La crisis impulsa la venta de cava en Francia

Los tiempos de crisis son tiempos de oportunidades. Esta es una de las frases favoritas de muchos empresarios en los últimos años. En el mercado del cava, es un hecho. La exportación de este producto a Francia, país del champagne, creció en 2009 un 40,2%, hasta los 3,3 millones de botellas. El motivo, según el sector es que, entre los vinos espumosos, el cava tiene la mejor relación calidad-precio. Comparado con el champagne, por ejemplo, una botella de la gama más básica de una marca conocida cuesta en el país galo entre 5 y 7 euros. En el caso del champagne, está entre los 15 y los 20 euros.

"Si el cava ha crecido, no es a costa del champagne", defiende directora de la Oficina de Información del Champagne en España, Núria Gené. "Las cifras de consumo en Francia de champagne se han mantenido", añade. Haya robado espacio a otros vinos o a potenciales consumidores de champagne, lo cierto es que no sólo en Francia (donde triunfa el brut de gama media) el cava ha encontrado un nuevo nicho de clientes. En Bélgica, por ejemplo, también creció la exportación, un 57% hasta los 15,6 millones de botellas el pasado año, según cifras del Consejo Regulador del Cava. En total, se exportan 131 millones de botellas de cava al extranjero, frente a las 112 millones de champagne (pese a que se fabrican un 33% más botellas del francés que de cava, según cifras de Bureaux du Champagne).

La presencia de cava en Francia se limita en general a la distribución de botellas a través de cinco grandes cadenas de supermercados. "El reto ahora es conseguir crecer en restaurantes y en el canal gourmet [tiendas especializadas en productos de alimentación de gama alta]", dice Pere Bonet, presidente de la Cofradía del Cava Sant Sadurní y director de comunicación de Freixenet.