"La incertidumbre te lleva a pensar todo el rato en qué haré"
Más de 300 empleados de la factoría de ArcelorMittal en Villaverde pueden perder su empleo en breve
El pasado domingo la ansiedad pudo con un compañero de trabajo de José Antonio. Tuvo que ir al hospital. "Es la incertidumbre, estar todo el rato pensando en qué haré", explica José Antonio Piñero, trabajador por ahora de la factoría de ArcelorMittal en Villaverde (Madrid). Él y sus más de 300 compañeros todavía no forman parte de esa inmensa cola de 5,3 millones de parados. Pero si la empresa metalúrgica más grande del mundo no cambia de planes, hace apenas nueve días la dirección anunció el cierre de su planta de esta planta de viguetas, en la próxima encuesta de población activa buena parte de estos trabajadores pondrán cara a la estadística. Será el punto final de la amenaza que pende sobre los empleados de esta planta desde hace dos años. "Es como una agonía", lamenta.
Jose Antonio, miembro del comité de empresa por UGT, cuenta que desde 2009 la empresa ha encadenado un ERE de suspensión de empleo tras otro, de los que raramente ha hecho uso, pero que ha minado la moral de la plantilla. La crisis ha golpeado con crudeza a la construcción y sus aledaños, la industria auxiliar. Y eso es, ni más ni menos, lo que es la fábrica de viguetas de Villaverde. Justo el año en que se acordó el primer ERE, la planta arrojó unas pérdidas de casi 15 millones y al año siguiente de unos 16.
Hace dos años, esta planta empleaba a 400 personas, ahora a 324 que no han vuelto a sus puestos de trabajo desde el pasado diciembre. Pero José Antonio cree que detrás del cierre de Villaverde hay algo más que la crisis. "Se amparan en la caída del sector, pero es más fácil cerrar en Madrid que en el País Vasco. Aquí no se ha invertido ni un solo euro cuando ganábamos dinero, y sí que se han renovado otras fábricas", se queda este operario de 35 años, que aprovechó su trabajo a turnos de mañana o de tarde para sacarse la diplomatura de Relaciones Laborales.
"A finales de octubre se puso en marcha un ERE de suspensión temporal de empleo, y el 9 de noviembre tuvimos que volver porque nos necesitaban". José Antonio se resiste a creer los argumentos de la empresa.
Ahora la multinacional luxemburguesa, la mayor empresa metalúrgica del mundo, parece que va a ofrecer mantener el empleo a parte de sus empleados en otras plantas del grupo. José Antonio no tiene claro qué hacer si le ofrecen el traslado. "Nos han planteado la recolocación. Hoy digo que no estoy dispuesto a irme. Mi mujer es comercial de productos farmacétucios en hospitales. Mi hijo acaba de cumplir un año. Y tengo una hipoteca, la familia... Pero le das muchas vueltas a las cosas y a lo mejor mañana cambio de opinión".
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