Crédito al promotor inmobiliario: refinanciación en entredicho
Los 30.000 millones para cubrir créditos normales ponen a la banca en un brete
La recurrente refinanciación de empresas inmobiliarias ha sido, desde hace cinco años, el recurso utilizado por las entidades financieras para evitar males mayores. Ahora, con la aplicación del segundo Real Decreto Ley, aprobado por el Gobierno el pasado mes de mayo, algo puede cambiar. "Tendrá un lógico impacto porque obliga a provisionar los créditos normales. Provisiones que inicialmente computan como pérdidas, aunque, al final, la venta de estos activos podría incluso llegar a dar beneficios", comenta Emiliano Garallar, director de Garallar Asociados.
Está por ver qué estrategia siguen a partir de ahora los bancos una vez aportados 30.000 millones más por esos créditos normales, entre los que se encuentran la mayoría del crédito promotor refinanciado, considerado hasta ahora, de forma un tanto artificial, como no problemático. "No creo que cambie mucho la cosa. Mientras las provisiones no vayan a más, seguirán refinanciando para evitar reconocer las pérdidas, sobre todo por los suelos", afirma Enrique Quemada, jefe del asesor de fusiones y adquisiciones ONEtoONE Capital Partners.
Con el conocido por algunos como decreto Guindos 2.0, la banca está obligada a elevar la cobertura del 7% lineal contabilizado hasta un porcentaje que varía en función del activo de que se trate. Los suelos al corriente de pago (valorados en unos 25.000 millones de euros), hasta el 52%; las promociones en curso (16.000 millones) se cubrirán hasta el 29%; un 14% para los 61.000 millones de crédito normal por viviendas terminadas, y, finalmente, se deberán aportar dotaciones para cubrir el 52% de los 18.000 millones en créditos sin garantía real.
La resolución de los procesos de refinanciación en curso de inmobiliarias como Reyal Urbis o Realia pondrá en evidencia hacia dónde se decantan las entidades financieras. "No creo que estén por la labor de poner más dinero y seguir refinanciando, ni tampoco instar el concurso de acreedores", comenta Garallar. Lo más probable es que se prosiga por la vía de adjudicarse activos a cambio de deuda o proceder a ejecutar las garantías hipotecarias cuando existan, utilizando cada vez más la vía extrajudicial, mucho más rápida. Y también, como sucedió con Colonial o Metrovacesa, acometer la capitalización del crédito, de forma que las entidades se convierten a la vez en deudores y acreedores.
Con la estrategia seguida hasta ahora de mantener como normales estos créditos refinanciados, lo que se ha conseguido es mantener un valor irreal de la garantía inmobiliaria, que ha contribuido, entre otras cosas, a financiar solo a empresas dudosamente solventes, detrayendo con ello la financiación minorista para la adquisición de activos.
Para las inmobiliarias refinanciadas, la situación en la que se ven inmersas resulta un tanto disparatada a la vista de las sucesivas cuentas de resultados presentadas. Sin ingresos reales por la actividad promotora propiamente dicha y con un aumento de los gastos financieros que acarrean un mayor coste para mantener los activos.
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