Moody's da nuevas razones a GE
La filial bancaria de la eléctrica sigue con problemas de financiación
Si General Electric fuese un superhéroe, GE Capital sería su criptonita. El gigante industrial ha adoptado medidas extraordinarias para reducir la toxicidad de su filial, pero las rebajas de la calificación del crédito de Moody’s del martes son un recordatorio de que el conglomerado tiene que conseguir para su división financiera lo único que puede atajar la amenaza de un pánico en el mercado: los depósitos.
No es que GE ignore el problema. Ninguna empresa financiera que haya experimentado la crisis financiera lo haría. De hecho, GE ya anda a la caza de depósitos y en diciembre se hizo con unos valorados en 7.500 millones de dólares de MetLife, que estaba tan ansiosa por salir de la banca como el gigante industrial y financiero lo está por entrar en ella.
Pero el consejero delegado de GE, Jeff Immelt, tiene que hacer mucho más si quiere disipar todas las dudas sobre la vulnerabilidad de la empresa en una crisis del mercado. Después de todo, GE dispone de un balance general de 554.000 millones y sigue dependiendo del mercado de pagarés a corto plazo para buena parte de su financiación.
La sustitución de esta financiación de 44.000 millones del mercado a corto plazo por unos depósitos de particulares garantizados por el Organismo Federal de Garantía de Depósitos Bancarios enviaría una señal importante. Es verdad que GE dispone de reservas de efectivo más que suficientes para cubrir sus préstamos de pagarés a corto plazo si se desatase otra vez el pánico. Esa es una de las razones por las cuales los inversores pidieron una compensación tan baja para comprar la deuda a largo plazo de GE Capital, cuya rentabilidad de los bonos a diez años es solo 2,02 puntos porcentuales superior a la de los bonos de EE UU.
Pero después de 2008, lo que importa son los modelos de financiación. Y los reguladores, los organismos de calificación y los inversores consideran que los depósitos garantizados por el Gobierno son la mejor protección frente a la futura volatilidad del mercado. Naturalmente, GE no es la única que anda a la búsqueda de más dinero de los particulares para financiar sus préstamos. Capital One se hizo con ING Direct, que era pretendida por GE. Y CIT también quiere crecer, una vez que lo permitan los reguladores. No existen demasiadas opciones que pudiesen resolver las necesidades de GE de golpe, aunque Ally Financial lo haría, pero ningún comprador querrá ResCap, su división hipotecaria problemática y cercana a la bancarrota.
Eso significa que puede que GE tenga que unificar un mosaico de bancos más pequeños. Eso no será rápido, pero tiene el tiempo a su favor. Los costes de financiación son baratos y es probable que se mantengan así durante un tiempo. Eso debería impedir que su criptonita se quemara mientras incrementa los depósitos para contenerla.
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