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Vecinos sin fibra óptica

Las comunidades bloquean la banda ancha ultrarrápida

Desde el mes de marzo, todas las viviendas que se construyan incorporarán la banda ancha ultrarrápida, ya sea por fibra óptica o cable coaxial. Estas redes de acceso ultrarrápido capaces de proporcionar velocidades de más de 100 megabits por segundo -ahora la mayoría de hogares tiene 10 megas- permiten que los usuarios puedan contratar los servicios de televisión de alta definición, Internet ultrarrápido, videollamadas de alta definición, televisión en 3D, teletrabajo, teleasistencia, etcétera. Un paso más para la introducción del hogar digital en España.

El artífice es el nuevo reglamento de Infraestructuras Comunes de Telecomunicaciones (ICT) -Real Decreto 346/2011, de 11 de marzo-, por el que se aprueba el marco regulador para el acceso a los servicios de telecomunicación en el interior de las edificaciones.

El problema son las viviendas existentes. Las construidas a partir de 1998 tienen la infraestructura de ICT, aunque son de cobre y no permiten servicios de banda ancha ultrarrápida. "No tienen fibra óptica, pero sí los tubos para desplegar la fibra. El operador pide permiso y los vecinos normalmente dan su autorización. No está dando problemas", dice Guillermo Vicente, director técnico del Colegio de Ingenieros de Telecomunicaciones.

Pero el auténtico quebradero de cabeza de las operadoras son los edificios construidos antes de 1998, que carecen de cualquiera de estas infraestructuras. Las comunidades de vecinos llevan años siendo reacias a permitir la instalación de fibra óptica por parte de las operadoras. Y continúan sin dar su brazo a torcer. Telefónica, Orange, Adamo o Ufinet llevan años dándose de bruces con muchas comunidades de propietarios que se niegan a que el cableado pase por sus fachadas por una cuestión de estética.

Y eso que el cableado es totalmente gratuito, se tardan de tres a cuatro días y no compromete a ningún vecino a contratar ningún servicio. "Simplemente queda la instalación hecha por si en un futuro quieren contratar ese servicio", explica Ignacio Carro, director de fibra óptica de Orange. Y en caso de que las obras de instalación ocasionen daños estructurales en el edificio, es la empresa instaladora quien corre con los gastos. La ubicación del cableado se realiza por el mejor sitio posible, normalmente por la fachada, pero también puede ir por los patios interiores.

Pero ¿pueden los vecinos negarse? "En el momento en que un propietario pida la instalación de las redes ultrarrápidas y la comunidad esté avisada, lo podrá hacer amparándose en el Real Decreto Ley 1/1998. El acuerdo en junta no es necesario. Solo es necesario que la comunidad de propietarios se de por enterada", aseguran en el Colegio de Administradores de Fincas de Madrid.

Parece fácil, pero no lo es. "Para iniciar un despliegue de fibra óptica lo hacemos por manzanas, así que si algún edificio quiere que lleguen las redes de acceso ultrarrápido, tendrá que esperar. Vamos comunidad por comunidad pidiendo los permisos, pero si no logramos el 70%, no iniciamos la instalación porque se trata de una inversión costosa", dice el director de fibra óptica de Orange.

La negativa de un edificio bloquea toda la operación. Las redes troncales conectan cada manzana de viviendas por uno o dos puntos. Para llevar la fibra desde estos enclaves hasta cada piso hay que realizar un tendido por la fachada en todo el perímetro de la manzana y después tirar verticales en cada portal. Orange pone como ejemplo el proyecto piloto que realizó hace dos años en el distrito de Retiro. Dieciséis meses de campaña para conseguir el permiso de 13.000 viviendas. Pero apenas 3.600 dieron su aprobación y de estas solo 2.000 pertenecían a edificios continuos. "En este caso es imposible hacer el despliegue", dice Carro.

A pesar de que camina lentamente, los operadores de redes fijas y de comunicaciones móviles están diseñando sus planes de futuro con importantes inversiones en las infraestructuras de acceso ultrarrápidas. En conjunto, han anunciado inversiones que superan los 2.500 millones de euros anuales. Pero la negativa de los vecinos está dando al traste con una asignatura pendiente de España y la generación de 20.000 nuevos empleos.

Actualmente, se calcula que existe un millón de viviendas en España preparadas con fibra óptica o cable coaxial.

Para salvar el problema de las comunidades de vecinos, el Colegio de Ingenieros de Telecomunicaciones ha propuesto al Ministerio de Industria un plan renove para que estudie distintas soluciones para desplegar estas redes en los edificios y que no generen el rechazo de los vecinos.

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