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CONSECUENCIAS DE LA CRISIS

Escenas de ciudad en quiebra

Los sepultureros, los policías, los conserjes, los administrativos..., no cobran Los autobuses están en huelga; los polideportivos, cerrados. Ahogada por la deuda, Jerez agoniza

Manuel Planelles
Representantes sindicales en la puerta del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, el pasado miércoles
Representantes sindicales en la puerta del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, el pasado miércoles

El buzón es un frío indicador económico. Uno constata que las cosas ya no marchan bien cuando se acumulan los avisos y los recibos devueltos. También sabe que algo va mal cuando tu hija empieza a tener problemas en el colegio porque piensa que sus padres se están separando. Francisco Marcos no duerme en casa, pero no porque esté enfadado con su esposa, como cree su pequeña. Es uno de los 14 empleados del cementerio de Jerez de la Frontera que ha pasado las noches acampado a las puertas del camposanto. Reclaman a este Ayuntamiento gaditano que les pague las dos nóminas que les deben. Los sepultureros no cobran desde diciembre, pero tampoco los policías locales, ni los administrativos y conserjes. Nadie de la plantilla municipal: unos 2.400 empleados, sumando a los trabajadores del Consistorio y las empresas públicas.

 Si uno es delegado municipal de Economía sabe que su Ayuntamiento ha tocado fondo cuando empieza el año sin un euro en la caja. Literalmente. “La liquidez del año 2012 es cero”, reconoce Enrique Espinosa, del PP, el partido que gobierna desde junio Jerez (212.629 habitantes, la quinta ciudad de Andalucía). “No hay dinero ni para las nóminas, ni para los servicios esenciales”.

Amparo Llamas es otro retrato de esta quiebra local. Ella es una de las 400 empleadas de Acasa, la concesionaria encargada de la ayuda a domicilio en Jerez. Estas empresas de servicios sufren los impagos del Ayuntamiento, con lo que los trabajadores se quedan sin cobrar.

Son las ocho menos cuarto de la mañana y hace un frío impropio para Jerez. Amparo Llamas y 50 de sus compañeras de Acasa no se van a mover. Por tercera vez en los últimos meses estas trabajadoras, a las que les deben dos salarios, han decidido bloquear la entrada a la sede del área municipal de Bienestar Social. Lo consiguen: ninguno de los 60 empleados municipales entra hoy en esas dependencias. Es miércoles y tres protestas recorren la ciudad. Pero podría ser lunes o viernes, porque casi todos los días hay concentraciones y manifestaciones en Jerez. Los policías locales, las empleadas de ayuda a domicilio para dependientes y los trabajadores del cementerio han decidido acampar.

Los autobuses urbanos están en huelga y solo salen la mitad de los que cubren los núcleos rurales porque la concesionaria dice que ya no tiene dinero para combustible; las instalaciones deportivas municipales llevan un año sin abrir porque no tienen electricidad; los funcionarios se concentran para reclamar sus sueldos; y un tercio de los puntos de luz de la ciudad están apagados porque la concesionaria ya no repone el material del alumbrado público debido a los impagos y al robo de cable. “Esto es una ciudad sin ley”, resume José Manuel Trillo, secretario general de CC OO en Jerez.

El municipio tenía un agujero de 958,7 millones en 2010, sumando lo que debe el Ayuntamiento y las empresas municipales

Los 60 empleados del área de Bienestar Social esperan mientras sus jefes deciden qué hacer ante la protesta de las trabajadoras de ayuda a domicilio. José María —prefiere guardarse el apellido— es uno de esos funcionarios que debería haber fichado a las 8.00 horas. “Por la fuerza no entro a trabajar”, anuncia ante la previsión de que los agentes del Cuerpo Nacional de Policía saquen las porras. José María entiende a las empleadas de Acasa. El Consistorio le debe también su salario. “El Ayuntamiento está colapsado”, añade.

No hay más que levantar la vista para encontrar otra prueba. Este moderno edificio de Bienestar Social se inauguró hace un año. Pero las instalaciones no están conectadas a la red eléctrica porque Endesa se niega a darles acceso, también por los impagos municipales. “Trabajamos con generadores de gasolina”, indica José María. “En la mitad del edificio no hay calefacción”, lamenta una de sus compañeras.

Las trabajadoras de Acasa deberían cobrar. Quien paga los servicios de atención domiciliaria de la Ley de Dependencia es la Junta de Andalucía. El Gobierno regional ha cumplido con los pagos. El dinero que debería haber recibido Acasa llega a las arcas municipales, pero se pierde en el enorme agujero económico del Ayuntamiento y acaba parcheando otros gastos gracias al principio de caja única que rige en la administración de los Consistorios.

Jerez tenía un agujero de 958,7 millones a 31 de diciembre de 2010, sumando lo que debe el Ayuntamiento (663 millones) y las empresas municipales. Son los datos que esgrime el delegado de Economía para justificar el colapso: “Y nuestro presupuesto es de 222 millones”.

El desglose de la deuda del Consistorio también es llamativo. De esos 663 millones, 162 millones se le adeudan a entidades bancarias, según una auditoría encargada por el PP del periodo 2006/2010, cuando gobernaba el PSOE. Pero el grueso, 461 millones, corresponde a acreedores comerciales, es decir, a empresas como las contratas que prestan los servicios municipales.

De ahí que muchos de los empleados de las concesionarias —que tienen derecho a que sus contratos se subroguen aunque cambie la empresa que presta el servicio municipal— no solo sufran los retrasos en los salarios ahora. Les deben nóminas de años atrás. A Francisco Javier Pazos, conductor de autobús, la actual concesionaria (Urbanos Amarillos) le adeuda tres sueldos. Pero Cojetursa, que abandonó Jerez en noviembre de 2010, le debe otros 4.600 euros. “Sobrevivo pidiendo dinero a la familia y a amigos”, cuenta Pazos a las puertas del Ayuntamiento, de donde parte una protesta de los chóferes.

Los problemas de Jerez se han acentuado con la crisis, pero no nacen de la crisis. Ya en 2005, cuando España cabalgaba en la bonanza, el Ayuntamiento aprobó un plan de saneamiento para tratar de bajar su deuda, cifrada entonces en 300 millones. ¿Dónde nace la asfixia entonces? “Es el resultado de gastar más de lo que se ingresa durante 20 años”, responde Enrique Espinosa. El delegado pone como ejemplo la gran remodelación de 2001 del circuito de Jerez, que debe 37 millones y está en concurso de acreedores.

El alcalde andalucista de la ciudad durante 27 años, Pedro Pacheco, se revuelve en su sillón actual de concejal y portavoz del Foro Ciudadano. “Nadie se quejaba cuando la Fórmula 1 venía cuatro días y abrieron ocho hoteles”. Él fue el que emprendió la reforma del circuito: “Esa es la herencia recibida”. Pacheco acusa al actual gobierno del PP de una inacción premeditada: “Hay orden de no hacer nada hasta abril [después de las elecciones regionales], desde que entraron en mayo no han hecho nada”.

Jerez no recibe del Estado los 40 millones anuales que le corresponderían. Esas transferencias están bloqueadas debido a la deuda de 133 millones que el Consistorio mantiene con Hacienda y la Seguridad Social. El ministro de Cristóbal Montoro se ha comprometido a reunirse con el Ayuntamiento para buscar una salida. La alcaldesa, María José García Pelayo, ha anunciado esta semana que el Consistorio va a recuperar la recaudación de los ingresos de los impuestos municipales, que se cedió en 2008 a la Diputación dentro de un plan de pago a acreedores. Esta medida permitiría al Ayuntamiento ingresar 6,5 millones al mes para poder “sobrevivir” y pagar, al menos, las nóminas. “Para vivir necesitamos 10”, admite Pelayo.

La alcaldesa cree que, si su plan funciona, a final de mes se podrán pagar la nóminas. Mientras, los trabajadores seguirán con la angustia de los números rojos. Y con la “incertidumbre” sobre el futuro, como reconoce el sepulturero Francisco Marcos. Sus compañeros decidieron levantar la acampada tras el último anuncio de la alcaldesa. Pero temen que, con la reforma laboral aprobada, puedan empezar en unos meses los despidos en el Ayuntamiento.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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