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La banca española aumenta en julio su dependencia al crédito del BCE

Las dudas sobre el sector convierten al instituto emisor en la única fuente de financiación Las entidades debían 375.549 millones al organismo, un 11% más que un mes antes El sistema español acapara la mitad de la liquidez tras la supresión de la facilidad de depósito El conjunto del eurosistema retira 272.428 millones de las arcas del banco central

A. R.

Las dudas sobre España y la desconfianza en su banca, tanto desde el exterior del país como entre las propias entidades, ha convertido al Banco Central Europeo en la única vía de financiación para el sector. Además, la dependencia de los bancos y cajas a la ventanilla de liquidez del organismo presidido por Mario Draghi no ha parado de aumentar desde el pasado septiembre y, en julio, el dinero prestado desde Fráncfort a la banca española ha marcado un nuevo récord con 375.549 millones de euros. Además, la parte de estos fondos que se han solicitado a corto plazo aumenta considerablemente con un repunte del 54% hasta los 69.300 millones, 24.400 millones más.

Según los datos publicados este martes por el Banco de España, la banca española aumentó en julio un 11% (38.343 millones) su apelación al crédito del BCE con respecto a junio. Frente al mismo mes de 2011, la media mensual de julio supone multiplicar por siete la de hace un año, lo que se explica por el fuerte aumento de la desconfianza en el sistema financiero español. En este sentido, el dato también recoge el efecto que tuvo entre los inversores la decisión del Gobierno de solicitar el rescate europeo para la banca a principios de junio.

Otro signo que pone en evidencia las mayores dudas que pesan sobre la banca española es que el sector acaparó el 50% del total de la financiación al eurosistema. Con este dato, España se mantiene al frente de los otros países del euro que más dinero tiene pendiente de devolver al BCE. Solo las entidades italianas se acercan, con 283.300 millones. No obstante, el avance de la apelación al BCE desde Italia frente a junio es mucho más moderado que en el caso español, ya que desde el país transalpino apenas avanza un 0,67%, el equivalente a 1.900 millones de euros.

En términos brutos, esto es, sin tener en cuenta el dinero que las entidades tienen aparcado en las arcas del BCE, la banca tenía pendiente de devolver al instituto emisor 402.000 millones de euros con medias mensuales de datos diarios. Por tanto, cada día dejaban aparcados de media unos 26.600 millones. En este caso, España acapara el 33% del total de la financiación bruta, lo que en cualquier caso está por encima del peso del país en el conjunto del eurosistema, que ronda el 12%.

Este apartado tiene especial atención en julio porque fue el primer mes en el que el organismo presidido por Mario Draghi dejó de reumerar estos depósitos, por los que hasta ahora pagaba un interés del 0,25%. El sentido de esta medida es incentivar que el dinero se mueva por el mercado y no se quede en la caja del BCE, aunque habrá que esperar a los próximos datos sobre movimiento en el interbancario para confirmar si ha logrado o no cumplir su objetivo.

Tras esta decisión y por lo que respecta a España, las entidades ya han retirado 1.156 millones, una cifra mínima comparada con el conjunto de la eurozona. En julio, las entidades del eurosistema han sacado 272.428 millones.

Este movimiento de salida de liquidez condiciona, a su vez, la deuda pendiente de devolver del eurosistema al BCE, que pega un salto tremendo desde los 437.789 millones de junio a los 743.701 millones de julio sin que ello suponga un incremento similar en términos de financiación. En cualquier caso, el cambio en el saldo vivo frente al instituto emisor corrige la anomalía de los meses precedentes en los que se pedía más dinero desde España e Italia que el que se reclamaba desde el conjunto de las entidades de la eurozona. Este hecho paradójico se explicaba porque había otros países como Alemania con excedentes de liquidez en los que el balance de sus respectivos sistemas financieros con el BCE era negativo. Es decir, dejaban en sus arcas más dinero del que pedían prestado al instituto emisor.

La abundante liquidez de la que goza el sector financiero es una consecuencia de la barra libre que el BCE puso en marcha entre diciembre y febrero. Con estas operaciones extraordinarias, Draghi inundó el sistema con un billón de euros de dinero barato y a devolver en tres años, fondos que permanece en los balances en las entidades, ya que tienen pendiente de devolver 1,08 billones a largo plazo. En el caso de las españolas, la cifra baja a 332.847 millones.

El dinero, por su parte, se ha destinado a comprar deuda pública de los países en los que residen, sobre todo en el caso de los bancos de los socios del sur del euro como España, Italia y Portugal, que pagan unos intereses mayores de lo que les cuesta a las entidades pedirlo en la ventanilla del BCE. Mientras el instituto emisor les cobra un 0,75% desde julio por los créditos, la banca puede obtener unos rendimientos que, solo en el caso español, ya se van al 2,6% en las letras a tres meses del Tesoro.

Sin embargo, esta práctica ha tenido a su vez efectos contraproducente en la medida en que ha aumentado el vínculo entre riesgo soberano y riesgo bancario, haciendo que los problemas de una de las partes sea, al mismo tiempo, el de la otra. Fruto de este incremento del riesgo, los invesores extranjeros han reducido su exposición a España, donde han sido sustituidos a su vez por las entidades españolas gracias a la liquidez del BCE.

No obstante, esta pelota en la que la banca pide prestado al BCE para mantener a flote al Estado comprando su deuda mientras el país se endeuda, a su vez, para rescatar a las entidades financieras no podrá mantenerse en el tiempo, advierten los analistas. "Esta situación solo puede aguantar durante un tiempo", ha señalado a Bloomberg Peter Chatwell, de Credit Agricole, que al mismo tiempo augura que mientras persustan sobre España en los mercados, no van a tener más remedio que seguir financiándose en el BCE.

Además, las entidades españoles tampoco se fían unas de otras. Según los útlimos datos sobre la balanza de pagos publicados por el Banco de España, la fuga de capitales desde España al exterior aumentó en mayo tras el estallido de la crisis de Bankia. Y no solo por los movimientos de los inversores extranjeros, ya que los propios bancos españoles optaron por invertir su liquidez en otros mercados interbancarios.

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Sobre la firma

A. R.
Redactor del equipo de Redes Sociales y Desarrollo de Audiencias en EL PAÍS. Es licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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