Los sindicatos aplazan la huelga general
UGT y CC OO empiezan el próximo domingo, con una manifestación contra la reforma, una “movilización ascendente” “Es un recorte de derechos”, claman
Los sindicatos se resisten a convocar ya una huelga general. El Gobierno la espera. Es consciente de que el real decreto que entra mañana en vigor ha provocado la ira de UGT y CC OO. “La reforma laboral me va a costar una huelga general”, comentó Mariano Rajoy en Bruselas a finales de enero. Pero, de momento, los sindicatos no recogen el guante. “La fecha de la huelga general, si la hay, no la va a poner el presidente del Gobierno”, advirtió ayer Ignacio Fernández Toxo, el líder de CC OO, con Cándido Méndez, secretario general de UGT, sentado a su lado.
La generalización del despido de 20 días por año trabajado —el más barato—; la facultad de que el empresario rescinda los contratos sin indemnización alguna durante el primer año en las empresas de menos de 50 trabajadores; la posibilidad de rebajar salarios sin que haya pérdidas y una larga lista de medidas que colman muchas de las aspiraciones de la patronal CEOE llevaba a pensar que la reacción inmediata de los sindicatos iba a ser la convocatoria inmediata de la huelga general. Es la reforma “extremadamente agresiva” de la que habló el ministro de Economía, Luis de Guindos. La más profunda del Estatuto de los Trabajadores desde que se aprobó en 1980.
La reforma no les gusta. “Radical”. “Inútil”. “Desequilibrada”. Estos adjetivos son una pequeña muestra de lo que piensan de ella. Y lanzaron un pronóstico lúgubre: “A los padres los van a despedir barato y fácil, y a los hijos los van a contratar más barato”. Además, cargan con dureza contra quien piensan que está detrás de la autoría intelectual del texto normativo: CEOE y Fedea, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, patrocinada por las grandes empresas, que ha propuesto una reforma laboral profunda con un contrato único incluido, petición no atendida por el Ejecutivo.
“Es un recorte de derechos”, esgrimen los dos líderes sindicales al decreto ley publicado ayer en el BOE. Pero tampoco este argumento, al que han recurrido sistemáticamente cada vez que han convocado una huelga general otras veces, les convence por el momento. Quieren manejar sus tiempos. Es la idea que transmiten los dirigentes de ambas centrales de trabajadores. Piensan que el Gobierno solo ha dado un primer paso.
Bañez se declara dispuesta a buscar puntos de diálogo y consenso
En marzo se celebran las elecciones andaluzas y asturianas. Y el Gobierno puede sentirse libre de cálculos electorales al elaborar los presupuestos. Para entonces los sindicatos esperan, según sugirieron ayer Toxo y Méndez al valorar la reforma, un recorte mayor a los 16.000 millones ya ajustados. Así que reflexionan que responder ya con una huelga general supondría gastar su munición gruesa a la primera de cambio y no quieren desfondarse.
Pero hay más motivos que los puramente estratégicos. El primero: “la responsabilidad” ante la “difícil situación” de la economía española. Y este se complementa con otro: en los periodos de dificultades económicas tienden a desmovilizar, a sedar las protestas, sobre todo los paros. Y esta es la madre de todas las crisis para esta generación. De ahí que Méndez afirmara ayer que deben “acompasar” sus iniciativas de protesta “al estado de ánimo de la sociedad”.
Para pulsar ese ánimo, el próximo domingo 19 de febrero UGT y CC OO han convocado manifestaciones en toda España. Y lo volverán a hacer 10 días más tarde. Será “un proceso de movilización creciente”. Toxo espera que en estas manifestaciones “las calles se conviertan en un clamor” contra la reforma laboral y obliguen al Gobierno a rectificar.
Podrán comprobarlo mañana en las reuniones que sindicatos, empresarios y autónomos tendrán con la ministra de Empleo, Fátima Báñez. Allí Méndez y Toxo reclamarán Báñez que abra un proceso de negociación. Será la primera vez que la ministra les informe de unos detalles que ya conocen por el BOE, algo de lo que ambos se quejaron ayer amargamente. De momento, la ministra ayer afirmaba en Abc que ella tiene “voluntad de diálogo y consenso”.
Pero lo cierto es que la mayoría absoluta del PP no invita a pensar que vaya a acercarse a las posiciones sindicales en el trámite parlamentario. Además, el potencial socio al que pude ganarse el Gobierno, CiU no está muy lejos de ellos. Por ejemplo, ayer el portavoz de los nacionalistas catalanes insistió en que la reforma va bien orientada y pidió una regulación del derecho de huelga, un tabú para los sindicatos. Ante este escenario político y social, UGT y CC OO no tienen mucho margen. Y movimientos como el 15M, que ya el mismo viernes protagonizaron protestas, todavía les restan más capacidad de maniobra.
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