Max Mazin, cofundador de la CEIM y la CEOE
El empresario actuó como embajador oficioso de Israel en España hasta la normalización de las relaciones diplomáticas
Max Mazin Brodovka, empresario, falleció el jueves en Madrid a los 89 años. La frase, escueta, se puede abrir, desarrollar como si de un desplegable se tratara, hasta construir una historia con raíces en los hechos más importantes del pasado siglo, en Europa y en España. Por partes. Mazin, nacionalizado español, judío, superviviente del nazismo, testigo del mal absoluto (buena parte de su familia fue liquidada por los nazis) y hombre con suerte (en 1980 escapó a un atentado en Madrid porque un activista palestino confundió al abogado Adolfo Cotelo, que resultó muerto, con el empresario) dedicó su vida a construir. Como empresario, su actividad en España, donde llegó en los años cincuenta procedente de Bélgica, se centró sobre todo en el sector inmobiliario y hotelero; como miembro prominente de la comunidad judía en España, su papel fue decisivo en el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel. Durante años, hasta el reconocimiento del Estado hebreo, Mazin actuó como un embajador no oficial entre España e Israel.
Impulsor de la primera organización de empresarios españoles (fue cofundador de la CEOE y de CEIM, la organización de empresarios de Madrid), el nombre de Mazin está vinculado también al de la sociedad Ron Investment. Aliado con el empresario Marc Rich (consejero de Ron Investment), multimillonario operador en materias primas, Mazin canalizó inversiones, modestas primero, muy importantes después, en sectores diversos, de la alimentación al ocio, algunos con el éxito de los hoteles Tryp. Su trayectoria, desde un pequeño despacho para negocios de importación-exportación hasta la cúpula de la representación empresarial hispana ilustra la labor de un empresario pragmático y muy pegado a la realidad, pese a sus actividades proreligiosas.
En la CEOE todavía hay quien recuerda, con emoción, al “Max” que dedicaba buena parte de su tiempo a promover la unidad empresarial. En reuniones sin fin, políticos aperturistas como Agustín Rodríguez Sahagún y empresarios empresarios como José Antonio Segurado o Carlos Ferrer Salat (que presidiría la CEOE) diseñaron la estructura y redactaron los primeros estatutos de la patronal española.
En el año 2006, nombrado consejero de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), Mazin , que dejó el consejo cuatro años después, fue presentado así ante la junta general: “una figura preeminente de la vida empresarial de los últimos 30 años, fundador, en 1976, de la primea Organización Empresarial Española, fundador de grupos empresariales como Renta Inmobiliaria, Hoteles TRYP y del primer World Trade Center de Europa. Además, fue elegido en 1961 Presidente de la Amistad Judeo-Cristiana de España y es fundador de la Asociación de Amistad España- Israel”. Todo un currículo para un superviviente que, en plena Segunda Guerra Mundial, llegó a vivir en Siberia.
El éxito le acompañó también en su labor al frente de la comunidad hebrea de Madrid, que presidió entre 1954 y 1970. En 1969, en pleno franquismo, Mazin logró las autorizaciones necesarias para abrir una sinagoga en Madrid. Fin a cinco siglos de desencuentro. La labor del empresario fue reconocida por el Gobierno español en 2006 con la Encomienda del Mérito Civil y la Gran Cruz de Isabel la Católica.
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