Buenos recuerdos
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El consenso entre los economistas se concentra hoy en la necesidad urgente de medidas a favor del crecimiento, pero la mayor parte de ellos son conscientes de la dificultad de aplicarlas al existir una limitación exterior a la política económica nacional, una camisa de fuerza que proviene de Bruselas (y de Alemania) y que homologa a los países, sean cuales sean las circunstancias de su coyuntura. Sin crecimiento económico no se creará empleo, ni se pagarán las deudas, ni se modificará el comportamiento de la inversión y del crédito bancario.
En momentos tan difíciles —la dificultad no está solo en la coyuntura, sino en la aplicación de lo que se considera el mejor modo para reaccionar ante la misma— cobran más importancia que nunca los buenos científicos sociales, aquellos que son capaces de interpretar la realidad por encima de su ideología concreta o sus intereses. Es, pues, un tiempo oportuno para recordar a un buen economista hace poco desaparecido, a la luz de dos libros publicados sobre él: Luis Ángel Rojo.
Conocí a Rojo en la Facultad de Ciencias Económicas de la Complutense, de donde era catedrático de Teoría Económica III (déjenme presumir de modo excepcional: fui matrícula de honor con Castañeda en Teoría Económica II). Su discípulo y gran amigo Julio Segura cuenta ese paso de Rojo por la Universidad en el libro Luis Ángel Rojo. Recuerdo y homenaje (Fundación Ramón Areces, coordinado por Carlos Sebastián). Tantos años de trabajo en el Banco de España (director del servicio de estudios, subgobernador, gobernador) no le hicieron olvidar nunca su vocación universitaria, a través de la cual ejerció una enorme influencia intelectual en varias generaciones de los mejores economistas españoles.
En una coyuntura tan difícil cobra relevancia la existencia de buenos científicos sociales. Como lo fue Ángel Rojo
Muestra de ello es el volumen titulado Luis Ángel Rojo, gobernador del Banco de España. Discursos y conferencias (editado por el Banco de España), con textos pronunciados por él en la última década del siglo pasado. Sus célebres presentaciones de los informes anuales, la política monetaria, la integración de España en la Unión Económica y Monetaria, el sistema financiero y bancario y, sobre todo, algunas de sus (escasísimas) intervenciones públicas sobre aspectos como el pensamiento macroeconómico, la transformación de España o el futuro del Estado de bienestar están contenidas en este volumen imprescindible.
La voz de Rojo sería de extrema utilidad en esta coyuntura. En la conferencia sobre el Estado de bienestar recuerda que su supervivencia depende de la capacidad para generar riqueza, que las reformas estructurales “para aumentar la eficiencia del funcionamiento de nuestra economía y las políticas fiscal y monetaria comprometidas con la estabilidad macroeconómica son solamente unos medios, unos instrumentos, no suficientes”, y que el futuro del welfare cuenta “con un respaldo amplísimo de la población”.
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