El nuevo rescate reanima a Grecia en los mercados financieros
La deuda griega vive su mejor jornada desde la puesta en marcha del primer rescate y la Bolsa se dispara pero no afloja la presión en la calle
El acuerdo alcanzado ayer en la zona euro sobre un nuevo rescate a Grecia para frenar la crisis de deuda ha reanimado al país heleno en los mercados financieros. Los intereses que los inversores exigen para comprar la deuda griega están bajando rápidamente en la que es su mejor jornada desde la puesta en marcha del primer rescate, en mayo de 2010.
En concreto, la deuda griega a 10 años ofrece hoy una rentabilidad de cerca del 15%, tres puntos porcentuales menos que las máximas obtenidas en las últimas jornadas. Los bonos a cinco años pagan ahora un 16,5%, pero recientemente llegaron a ofrecer un 21,7%. La rentabilidad de los títulos de tres años llegaron al 25% despues de haber tocado un 34,6% en los últimos días. La caída más impresionante es la de la deuda de dos años, que ahora ofrece un retorno de 26% tras haber alcanzado el 39%.
La rentabilidad sigue siendo bastante más alta en los bonos a dos años, lo que demuestra que, a pesar de la mejora de la situación de la deuda griega, los inversores mantienen una dosis de desconfianza en el futuro de Grecia.
El ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, ha declarado hoy en Atenas que con el acuerdo alcanzado anoche en Bruselas para poner en marcha un segundo rescate de unos 109.000 millones de euros "se pone un fondo" al problema de la enorme deuda pública. "Nos sentimos aliviados porque se llegó a una solución ante la necesidad de afrontar totalmente el problema griego como una autoprotección del euro", ha dicho Venizelos en su primera rueda de prensa en Atenas tras el acuerdo de la eurozona.
"Es un gran alivio para la economía, que paulatinamente se traducirá en efectos en la economía real", ha añadido el ministro, aunque ha puntualizado que "eso no significa que podemos aflojar los esfuerzos".
A pesar de la aprobación del plan, los problemas de Grecia siguen lejos de un fin. Ahora, el Gobierno tiene que enfrentar la parte más difícil: poner en marcha las medidas de austeridad exigidas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional como recortes en el gasto público y subidas de impuestos. El agravante es que el Gobierno de Yorgos Papandreu tendrá que llevarlas a cabo sin el apoyo popular, que seguirá con la presión en la calle.
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