El otoño de los Benetton
La familia Benetton lanza una opa para excluir a la compañía de Bolsa
La sociedad de inversiones Edizione, propiedad de la familia Benetton, ha anunciado una oferta pública de adquisición para comprar el 32,92% del grupo textil italiano que aún no controla y que cotiza en la Bolsa de Milán. El precio propuesto es de 4,60 euros por acción. De esta forma, la dinastía de la moda juvenil e infantil cuenta con abandonar la Bolsa y volver a ser la única dueña de la empresa familiar. El divorcio con la plaza Affari, donde el grupo cotiza desde hace 26 años, sirve para poner el barco a salvo de las peligrosas fluctuaciones del mercado y recobrar fuerzas. Sin embargo, los inversores les están complicando la vida a los dueños de la casa que llevó a todo el mundo sus prendas coloridas. En Milán ya se ha desatado la batalla parar forzar una mejora de la OPA.
El precio ofrecido por Edizione, verdadera caja fuerte de los Benetton, era un 15,6% superior al nivel al que cotizaba la compañía (3,98 euros) el 31 de enero, cuando el valor fue suspendido en Bolsa tras desvelarse los planes del máximo accionista. El holding familiar va a pagar un máximo de 276,6 millones de euros en el caso de que acuda a la oferta todo el capital que aún no posee. La sociedad de inversiones declara en una nota estar perfectamente dotada de liquidez como para cubrir el gasto en efectivo, gracias al apoyo de algunos institutos italianos como Banca Imi, Mediobanca y Unicredit.
“La elección del momento no podía ser más apropiada”, comenta Simone Filippetti del Sole 24 Ore.“Con el título deprimido e invirtiendo una cifra bastante contenida, la familia va a tener el control completo de una empresa que hoy la Bolsa infravalora”. La compañía Benetton posee un patrimonio inmobiliario de unos 1.000 millones de euros: más de cien tiendas en los edificios más exclusivos y caros del mundo, mientras que su capitalización bursátil es de solo 850 millones. “Con la OPA es como si los Benetton se volvieran a comprar su patrimonio inmobiliario, con descuento”, resume Filippetti.
El valor de los inmuebles supera a la capitalización bursátil
Los directivos de la empresa no hacen declaraciones y siguen encerrados en el cuartel general de Ponzano Veneto, en la provincia de Treviso. Allí —un pueblo de 22 kilómetros cuadrados y 12.000 habitantes, encajado entre Venecia y Padua—, los cuatro hermanos Benetton (Luciano, Gilberto, Giuliana y Carlo) fundaron en 1965 la empresa destinada a pasear por el mundo aquel apellido familiar.
Ponzano está en la zona más rica y productiva de Italia. Junto al distrito fabril de la población sobresalen una serie de villas construidas entre los siglos XVI y XVIII. En una de estas mansiones, Villa Minelli, cándida y señoral, en su estilo clásico, siguen abiertas las oficinas de la Benetton, como se la llama habitualmente a la empresa textil, con el artículo que delata familiaridad. Simulacro de lo que hoy es una gran multinacional, con plantas productivas muy lejanas de aquí, tiendas en toda Europa, en Rusia, en Asia y en América, dueña de varias firmas: United Colors of Benetton, Undercolors of Benetton (ropa interior), Sisley y Playlife.
La acción se ha disparado. El mercado espera una mejora de la oferta
De la Villa Minelli, plácidamente tendida en la campiña véneta, salió el miércoles un comunicado que motiva la intención del divorcio con la Bolsa italiana. “La razón de la OPA se basa principalmente en la consideración de la rápida y profunda evolución del contexto del mercado en el que Benetton opera”, explica el comunicado. “El cambio de los modelos de consumo en los mercados de referencia y la presión sobre los márgenes derivados del crecimiento del coste de las materias primas requieren una estrategia del modelo de negocio sobre el que están fundados la historia y el éxito del grupo Benetton”, añade la empresa en la nota.
La marcha de la cuenta de resultados del grupo Benetton ha emprendido una preocupante cuesta abajo en los últimos años. En 2007, las ventas del grupo se situaron en 2.085 millones de euros mientras que en 2010 (último ejercicio completo cerrado) la cifra de negocios apenas superó los 2.000 millones. En cuanto al beneficio neto del grupo, este fue de 145 millones en 2007 y de solo 102 millones en 2010.
En 2007 la facturación de la firma textil era mayor a la actual
Benetton presentará los resultados de 2011 el próximo 15 de marzo. Hasta el momento, la facturación en los tres primeros trimestres sumó 1.480 millones y las ganancias se situaron en 60 millones. La sociedad ya ha adelantado que en vista de la elevada incertidumbre de la situación nacional e internacional, no confía en aumentar su beneficio operativo en 2011. También augura que su beneficio neto “se verá bajo presión”.
De poco sirvió a las cuentas de Benetton salir en 3.000 artículos de prensa y en 600 boletines en las televisiones y en los periódicos de 60 países del mundo, con ocasión del lanzamiento de la nueva campaña publicitaria UNHATE. Las fotos retocadas del papa Benedicto besando al imán de El Cairo escandalizaron, intrigaron, interesaron, pero no ayudaron a vender más.
Para completar el opaco panorama a medio plazo, Benetton ha informado de que el próximo mes de septiembre expiran varias líneas de crédito por importe de 400 millones que espera renovar o reemplazar por otras antes de que se cumpla el plazo límite en el tercer trimestre.
La reconquista de la empresa familiar, sin embargo, no marcha sobre ruedas. “Los inversores quieren más dinero por la exclusión bursátil de Benetton”, sintetiza Filippetti. De hecho, el precio propuesto por Edizione ha sido superado por la cotización en Bolsa de los títulos. Lo que les agua la fiesta a los Benetton es una sospecha de información privilegiada: los rumores de la posible OPA dispararon el precio de las acciones antes incluso de que se presentase formalmente la oferta. La Consob, el supervisor bursátil italiano, está investigando para averiguar por qué la cotización de Benetton subió antes de la presentación de la oferta.
“El 30% de Benetton que no pertenece a la familia está en manos de centenares de inversores institucionales, y cada uno no llega al 2% del capital”, explica Filippetti. Estos inversores son sobre todo estadounidenses: el Estado de Nueva Jersey, fondos de pensiones de California, Alaska, Carolina del Norte o incluso el UAW, el poderoso sindicato de los obreros de los coches. “Todos esperan una prima más generosa para vender”. La Bolsa, que en los últimos días se ha encariñado de repente con el grupo de Ponzano Veneto, parece esperar que Edizione retoque al alza los 4,60 euros ofrecidos inicialmente.
Filippetti recuerda que lo mismo le pasó a los Benetton hace 10 años. “En el otoño de 2002, la familia lanzó una OPA sobre Autostrade, que ya controlaba en un 30%, para llegar a la mayoría absoluta. El precio era 9,60 euros, pero subió hasta 10 con la oferta ya abierta”. El ejército de pequeños inversores estadounidenses encaramados en el capital de la compañía seguro que cruza los dedos para que la historia se repita.
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