esta circunstancia, especialmente sangrante entre las empresas de mediana y pequeña capitalización, conlleva importantes riesgos tanto para las propias cotizadas como para los inversores, según advierten diferentes fuentes. En un mercado con menos luz hay que ir a tientas. Y la probabilidad de golpearse crece.
“Efectivamente, hemos visto una caída en la cobertura de valores”, asegura Jesús González Nieto, director de desarrollo de la Bolsa de Madrid. “El peligro de esta situación es, en primer lugar, que se produzca una ineficaz formación en los precios de las cotizaciones al haber menos información disponible”. Además, otro de los riesgos que este experto subraya es la gestación de un círculo vicioso de bastante graves consecuencias: al haber menos informes de un valor su volumen de negociación cae y, como hay menos volumen, cada vez menos casas de Bolsa estarán interesadas en su cobertura. “Vinculado a la información y la liquidez, hay un tercer factor de riesgo y es que se incrementa el coste de capital para aquellas empresas que dejan de ser seguidas por los analistas. Cuando tengan que apelar al mercado a través de una ampliación de capital o una emisión de bonos los inversores les van a exigir un descuento por ese mayor grado de anonimato”, añade González Nieto.
Informes previo pago
La caída en la cobertura de valores llevó hace un año a Bolsas y Mercados Españoles (BME) y al Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF) a poner en marcha un servicio denominado InResearch. Las compañías interesadas en un mayor seguimiento pueden contratar este servicio que identifica al analista más indicado para la cobertura de cada valor entre aquellos que integren el registro de analistas de InResearch.
Los expertos que forman parte del servicio deben de acreditar más de tres años de experiencia en el análisis financiero de empresas cotizadas. Además, hay un compromiso de seguimiento de la compañía por un plazo mínimo de dos años. Al ser la compañía la que paga el servicio puede existir la duda de si la recomendación que haga el analista está sesgada o no. Ese potencial conflicto de interés trata de ser minimizado con la presencia de un Comité Técnico de Análisis Independiente. Este comité es el que da el visto bueno a los analistas que solicitan entrar en el registro y luego selecciona aquellos que son más adecuados para cada empresa. Además, este grupo de sabios velará por que los informes emitidos reúnan la calidad necesaria y resolverán posibles conflictos, en caso de que la compañía se muestre no conforme con la selección del analista designado inicialmente por el comité.
Hasta ahora solo dos compañías han solicitado los servicios de InResearch: Gowex (que cotiza en el MAB) e Iberpapel.
Sobre este último punto, el encarecimiento del acceso al mercado, un trabajo de reciente publicación titulado Los efectos reales de los ‘shocks’ financieros: evidencia de los cambios exógenos en la cobertura de los analistas, elaborado por François Derrien (HEC París) y Ambrus Kecskés (Virginia Tech), identifica la reacción de casi 2.000 empresas de EE UU a la pérdida de un analista. La conclusión del trabajo es que los analistas no solo influyen en los precios de los valores a través de sus recomendaciones de inversión y sus informes, sino que la información que suministran afecta directamente al coste de capital de las empresas que cubren y, de forma indirecta, en sus decisiones de financiación e inversión.
“Los resultados confirman nuestra hipótesis: después de perder un analista, la empresa reduce su inversión total en un 2,4% del valor total de sus activos de media. También reducen su financiación significativamente (2,6%)”, explican Derrien y Kecskés.
Javier Méndez, secretario general del Instituto Español de Analistas Financieros, cree que la menor cobertura de compañías no es una cuestión baladí. “Estamos en un momento de mercado en el que se necesita cuanta más información mejor y, sin embargo, se produce una caída en el número de análisis”. En su opinión, el menor número de informes se debe, además de a la reestructuración de los intermediarios de Bolsa, a la creciente utilización de métodos cuantitativos para dar soporte a las recomendaciones sin que se profundice en el análisis fundamental. “El uso de programas informáticos y de tecnología nos empuja a planteamientos muy simples de cosas complejas. La consecuencia es que no hemos sabido valorar productos, escenarios y compañías”.
Méndez también critica la excesiva rotación de los analistas que cubren una empresa. “En España se concibe la profesión de análisis como el primer destino para un profesional. Si este quiere hacer carrera se ve forzado a dar el salto a otros departamentos. En EE UU, sin embargo, la profesión de analista bursátil tiene un gran reconocimiento y es fácil encontrar auténticas instituciones en un determinado sector”.
El menor número de analistas que cubren un valor tiene un impacto mayor entre las empresas de menor tamaño —muchas se han quedado sin ningún experto que emita recomendaciones sobre ellas— que entre las grandes, sobre las que existe gran cantidad de información disponible en el mercado. Emisores Españoles es una asociación de compañías cotizadas, principalmente del Ibex 35. Sus miembros, precisamente por su mayor tamaño, no han notado tanto el bajón en el número de informes, aunque alertan de otros peligros.
“Es importante que se siga reforzando la solidez de las murallas chinas [barreras preventivas para que otras áreas de negocio no influyan en las recomendaciones del área de análisis], porque en los últimos meses hay dudas razonables para pensar que no están funcionando bien. Determinados informes han podido facilitar la toma de posiciones bajistas de alguna entidad”, asegura Javier Zapata. Otra de las denuncias que hace esta asociación tiene que ver con el lastre que supone en estos momentos la marca España para las cotizadas. “Nos consideramos castigados por un entorno tan adverso. No digo que los informes no se hagan con profesionalidad, sino que se ven contaminados por cuestiones ajenas a los resultados empresariales”, explica.
La caída de la cobertura de valores es una cuestión fundamentalmente de costes. Bolsa de Madrid cree que es hora de dotar una mayor transparencia en las comisiones que las casas de Bolsa cobran a sus clientes. “Hasta ahora los brókers han identificado oportunidades de inversión y sobre esas compañías envían informes a sus clientes. El coste de ese análisis nunca es desglosado, sino que se incluía en las comisiones por la ejecución de órdenes de compra y venta sobre el valor. Con la caída de los volúmenes a las sociedades de valores ya no les compensa tanto dar gratis esos estudios. El cliente debería acostumbrase a pagar por esa información”, según González Nieto.
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