Asia quiere enseñar negocios a España
Las escuelas para directivos de China o India tratan de captar alumnos en Europa
Asia es la fábrica del mundo. Le robó ese papel hace muchos años a Europa. Pero no se conforma con producir para el mundo ropa, zapatos o cachivaches tecnológicos. Sus escuelas de negocios quieren ser también una fábrica de directivos globales. Algunos centros de China o India se han colocado en la parte alta de los rankings de escuelas de negocios. Sus nombres aún no tienen el prestigio de los centenarios centros europeos o estadounidenses. Pero tienen ventajas a su favor: precios competitivos y la promesa de aprender a dirigir al estilo de Asia, algo que valoran tanto empresas locales como multinacionales deseosas de expandirse.
“Un español que estudie en nuestra escuela podrá encontrar trabajo en las empresas que ya están en India y en las compañías españolas que quieren buscar mercado exterior”, presume sonriente V. K. Menon, el director del departamento de carreras y admisiones de la Indian School of Business (ISB). Viajó a España hace unos días para dar una conferencia en la Casa Asia y evangelizar sobre las innumerables oportunidades de su país. “Tenemos españoles en nuestra escuela. Cada año, al menos tres o cuatro, en parte gracias a una beca de La Caixa. Y a todos les va muy bien. Los españoles deben abrir su mente y demostrar todo su potencial. Hay muchas oportunidades fuera”, señala Menon.
Más jugadores en la carrera global
En todo el mundo hay 13.725 centros que ofrecen algún tipo de formación superior de negocios, según cifras de enero de 2012 de la Association to Advance Collegiate Schools of Business. La mayoría, 2.000, están en India. Le siguen por cantidad de centros Estados Unidos (1.624) y China (1.082). El impulso de las escuelas de negocios en Asia es imparable. India tenía en 2009 cerca de 1.200, un 65% menos. Al calor del crecimiento de sus economías, aumenta la necesidad de formar empresarios. La mayoría de los centros internacionales exigen pasar una prueba, el llamado GMAT, para evaluar a los posibles candidatos. En total, 40.069 chinos realizaron el examen en 2011, el 46% más que en 2007. 25.394 indios también, un 29% más.
Una vez realizado el test, la organización de GMAT lo remite a los centros en los que los aspirantes pretenden realizar su titulación. Este sistema revela que la mayoría de asiáticos quieren estudiar en EE UU o Reino Unido. Aunque cada vez más optan por formarse en sus países, que al mismo tiempo acogen cada vez a más extranjeros. “Los programas de dirección realizados en Asia recibieron 42.933 informes de resultados de GMAT de futuros estudiantes de todo el mundo”, dice la organización en su informe de 2011. Del total, seis de cada diez querían estudiar en India y dos de cada diez, en China.
Los europeos, recuerda el portavoz indio, cuentan además con una ventaja frente a los directivos de su país: su pasaporte. “Un español tiene posibilidad de lograr una visa para trabajar en casi cualquier parte del mundo. Eso a las empresas les interesa. Serán directivos que conocen la manera de hacer negocios en India, con visión global, pero que podrán estar en la sede de una empresa tanto en Europa como en Asia”, dice.
Las escuelas asiáticas están creciendo mucho, sobre todo gracias a los directivos de países como China, India, Pakistán o Tailandia. Sin embargo, también atraen cada vez más extranjeros. El 6% de los alumnos que realizaron su solicitud en centros de Asia en 2011 eran de otro continente, según cifras de GMAT.
ISB no es la única escuela que trata de captar alumnos europeos. China Europe International Business School (CEIBS) también tiene entre sus alumnos un 35% y un 40% de extranjeros. “No nos importaría elevar quizá ese porcentaje hasta el 50%. Pero como máximo. Somos una escuela china y queremos seguir siéndolo”, razona Roy Chason, responsable de marketing del centro. Sin embargo, advierte de que no todo el mundo está preparado para dar el salto a China. “No todo el mundo encaja. Los que vengan a hacer un programa a China deben ser conscientes de que tendrán que adaptarse a un país muy diferente. Fuera de la escuela, no encontrarán a mucha gente que hable inglés. Pero a cambio, la recompensa que obtendrán será muy alta”, promete. Defiende las grandes oportunidades de Asia para los negocios. “Los mercados están cambiando. Las economías de los emergentes buscan marcas. Han cambiado. Ya no solo producen. Son también los que consumen. Un enorme mercado”, apunta Chason.
Entre los alumnos de esta escuela china, según su portavoz, hay también españoles, y no solo con aspiración de convertirse en directivos. “Vienen emprendedores que quieren ir a China para encontrar financiación y una buena red de contactos con la que poner en marcha su proyecto”, explica. Para tratar de captar más alumnos europeos, el centro se agarra a la economía del país. “Les explicamos que el valor añadido que debe tener un MBA lo van a encontrar en China. Les ofrecemos una formación global, pero con networking en China. En este país las redes de contacto son vitales y leales”, justifica.
El director de admisiones de ISB resalta otro de sus atractivos: el precio. “El curso completo de dirección con alojamiento y todo el material cuesta unos 42.000 euros”. En una escuela bien colocada en los rankings de Europa o EE UU un programa similar vale entre 65.000 y 115.000 euros, recuerda. “Solo en India hay miles de escuelas que ofrecen formación de negocios”, reconoce. ¿Cómo demostrar que ellos entregarán calidad y no solo un título? Los jóvenes centros asiáticos se agarran a clasificaciones como la del Financial Times y las alianzas con escuelas de reconocido prestigio. “Nosotros tenemos acuerdos con algunas de esas escuelas. Así que en nuestro programa hay un poco de Kellogg School, de London Business School o de Wharton”, justifica Menon.
Asia, coinciden los responsables de ambos centros, ofrece la oportunidad de reorientar una carrera. “Formamos a gente para el mundo que cambia. Además de programas de larga duración, tenemos otros enfocados a las necesidades futuras. Por ejemplo, sobre gestión en salud, que vive en India una auténtica explosión. O de infraestructuras. Y sobre eso, hay empresas españolas que tienen mucho que decir”, zanja con una sonrisa el directivo indio.
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